Gabriela Koolen, La Nación/GDA
La terapia EMDR –del inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing– refiere a la desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares. Surgió a fines de la década del ochenta de la mano de Francine Shapiro, una psicóloga estadounidense que estudió a personas traumatizadas en la guerra de Vietnam y a víctimas de abuso sexual.
En sus orígenes fue diseñada para tratar el trastorno de estrés postraumático, pero desde ese entonces su uso se ha ampliado y ha demostrado una gran efectividad en el tratamiento de otras afecciones y síntomas como los trastornos de ansiedad, depresión, adicciones y otros problemas psicológicos relacionados con traumas, como fobias; trabaja sobre el sistema de procesamiento de información innato del paciente. ¿En qué consiste esta técnica?
“El EMDR se centra en ayudar a los individuos a procesar y superar recuerdos traumáticos a través de la estimulación bilateral, que puede incluir movimientos oculares, sonidos o golpes táctiles, mientras se trabaja en la reestructuración cognitiva y emocional de esos recuerdos”, dice el licenciado Gerardo Mielnik, psicólogo clínico y terapeuta EMDR certificado.
¿Cómo funciona? Mielnik señala que durante la sesión el terapeuta guía al paciente para que se enfoque en un recuerdo traumático mientras realiza movimientos oculares rítmicos u otros tipos de estimulación bilateral: seguir los movimientos de los dedos del terapeuta con los ojos o escuchar sonidos alternantes a través de auriculares.
¿Por qué genera efectos positivos este tratamiento? Aún se están investigando los mecanismos neuronales exactos subyacentes al EMDR, pero Mielnik explica que uno de los postulados señala que la estimulación bilateral, como los movimientos oculares guiados, puede facilitar la comunicación entre las redes neuronales, permitiendo una mejor integración de la información traumática en las redes de memoria adaptativa.
Esto puede conducir a una reducción de la sintomatología clínica y mejorar el bienestar del paciente, apunta el terapeuta, quien destaca que los estudios de neuroimágenes han mostrado cambios en la conectividad funcional y la activación de ciertas áreas cerebrales después de la terapia EMDR, lo cual indica su impacto en la reorganización neural.
¿En qué situaciones puede ser de gran utilidad esta técnica? “Hay muchas situaciones de la vida cotidiana que generan traumas: el acoso laboral, situaciones de bullying en la adolescencia, u otros momentos de nuestra historia personal que nos desequilibran o nos dejan en una situación de indefensión. Para sanar heridas que provienen de la historia a veces no alcanza con la palabra, y las terapias requieren de todas las herramientas de las que podamos disponer para resolver y sanar.
"EMDR sirve para la desensibilización y el reprocesamiento de situaciones traumáticas que nos han producido heridas que nos han hecho dudar de nuestra capacidad de supervivencia, de nuestra capacidad de defendernos”, dice Estela López, psicóloga clínica con veinte años de experiencia.
Señala que este método se apoya en tres pilares: la focalización en la sensación física y emocional, la palabra y los movimientos oculares o tapping. “Estas tres cosas nos hacen pensar la situación de una manera distinta. Involucran en el pensamiento aspectos de nuestra mente y de nuestro cerebro en donde empiezan a circular nuestras capacidades de supervivencia”.
López explica que la terapia EMDR reúne el recuerdo de la situación traumática dolorosa con las frases que emergen de ella, del estilo: “no pude defenderme”. Además, muchas veces, cuando recordamos una situación dolorosa aparece la angustia, pero también aparece un dolor de panza o un nudo en la garganta. “El trauma per se deja recuerdos en el cuerpo, en las emociones y en la mente. EMDR junta todas esas cosas y las reprocesa. Es como si fuera un rompecabezas que no se armó bien", dice.
Esta terapia nos da la posibilidad de juntar esas piezas y volverlas a armar. ¿Qué quiere decir esto?, que de este trauma nos tiene que quedar “sobreviví”, “hice lo mejor que pude”, “sigo adelante”, “ya pasó”, y lo recuerdo sin angustia”, afirma Estela López.
¿Cuántas sesiones se requieren? Los especialistas coinciden en que, si bien se encuadra dentro de las terapias breves, el tiempo de resolución dependerá de los tiempos de cada paciente, y la terapia EMDR puede consistir en dos sesiones, o muchas más.
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