Las ventajas de ser optimista "a propósito": un acto de valentía, una forma de resistencia

La próxima vez que te enfrentes a un obstáculo, recordá: el optimismo no solo te hace más feliz, sino que también te prepara mejor para superar los desafíos.

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Las ventajas de ser optimista "a propósito"
Las ventajas de ser optimista "a propósito"
Foto: Freepik

Por Ricardo Melo (*)
Se suele decir que “el optimista es un pesimista mal informado”. En un mundo que parece inclinarse hacia el pesimismo, ser positivo no es solo un acto de valentía, sino una forma de resistencia. Es elegir vivir plenamente, incluso cuando las circunstancias no son ideales. Porque, como decía Nietzsche, “quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.

Desde su mirada, el optimista es una persona fuerte. En cambio, el pesimista es una persona débil, rendida ante la adversidad. El optimista es una persona que construye y avanza a pesar de los obstáculos, no trata de ignorar las dificultades, sino de enfrentarlas con una postura positiva que busca soluciones, oportunidades y aprendizajes.

La negatividad del pesimista funciona más como una excusa para evitar la responsabilidad sobre la propia vida. Las personas fuertes y optimistas tienen el deseo de crecer aún en las dificultades, mientras que las pesimistas, ante las dificultades, tienden a decir “no se puede”, “ya está”, “es así”, “es imposible”.

Nietzsche hablaba de la “afirmación de la vida”, un concepto que desafía la tendencia de la sociedad moderna a centrarse en el pensamiento crítico y la negatividad. En lugar de enfocarnos en lo que no funciona, ¿por qué no dedicar nuestra energía a lo que queremos lograr? Decirle sí a la vida significa aceptar los desafíos, aprender de ellos y seguir adelante, con la certeza de que incluso los momentos difíciles tienen un propósito en nuestro camino de crecimiento.

Este enfoque también mejora nuestras relaciones, salud y desempeño laboral. La clave está en entrenar nuestra mente para buscar lo bueno, tal como lo haríamos al jugar Tetris: encajando piezas en lugar de enfocarnos en los espacios que están vacíos.

Pensar en positivo ayuda a vivir mejor. Hombre joven optimista
Pensar en positivo ayuda a vivir mejor
Foto: Freepik.

Ser positivo “a propósito” implica hacer la elección de aportar en lugar de objetar; valorar en vez de criticar; observar los obstáculos con una perspectiva que nos permita avanzar, crecer y disfrutar del proceso. En palabras sencillas, es aprender a mirar lo que funciona, lo que sí es posible, y construir a partir de allí. Porque el éxito no llega como resultado del sacrificio constante, sino como consecuencia de encontrar felicidad en el presente.

Investigaciones que lo avalan:

  • Universidad de Harvard: Una actitud positiva reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30-40%.
  • American Sociological Association: Las personas optimistas tienen un 23% más de probabilidades de tener relaciones duraderas.
  • Clínica Mayo: Las personas optimistas tienen niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés.

La idea de disfrutar de nuestras actividades diarias, incluso las más rutinarias, es revolucionaria porque rompe con la narrativa tradicional del esfuerzo agotador como camino hacia la felicidad. En lugar de esperar un futuro ideal, el compromiso está en valorar el presente y crear un entorno que nos haga querer regresar a casa, al trabajo, con nuestra pareja, amigos o a cualquier espacio en el que decidamos estar.

El pensamiento positivo no niega el dolor o las dificultades, sino que los integra como parte de un proceso necesario. Esto nos lo hace reflexionar el “eterno retorno” de Nietzsche, donde plantea a través de una pregunta ¿Qué harías si tu vida, con todas sus alegrías y sufrimientos, tuviera que repetirse eternamente? ¿Aceptarías este destino con alegría o con rechazo?

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Cinco hábitos para mayor felicidad.
Foto: Needpix.

Esta pregunta es una herramienta para evaluar nuestra conexión con la vida diaria, con las pequeñas decisiones, elecciones, no decisiones y no elecciones que hacemos: ¿Vivimos de una manera que quisiéramos repetir infinitamente? Vivir cada día como si fuera digno de repetirse eternamente refuerza la idea de afirmar cada instante, incluso en su imperfección.

Como dijo Rainer M. Rilke, poeta (1875-1926): “Si la vida cotidiana parece pobre, es porque falta la capacidad de encontrar riqueza en ella”.

La próxima vez que te enfrentes a un obstáculo, recordá: el optimismo no solo te hace más feliz, sino que también te prepara mejor para superar los desafíos. Divertirse es tan importante como trabajar, porque el éxito y la felicidad no son destinos, sino caminos que recorremos día a día.

(*) Ricardo Melo es coach especializado en alta productividad. Codirige Líder Coach Profesional junto a Samuel Stamateas.

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