Por Tatiana Scherz brener

Mario Alonso Puig dedicó su vida profesional a la salud de las personas. Comenzó su carrera como médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo y luego se apartó del quirófano para meterse de lleno en la investigación sobre temas de desarrollo personal y profesional.

El 21 de marzo llegará a Uruguay por primera vez con su conferencia ¿Por qué caminar si puedes volar? Descubre tu verdadero potencial y haz realidad tus sueños. “Hay muchas personas que están buscando formas de salir de sus angustias y conflictos, y todo lo que pueda descubrir y compartir al respecto es lo que marca el sentido de mi vida”, sostuvo el autor y conferencista que tiene casi un millón de seguidores solo en Instagram.

— En su charla hablará sobre lo que creemos ser y lo que somos en realidad. ¿Qué significó para usted ese cambio de perspectiva?
— En el pasado creía que era una persona limitada por lo que mis sentidos físicos y mi razón me decían que era real, y por lo que mi experiencia me decía que era posible o no. Ahora soy una persona abierta a que hay una realidad mucho más profunda, una realidad que mis sentidos físicos no pueden captar y que, sin embargo, es absolutamente real. Ahora soy una persona abierta a explorar hasta qué punto lo que nos parece imposible puede hacerse posible y, desde luego, una persona que busca ir más allá de lo que nuestra experiencia y nuestra razón consideran que puede ser. Soy consciente de la cantidad de conflictos personales que existen por la baja autoestima, y todo lo que ayude a otros a creer más en sus posibilidades, a valorarse más y a quererse más, me interesa muchísimo.

— Otro de los puntos que tratará se llama ‘Curvando la realidad; lo imposible hecho posible’. ¿Qué significa eso?
—Esto solo puede entenderse con unas pequeñas pinceladas de física cuántica. La mecánica clásica considera que el mundo exterior e interior están separados, es decir, que lo que sucede dentro de mí no tendrá ninguna influencia en lo que sucede fuera de mí. Sin embargo, la física cuántica demuestra que eso es pura ilusión. Hay un estudio muy conocido que es el experimento de la ranura, en el cual se ve que tu forma de observar afecta lo observado; el electrón puede ser partícula u onda dependiendo de tu grado de observación. Esto quiere decir que la mente humana es tan poderosa que, cuando cambiamos determinados aspectos de nuestro interior, eso repercute en lo que sucede en el exterior. Yo lo llamo ‘curvar la realidad’, es decir, acceder a un plano de la realidad que está más allá de los sentidos, pero que luego se manifiesta en el mundo físico.

— ¿Cómo impacta eso en nuestra salud?
— Cuando una persona se siente víctima de las circunstancias y cree que no puede hacer nada para cambiarlas, activa una parte del sistema nervioso que se llama sistema nervioso simpático. Este sistema es indispensable para nuestra supervivencia, pero cuando está activo de una forma sostenida produce un desgaste enorme en los tejidos y es causante de enfermedades. Por el contrario, cuando uno siente que puede dar respuesta a lo que le sucede y que lo que hace sí tiene un impacto, sale de ese papel de víctima y se regula mucho mejor el sistema nervioso vegetativo, que es parte del sistema nervioso simpático. También activa el sistema nervioso parasimpático, que está más asociado a la confianza y la tranquilidad. De esta manera, simplemente considerando que no estamos separados del Universo, podemos vivir con muchísima más serenidad. El propio Albert Einstein decía que la pregunta más importante que podemos hacernos es si vivimos en un universo hostil o en un universo amigable. Un universo hostil es uno en el que no puedo intervenir y que hace conmigo lo que quiera, pero un universo amigable es uno que se deja influir por mí.

— Uno de sus libros se llama 365 ideas para una vida plena. ¿Qué actitudes diarias le ayudan a experimentarla?
— Hay varias cosas que tengo que trabajar en el día a día. Primero, alejarme de todo aquello que me roba energía, como las noticias negativas. Ya sé cuáles son los desafíos del mundo y no tengo que estar bañándome constantemente en ello. Así que lo primero que toca hacer es gestionar bien lo que entra en mi mente. Segundo, tengo que saber dónde pongo mi atención, es decir, qué va a ser importante para mí ese día. Normalmente esas prioridades tienen que ver con hacer algo para ayudar a otras personas, ya sea comprenderlas, mostrarles algo nuevo, reducir su ansiedad o pasar un rato agradable juntos, y también con abrirme a que el Universo me guíe para que haga lo correcto sin dejarme arrastrar por las tentaciones o las amenazas del ego. Cuando siento que tiendo a reaccionar ante algo porque me incomoda o me molesta, paro y busco aquietar mi mente y abrirme a la posibilidad de que hay una realidad más profunda que la que estoy viendo. Algunas veces me atrapa la reacción, pero otras me calmo y desde esa quietud la situación cambia por completo. Es un entrenamiento diario.

— ¿Esta conferencia puede ser la respuesta para aquellas personas que están buscando un camino de sanación?
— Todos necesitamos en mayor o menor grado una sanación que a veces es física, a veces es mental, a veces emocional y muchas veces es todo junto. Como cirujano, siempre recomiendo que si una persona tiene una dolencia física trabaje su mundo emocional, que puede ser la causa de esa dolencia física, pero que no deje de consultar a un profesional de la salud. Estas cosas hay que abordarlas desde ambos ángulos.