La Nación / GDA
Es considerado un gurú en temas de comportamiento humano y bienestar. Robert Waldinger, un experto en psicología positiva y profesor de la Universidad de Harvard, reconocido por sus investigaciones sobre la felicidad y el bienestar humano, reveló en su última publicación científica que la clave para alcanzar una vida plena y satisfactoria reside en la calidad de las relaciones personales.
Su enfoque en la importancia de las relaciones interpersonales dio lugar a un estudio que marcó un hito en la ciencia del comportamiento: el Estudio de Desarrollo Adulto de Harvard, un ambicioso proyecto que siguió la vida de miles de personas durante más de 80 años.
Este estudio demostró que las personas que mantienen relaciones cercanas y saludables viven más tiempo y se sienten más felices. La evidencia científica que respalda esta afirmación es contundente: las conexiones sociales no solo mejoran la salud mental, sino también la salud física.
Para el especialista, una buena relación se basa en tres pilares fundamentales:
- Ser uno mismo
- Sentir que se recibe apoyo tanto como se da
- Sentir seguridad emocional.
Estos cimientos permiten que las relaciones sean auténticas y duraderas, algo que Waldinger considera imprescindible para la felicidad a largo plazo. “La clave radica en ser genuinos, sin necesidad de ocultar partes de nuestra personalidad, y en crear un espacio de apoyo mutuo donde ambas partes se beneficien emocionalmente”, explicó en una entrevista dada a El Confidencial Digital.
Reflexiones y consejos prácticos sobre la felicidad
Una de las sorpresas más grandes del estudio fue el hallazgo de que las personas que mantienen relaciones cercanas con otras se conservan más sanas a medida que envejecen y viven más años. Según Waldinger, tener buenas relaciones sociales puede ser una fuente de felicidad y apoyo, algo que contribuye a una vida más plena y saludable.
Otro aporte sorprendente es que solo el 10% de nuestra felicidad depende de las circunstancias externas, como el dinero o la fama. El 90% restante está determinado por las actitudes y acciones. Waldinger sostiene que la felicidad es algo que se puede aprender y cultivar con el tiempo, no un logro instantáneo, sino un proceso gradual que requiere paciencia y perseverancia.
A lo largo de sus investigaciones, Waldinger también destacó la importancia de aceptar los cambios en la vida. Las transiciones, tanto personales como en el entorno, deben ser vistas como oportunidades de crecimiento. Cambiar nuestra perspectiva frente a los desafíos y aceptar tanto nuestras transformaciones como las de quienes nos rodean son pasos esenciales para lograr la felicidad.
Este concepto es particularmente relevante para los jóvenes, quienes, según el experto, a menudo asocian la felicidad con la riqueza y la fama. Sin embargo, los estudios muestran que estos objetivos son, en muchos casos, metas equivocadas.
Waldinger ofrece consejos prácticos para fortalecer las relaciones personales y, por ende, la felicidad. Según el profesor, no se trata de gestos grandiosos, sino de pequeños actos cotidianos: un mensaje, una llamada telefónica o un correo electrónico pueden marcar la diferencia en el mantenimiento de los vínculos afectivos.
Estos detalles ayudan a mantener a las personas queridas cerca, lo que refuerza la sensación de seguridad emocional y apoyo mutuo.
La felicidad es un proceso, no un destino
El especialista invita a reflexionar sobre la importancia de cambiar nuestras prioridades. Asegura que la verdadera felicidad no se encuentra en la acumulación de bienes materiales ni en la fama, sino en las relaciones humanas y el cuidado de los vínculos afectivos. En su experiencia, las relaciones son el pilar de una vida feliz, y por ello, las personas deben poner especial atención en cultivarlas.
El mensaje de Waldinger es claro y es un buen recordatorio en el contexto de las fiestas de fin de año: las relaciones humanas son la base para una vida feliz. Ya sea en la familia, la pareja o las amistades, cuidar esos lazos afectivos es fundamental para lograr el bienestar. La felicidad no es un destino final, sino un viaje que requiere dedicación y conciencia.
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