Las distintas funciones del lenguaje que permiten que nuestro cerebro se desarrolle y aprenda

Lo que expresamos, y cómo lo hacemos, a través del lenguaje tiene un impacto directo en nuestras emociones

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Cómo expresarse a través del lenguaje.
Foto: Commons.

Los humanos contamos con una facultad única que nos permite expresarnos y comunicarnos con otros a través de un sistema de signos (sonidos, gestos, imágenes o símbolos escritos). Ese sistema de signos —estamos hablando del lenguaje— cumple con varias funciones.

Una de ellas es la función simbólica, fundamental para nuestra comunicación y comprensión del mundo. Nos permite compartir experiencias y conocimientos, transmitir ideas y conceptos abstractos, expresar emociones y sentimientos, y crear mundos imaginarios.

La función sintomática, en tanto, es la habilidad de transmitir información objetiva sobre el mundo haciendo foco en nuestra subjetividad. Las características principales de esta función son:

  • Subjetividad o nuestra perspectiva personal al realizar una manifestación.
  • Expresión de emociones.
  • Uso de la primera persona.
  • Exclamaciones y entonación, recursos que enfatizan la emoción.

Esta función nos permite dar a conocer nuestros mundos interiores y percepciones personales. A través de ella, establecemos conexiones emocionales con los demás y compartimos nuestras experiencias subjetivas.

Por otra parte, la función apelativa señala a la persona que recibe el mensaje y lo involucra directamente en la comunicación. Tiene como objetivo principal influir en otras personas, ya sea para que realicen una acción, para que cambien de opinión o simplemente para que nos presten atención.

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A través del lenguaje podemos influir sobre otros.
Foto: Commons.

En ese caso utilizamos el lenguaje con la intención de que el otro haga algo o sienta algo, el mensaje está dirigido directamente a quien lo recibe, intenta provocar una respuesta e implica un lenguaje que da órdenes, que interroga o que sugiere.

Al comprender esta función, podemos ser más conscientes de cómo nos comunicamos y cómo los demás intentan comunicarse con nosotros, no solamente en nuestra familia o en el ámbito laboral, sino también a través de la publicidad o las ventas, por ejemplo.

La comunicación es la actividad fundamental de nuestra existencia social. Tenemos una necesidad ancestral de conectar con otros, compartir experiencias, expresar nuestras emociones y construir relaciones significativas. El lenguaje, en todas sus formas, es la herramienta que nos permite establecer estos vínculos y construir la compleja red de interacciones que nos caracteriza como especie.

Entrenar la función cognitiva del lenguaje tiene una gran importancia para mejorar nuestra capacidad de expresarnos y comunicarnos de manera efectiva. Algunas estrategias y actividades recomendadas por especialistas.

  • Lectura comprensiva: Leer textos (novelas, artículos, noticias) y realizar actividades como resumir, analizar y responder preguntas sobre lo leído.
  • Escritura creativa: Escribir cuentos, poemas, diarios o simplemente expresar nuestros pensamientos por escrito.
  • Conversaciones: Participar en conversatorios, talleres y charlas sobre diferentes temas, expresando nuestras opiniones y escuchando activamente a los demás.
  • Juegos de palabras: Resolver crucigramas, sopas de letras, anagramas, etc.
  • Aprendizaje de vocabulario: Aprender palabras nuevas, buscar sinónimos y antónimos, y animarnos a utilizarlas en nuestras conversaciones.
  • Escucha activa: Prestar atención a los detalles de lo que escuchamos, como el tono de voz, las palabras clave y los mensajes subyacentes.

Entrenar el cerebro para mejorar la capacidad de expresión y comunicación requiere práctica constante y variedad de estímulos. Estas son herramientas que pueden complementar un programa de mejora:

  • Aprender un nuevo idioma para desafiar al cerebro.
  • Resolver problemas (juegos de estrategia, rompecabezas, problemas matemáticos, etc.).
  • Memorizar poemas, canciones o listas de palabras.
  • Meditar para mejorar la concentración y la atención, lo cual es fundamental para el procesamiento del lenguaje.
  • Vida social activa, ya que al interactuar con otras personas nos exponemos a nuevas ideas y formas de expresarnos.

La forma en que utilizamos el lenguaje tiene un impacto directo en nuestras emociones y en nuestras relaciones con los demás.

Al mejorar nuestro lenguaje, podemos construir vínculos más sólidos, resolver conflictos de manera más efectiva y, en última instancia, experimentar un mayor bienestar. Debemos estar dispuestos a escuchar, comprender y colaborar para que nuestra comunicación sea efectiva.

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