El mal manejo del dinero es una de las principales causas de estrés en Uruguay y el mundo. El problema trasciende niveles de ingresos y, de hecho, tiene mucho más que ver con emociones que con números. En este sentido, es importante desarrollar hábitos financieros saludables y mejorar el vínculo que tenemos con el dinero. Al fin y al cabo, como expresó la licenciada en Economía Carolina Sur, es un vínculo que nos acompañará toda la vida.
El dinero, un tema tabú.
Carolina realiza mentorías y cursos para ayudar a las personas a gestionar sus finanzas personales. En su experiencia, ha visto cómo el estrés y las preocupaciones financieras impactan en la vida cotidiana: “Hay parejas que se separan y gente que no puede dormir o concentrarse en su trabajo”, contó. Y agregó: “No soy psicóloga, así que no puedo hablar de diagnósticos clínicos, pero claramente es un tema que afecta la salud”.
Para la experta, el hecho de que no se hable abiertamente de dinero solo empeora la situación. “No sabemos cómo manejarnos y nos da vergüenza preguntar”, expuso. De esta manera, “terminamos sintiéndonos solos, cuando en realidad es algo que nos pasa a todos”. Incluso contó que dicta algunas mentorías en la noche porque sus alumnos no quieren que nadie en su casa los escuche.
El tabú que existe alrededor de este tema es el caldo de cultivo perfecto para provocar estrés y frustración. Al respecto, Carolina mencionó el rol de las redes sociales. “A los influencers les regalan muchas cosas que después uno siente que necesita, y eso nos frustra porque pensamos que esa persona puede comprarlo y nosotros no”, sostuvo.
Lo cierto es que “vemos lo que la gente gasta, pero no lo que tiene”. Así, gran parte de la frustración parte de suposiciones: “No sabemos si el otro está endeudado, si no puede dormir por las noches, si está pagando el mínimo de la tarjeta de crédito o si está viviendo con préstamos”.
Consejos para no estresarse por el dinero.
Para manejar el dinero de forma saludable, hay que lograr dos cosas: primero, tener buenos hábitos financieros; y segundo, aprender a gestionar nuestras emociones. En cuanto a los hábitos, Carolina hizo hincapié en la importancia de registrar nuestros gastos. “Hay gente que, cuando el comercio pregunta si quiere la boleta, dice que no, y no siempre es por no acumular el papel, sino también por no querer ver cuánto gastó. Eso está mal, porque lo primero es visibilizar cómo estamos”, afirmó.
Asimismo, aconsejó elaborar un presupuesto semanal para saber cuánto podemos gastar en los próximos siete días. “Eso hay que hacerlo semana a semana”, subrayó, en tanto un hábito, por definición, debe mantenerse en el tiempo.
Pero los problemas financieros “no se resuelven solamente en una hoja excel”. De hecho, puede pasar que sepamos al pie de la letra lo que tenemos que hacer, pero que no lo logremos porque hay emociones de por medio. Por lo tanto, otro aspecto fundamental es reflexionar acerca de qué representa el dinero para nosotros, si sentimos culpa cuando lo gastamos o si, por el contrario, nos rehusamos a tomarlo en serio, entre otras cuestiones.
Muchas personas construyen su relación con el dinero a partir de lo que vivieron en sus casas, señaló Carolina. Todo queda guardado en la memoria emocional: si hubo una separación o una crisis por eso, si los padres trabajaban muchísimo, pero seguían sin llegar a fin de mes, etc. En este sentido, la experta cuestionó: “¿De qué sirve enseñarte a usar el dinero si pensás que es lo peor del mundo?”
Hace algunos días, un chico le decía a Carolina que estaba arrepentido porque el domingo anterior estaba muy triste y terminó comprándose muchas cosas. En esos casos, lo primero es trabajar el sentimiento de culpa: “No tiene sentido sentirnos culpables porque las estrategias de marketing están hechas para aprovecharse de las emociones. Los expertos saben que los domingos son días en los que la gente se siente más bajoneada”, mencionó.
Luego, la clave está en detectar cuál fue el disparador que llevó a ese consumo desmedido. Si sabemos que pedimos delivery cuando estamos tristes o que compramos ropa o chocolates cuando nos peleamos con nuestra pareja, podemos estar más atentos cuando vuelvan a darse esas situaciones, explicó Carolina. “Eso nos permite probar otras estrategias, como salir a caminar, respirar hondo o hablar con un amigo. El disparador siempre estará, pero podemos cambiar la conducta”, puntualizó.
Empoderarse.
Al tener buenos hábitos financieros y aprender a gestionar las emociones, el estrés respecto al dinero comienza a bajar. Carolina (Instagram: @holasoycaro) ha visto que, como resultado, suben las ganas de generar más dinero y de ahorrar. Es un círculo virtuoso.
Además, menos estrés y preocupaciones llevan a mejorar la relación con uno mismo y el entorno. Incluso “hay gente que empieza a ir al gimnasio o hacer alguna cosa que siempre quiso hacer”, comentó la experta. Y añadió: “Ganan energía y ganan horas de sueño”.
El cambio es paulatino. “Hay que empezar de a poquito, hasta que un día te das cuenta de que no necesitás comprarte esto o lo otro para ser feliz”, finalizó.