A Pedro Cornejo, “Perico”, como lo llaman todos, lo arrastraron a una conferencia sobre motivación y disminución del estrés. Fue su esposa, Marina Zambrana. Él protestó, pensó que no le iba a servir para nada. Pero no imaginaba que ese sería un antes y un después en la vida de los dos, y en la de miles de personas que han pasado por las conferencias de Mentes Expertas, la organización que crearon en España en 2010 y que difunde en conferencias de destacados expertos su mensaje de “optimismo realista”.

“Yo era muy melón, era muy cabezón y decía ‘eso es una chorrada’. Pero tuve que pedirle perdón a mi mujer”, contó Perico a El País en una entrevista que se dio poco después del anuncio de que, por primera vez, Mentes Expertas estará en Uruguay. Será el 1° de noviembre, en el Teatro El Galpón, con la conferencia de Víctor Küppers. Y aunque todavía no llegaron, ya saben que volverán: “Una vez que empezamos no paramos”, dijo, y para 2025 aseguró que llegarán nombres de la talla de Marian Rojas Estapé, Enrique Rojas, Pilar Sordo o Emilio Duró, entre otros.

El corazón de Mentes Expertas son las charlas de los expertos, el buen relacionamiento que hay entre ellos y los anfitriones -Perico y Marina-, las risas y la alegría con la que “animan a comprender que, en la vida, todo es cuestión de actitud”. “En Mentes Expertas nos hablan desde distintas perspectivas sobre cómo cuidar nuestra salud mental y cómo ir por la vida con actitud. Nos hablan de cosas que ya conocemos todos y que sabemos que nos hacen bien, pero que es muy difícil poner en marcha. Y esa es la diferencia: puedes saber, pero si no haces, no avanzas en tu mejora personal”, resumió.

Foto: Difusión

De todos modos, no se trata solamente de escuchar mensajes positivos, sino que hay una base científica y médica que se sustenta, por ejemplo, en lo que trabaja la psiquiatra Rojas Estapé, que es lo que se estudia sobre psicología positiva en Harvard o Yale.

—¿Y eso cómo se puede aplicar?
—“Ellos estudian por qué hay personas que, a pesar de lo que les pase en la vida, siempre muestran buena actitud, y personas que lo tienen todo, que no les ha pasado ningún drama, pero van cabreados por el mundo. Muchas veces pasa con las personas que tienen mucha riqueza. A un consejo de administración de una de las empresas más grandes de España, la gente va enfadada, y son personas que viven desahogadamente. Pero está demostrado que la felicidad o el bienestar personal no viene por el dinero, sino por cómo afrontas la vida. Y eso es porque la felicidad no es un estado, sino una actitud.
Hay gente que nos dice que las conferencias son magníficas, pero ¿después qué? Y después hay que ponerse a trabajar, porque tendrás que valorar si no merece la pena mejorar tu actitud. Si eres una persona triste y antipática con tus seres queridos, cambiar para hacerlos a ellos más felices, y eso es un bumerán. Está probado que la gratitud, la humildad, ser buenas personas, nos vuelve. Si ayudas en una ONG, sales satisfecho porque eres consciente de que estás haciendo algo bueno, y es gratis. Dar amor es gratis y recibes más de lo que das. Ser buena persona es gratis y siempre recibes más de lo que das. Es una filosofía de vida.

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—Mentes Expertas va un poco contracorriente, en un mundo en que los humanos estamos cada vez más encerrados, más solos.
—Esto se trata de volver a los valores de los que ya hablaba Aristóteles en el 300 a.C. A los valores de nuestros abuelos, de una generación que no vivía con prisa, ni con teléfonos móviles, saturados de noticias. Hoy vende mucho más una mala noticia que una buena, nos encantan los dramas.

—Y hay una tendencia a pensar que el positivo es ingenuo, es tonto.
—¡Tal cual! En una empresa, el que está sonriendo y siempre feliz, es del que el jefe sospecha que no está trabajando. Y el amargado o solitario es el que todos consideran que trabaja bien. Víctor Küppers siempre dice que las empresas deberían plantearse que una persona que tiene sentido del humor, que mejora su actitud y la de quienes lo rodean debe tener un plus en la nómina, porque ayuda a mejorar el ambiente y la convivencia.

Pero no diría que vamos contracorriente, porque hablar ahora de valores, igual que la psicología positiva, es un movimiento que la sociedad está reivindicando. ¿Por qué se llenan estas conferencias? Porque todos queremos mejorar como personas, queremos mejorar nuestro día a día.

—¿La pandemia tuvo que ver con esto?
—El covid no ayudó, hizo más daño. Yo tengo tres hijos pequeños y a estos niños los han tenido un año y medio desconectados de la sociedad, volcados en las tablets, en el teléfono y en toda esa tecnología, que es muy buena si la usas bien, pero que se está demostrando que hace muchísimo daño. De hecho, Marian Rojas, habla de daños neuronales.
Y tras la pandemia, hemos observado un aumento brutal de las personas que tienen esa inquietud, que necesitan escuchar mensajes de un optimismo realista. No se trata de ir 24/7 felices por la vida, pero sí de relativizar. Es verdad que todos tenemos problemas, es verdad que los trabajos se han complicado, que vivimos una época convulsa a nivel geopolítico, que las noticias casi siempre son malas, pero también vivimos en la mejor época para vivir de la historia de la humanidad.
Se trata de poner el foco en lo que es de verdad importante en la vida. Y si sientes que las personas te admiran y te quieren por el coche que tienes, perdón, entonces tú eres tonto. Las personas te quieren y te admiran por cómo eres y si eres buena persona te van a querer. Entonces, esto es pararte y poner en perspectiva todo lo que tienes alrededor.
Y otra cosa muy importante es poner en valor que hay cosas que están fuera de tu alcance y aquello que está fuera de tu alcance lo tienes que relativizar y seguir viviendo de la forma más digna que puedas.

—¿Mentes Expertas tiene una conexión uruguaya?
— La abuela de mi esposa, Mama Chola, que se llamaba Isabel, vivía en Uruguay y en 1930 y tantos se vino en barco a Europa. La acompañaba su hermana pequeña y los nazis, en Asturias, hundieron el barco y falleció la niña. Ella tuvo siempre un montón de dramas, pero siempre tuvo una actitud positiva. Recuerdo a esa mujer que, a sus 92 años bailaba Charleston, siempre iba con su falda ceñida, con sus labios pintados y desprendía un karma distinto. Y su madre es igual y ella es igual, es genético.