Business Insider publicó una nota titulada Looksmaxxing: la nueva tendencia en Tiktok para hombres jóvenes que quieren verse bien”. En el artículo que se editó en noviembre, se analizó: “Los ‘looksmaxxers’ intercambian consejos sobre cuidado de la piel, estilos de peinados e incluso ejercicios con la lengua para definir la línea de la mandíbula”.
El término looksmaxxing engloba a varias prácticas destinadas a mejorar la apariencia de los varones jóvenes. Ya no alcanza con hacer ejercicios para aumentar la masa muscular, comprarse ropa que realce algunas de las cualidades físicas y cuidarse con cosméticos. Ahora hay que intentar definir una quijada más prominente, a lo Ben Affleck o Timothée Chalamet, como los ejercicios con la lengua que menciona el artículo de Business Insider.
Esos ejercicios son conocidos como “mewing”. El término viene del verbo mew, que es maullar, aunque no tiene nada que ver con imitar a un gato. Puede consultarse cómo hacer esos ejercicios en Tiktok escribiendo #mewing, que tiene casi 10.000 millones de visualizaciones.
Pero hay más. Dentro del looksmaxxing también se habla de cómo conseguir “ojos de cazador” entrenando los músculos que rodean al ojo (además, hay que evitar usar los músculos de la frente). Eso se consigue haciendo “eyepulling”.
Otro ejemplo es “bonesmashig”: pegarse con el puño y “fuerza moderada” en los huesos faciales para obtener un rostro más “cincelado” y definido (en Tiktok hay videos que, por las dudas, advierten que hay que golpearse con la mano y no con objetos contundentes como un martillo).
Los procedimientos no se agotan acá, pero todo esto forma parte de la variante más natural o light del looksmaxxing. Por supuesto que hay una versión más radical de este fenómeno, que incluye inyecciones de bótox y/o colágeno en el rostro, cirugías plásticas y otros procedimientos médicos. Eso, que antes era algo que predominantemente hacían personas ya entradas en años para verse más jóvenes, ahora llegó a los jóvenes, que quieren verse más “bellos”.
Los orígenes de esta moda son a veces atribuidos a la subcultura incel (por “involuntariamente célibes”), o sea aquellas comunidades de varones jóvenes que no pueden (o sienten que no pueden) acceder a una relación sexoafectiva con una mujer.
Un artículo de The New York Times, se refirió al surgimiento de esta tendencia como algo proveniente de ese submundo: “El término looksmaxxing tiene sus raíces en los foros de incels y la ‘manosfera’, que atribuyen en gran medida el éxito romántico a las percepciones de las ventajas genéticas que poseen los hombres altos y musculosos.
Varios de los foros dedicados al looksmaxxing sostienen que el sexo es un juego complicado de persuasión y subterfugio, que se gana a través de trucos especiales y conocimientos ocultos. Pero en los últimos meses, la idea central de looksmaxxing alcanzó la velocidad de escape hacia la cultura más amplia de los jóvenes en Internet”.
La nota de The New York Times menciona el caso de Dillion Latham, un tiktoker con 1,3 millones de seguidores que es como una “autoridad” en este campo. El muchacho es tan joven que aún tiene acné, pero eso no le impide dar consejos de belleza masculina.
Solo ese simple hecho debería ser suficiente para darse cuenta que, más que una piel lozana o cualquier otra característica externa, lo que más importa es la actitud. O mejor dicho: la confianza en sí mismo. Pero si hay algo que escasea en la adolescencia, eso es la confianza en la suficiencia propia.
Otra teoría para explicar el looksmaxxing podría ser que una vez conquistada la subjetividad femenina, la industria de la belleza —en esta nota, un término paraguas que abarca la industria cosmética, de la moda, el cine, la publicidad y las redes sociales— puso su mira en el joven varón.
A ellas ya se las tiene cautivas desde hace años, pero aunque el avance sobre la subjetividad y autoestima masculina no es ninguna novedad (hay toda una constelación de medios y marcas dedicadas a ciertos ideales de belleza masculina), parecería que aún quedan territorios para extraer lucro. Como entre los varones jóvenes, aterrorizados por quedar fuera del “juego de apareamiento” y convertirse en un incel.
Aquello de que “siempre hay un roto para un descosido” parecería haber sido invalidado por Tiktok e Instagram. Los rotos, o los descosidos, en vez de buscarse y encontrarse asisten vicariamente a los juegos de apareamiento de los demás, relegados a ser meros espectadores en vez de participantes.