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Algunos centenarios logran tener una mente más joven que su propio cuerpo: mantienen razonamientos lógicos durante juegos y son ágiles al dar respuestas inteligentes. Pero, ¿cómo es esto posible? Según un estudio publicado en la revista científica Science Advances, el secreto está en no abandonar las habilidades cognitivas a lo largo de la vida.
"Un hallazgo central de nuestro análisis es que los perfiles de habilidades por edad difieren significativamente según el uso de estas habilidades. Este descubrimiento está estrechamente relacionado con la investigación psicológica y neurocientífica que muestra que el envejecimiento cognitivo no es inevitable, sino que depende de factores del contexto social y cultural, así como del comportamiento y la genética de los individuos", explican los autores del estudio.
Los científicos descubrieron que utilizar frecuentemente habilidades como la lectura, el habla y el cálculo garantiza que estas no se atrofien. Esto puede lograrse leyendo un artículo o texto con base científica, para lo cual son necesarias tanto la interpretación de textos como la concentración durante la lectura. Otras actividades cotidianas beneficiosas incluyen hacer planillas de gastos mensuales para el supermercado o incluso leer un correo electrónico más largo.

Con el tiempo, las habilidades cognitivas tienden a declinar como parte de los cambios causados por el envejecimiento natural. Por ello, el equipo investigó los resultados de pruebas de habilidades individuales realizadas a participantes alemanes, así como datos de muestras poblacionales representativas de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para compararlos.
Como resultado, observaron un aumento notable en las habilidades de alfabetización y cálculo alrededor de los 40 años, seguido de una disminución leve en la capacidad de lectura y escritura, y una caída más pronunciada en la capacidad para manejar números.
Otro punto destacado por los investigadores es que las habilidades declinan en edades más avanzadas solo en aquellos cuyo uso de estas habilidades está por debajo del promedio. Un ejemplo claro es que las personas con empleos de alto nivel y educación superior logran mejorar su cognición incluso después de los cuarenta años.
Por otro lado, las mayores pérdidas se observaron en mujeres, quienes muestran un deterioro particular en su capacidad para manejar números y cálculos.
"Las competencias cognitivas de la población, como la alfabetización y la aritmética [capacidad de usar números], son importantes no solo para los ingresos individuales, sino también para el crecimiento económico de los países. Como resultado, el envejecimiento de las poblaciones mundiales representa una preocupación económica si los declives comúnmente asumidos de estas competencias con la edad persisten", explican los autores.

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