La tecnología puede proteger las trayectorias de los alumnos del Uruguay profundo

Una investigación de la fundación E.dúcate Uruguay ilumina aspectos de la educación rural y propone soluciones a algunos de sus desafíos.

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El paso de la escuela al liceo en el contexto rural puede ser dificil.
Foto: Darwin Borrelli.

¿Cómo hacer para que el ámbito de aprendizaje sea más grato y fructífero en un contexto rural? Eso se preguntó la Fundación E.dúcate Uruguay, una organización civil con varios años de trayectoria y destacadas acciones, además de presencia en 11 departamentos y 100 escuelas rurales uruguayas.

La fundadora y directora de la fundación, Cecilia de la Paz, explica que esa pregunta fue una de las que impulsó un estudio que llevó dos años de trabajo y que fue presentado a fines de 2024 en la Universidad Católica, con la intención de documentar un estado de situación y, a la vez, ser útil como insumo para la conversación y el debate sobre las políticas educativas.

Uno de los puntos clave de la investigación es que, como dice la directora, “el aislamiento geográfico puede repercutir sobre el aislamiento intelectual”, algo que la experencia de la pandemia demostró con énfasis.

Pero la pandemia también demostró un posible camino hacia lo podría ser una solución a este desafío: la tecnología como herramienta de apoyo a la educación. En el estudio se habla de un “ecosistema híbrido (o sea, regímenes semipresenciales) de aprendizaje en liceos y escuelas de ciclo básico rural”, especialmente para —como también se dice— “proteger las trayectorias educativas de las y los adolescentes”.

En otras palabras, aportar para que la deserción que ocurre entre la educación primaria y la secundaria en el ámbito rural disminuya. En particular, porque existe un cuello de botella en la transición de Primaria a Secundaria en ese mismo contexto.

Obstáculos a superar

Menos viajes y más clases que puedan realizarse

Uno de los problemas que menciona la fundadora de E.dúcate Uruguay Cecilia de la Paz es que en los 18 departamentos fuera de Montevideo existen “aproximadamente 1.000 escuelas rurales, pero solo 24 liceos rurales y 52 escuelas que tienen Ciclo Básico completo”.

Esto implica que para cuando se termina la escuela, hay una gran escasez de liceos para ir, lo cual lleva a tener que desplazarse, muchas veces varios kilómetros. “Todo ese esfuerzo”, acota de la Paz, “es una inversión por parte de las familias, a tres años plazo. Para muchos, ese tiempo es muy largo”.

Una apuesta a la tecnología que permita un régimen semipresencial -o sea, que el alumno no tenga que trasladarse todos los días hacia el liceo-puede contribuir a sostener la continuidad de la trayectoria académica, para disminuir la deserción, de acuerdo a una de varias conclusiones presentadas en el informe desarrollado por E.dúcate Uruguay.

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La educación rural en Uruguay enfrenta desafíos específicos.
Foto: El País.

Uno de los desafíos a atender en ese migración de un nivel educativo a otro, tiene que ver con la logística —muchas veces hay que recorrer distancias relativamente largas para llegar a la institución educativa— y el contexto familiar. De la Paz comenta que 1 de cada 3 estudiantes tiene una madre con nivel educativo únicamente primario (hay investigaciones que vinculan los logros académicos de los hijos con el nivel educativo de sus padres). “Es muy frágil la situación cuando el alumno pasa de la escuela al liceo”, comenta la directora de la fundación, de ahí que se haga hincapié en “proteger” las trayectorias educativas, para que cada vez más jóvenes puedan completar el ciclo básico.

Para eso, la investigación propone, como uno de cuatro objetivos fundamentales, la “definición de expectativas de éxito visibles”.

—¿Qué significa eso?

—Que tenemos que pensar en logros a corto, mediano y largo plazo. Y de que sean visibles no solo para el alumno, sino para el cuerpo docente y también la comunidad. De esa manera, que se consiga una satisfacción.

El centro, empero, está en el alumno o alumna, en sus potencialidades y en las actuales limitaciones para el desarrollo de su trayectoria académica.

En ese sentido, de la Paz menciona varios datos que dan cuenta de los desafíos a los que se enfrentan muchos de los alumnos. “Algo que nos llamó la atención y nos sorprendió cuando estudiamos a siete centros educativos de contextro rural, es que una mayoría de los estudiantes —65%-—nos dijeran que querían mejorar sus habilidades en comunicación, porque encontraban en eso su mayor debilidad. Uno podría pensar a priori —dados los tiempos actuales en donde todos estamos “conectados”— que justamente la comunicación sería percibida como una fortaleza, pero fue al contrario”.

Cecilia de la Paz
Cecilia de la Paz, fundadora y directora de E.dúcate Uruguay.
Foto: Daniel Galarza

Otra sorpresa: “Les dimos a elegir los temas que más le preocupaban. Y para nuestro asombro, el tema que eligieron como el que más le interesaba trabajar fue el de bullying y violencia verbal. Yo hubiese pensado que justamente eso, en el contexto rural, no sería algo tan acuciante, pero otra vez me sorprendí. Por eso es tan importante estudiar e investigar, para desmitificar”, concluye la jerarca de E.dúcate Uruguay.

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