Laura Espinoza Busato, El Comercio/GDA
El miedo al abandono es un temor complejo y de los más comunes, que está relacionado con experiencias ocurridas durante la infancia o en los primeros años de desarrollo. Las personas que viven con esta herida pueden tener dificultades para mantener relaciones sanas y estables con los demás.
“El miedo al abandono es la expresión presente de un trauma infantil. Muchas personas han sido abandonadas de pequeños, por alguno o ambos progenitores o una figura importante en su crianzaa. También puede desaparecer de forma inesperada, como es el caso de suicidios, muertes repentinas o, incluso, encarcelamientos, etc”, explica Humberto Briceño, psicoterapeuta humanista y especialista en salud intercultural.
El experto añade que lo importante es reconocer este sentimiento subjetivo en el niño, niña o adolescente. De permanecer en el tiempo, puede convertirse en un patrón de personalidad poco sano al vincularse, como la dependencia, la evitación o el narcisismo.
¿Cuáles son las causas del miedo al abandono?
Sarela Quiróz, psicoterapeuta y directora del centro Yo Puedo, explica que en los primeros años de vida es indispensable cubrir las necesidades emocionales básicas para un óptimo desarrollo. “Si no hay una atención a la necesidad de llanto del bebé o a los miedos, empieza a sentir inseguridad”, indica.
“Si a esto le sumamos experiencias en las que el padre o la madre no están presentes, puede ir formándose esta sensación de abandono. La situación es peor si los padres están presentes y simplemente ignoran al niño o niña”, añade Quiróz.
¿Cómo reconocer el miedo al abandono en los niños?
Según Quiróz, el miedo al abandono puede presentarse de las siguientes maneras:
- Desesperación cuando uno de los padres demora en cargarlos o tomarlos de la mano.
- Sensación de angustia.
- Conductas vulnerables como inhibición, aislamiento, desprotección.
- Alteraciones del sueño.
- Disminución del apetito.
- Falta de expresión y/o espontaneidad.
- Poca capacidad de expresión afectiva.
- Necesidad de satisfacción inmediata.
- Baja conexión emocional.
- Difícil interacción con otros.
- Falta de reciprocidad de acciones.
¿Cómo evitar que un niño desarrolle miedo al abandono?
Finalmente, la psicoterapeuta nos da algunos consejos para que los padres de familia tomen en consideración y así eviten que su hijo se sienta abandonado:
Si algún padre ha fallecido o tiene que viajar: El padre o la madre presente no pueden desaparecer del entorno o del espacio de sus hijos sin ninguna explicación. Siempre deben transmitirle información que le brinde seguridad y cariño.
Si hay mucho trabajo de por medio: Deben darse el tiempo para jugar, cenar o pasar un pequeño tiempo de calidad con los menores. De no dar el tiempo a sus hijos, puede consolidarse un vínculo superficial.
Consolidar el vínculo con el menor: Los vínculos se trabajan y construyen. Para evitar que el niño se sienta mal, los apoderados o padres deben hacer que este se sienta querido y respetado mediante el soporte emocional.
Estar presentes en los momentos importantes de la vida de los menores: Festividades como Navidad, cumpleaños o las actividades que involucren el colegio, actuaciones, reuniones de padres, etc.
Compartir momentos en familia: Estos pueden ser a la hora del desayuno, almuerzo o cena, sin distractores como celulares o televisión. Permitir que el menor comparta sus experiencias en el colegio o en algún otro lugar.
Involucrarse en su mundo: Tratar de compartir juegos y actividades que le gusten al menor por más que como adultos no disfrutemos.
¿Cómo es el miedo al abandono en adultos?
Cuando un adulto tiene miedo al abandono, puede ser complicado de reconocer. Por ello, Briceño nos señala algunas características.
Cada persona reacciona de una manera diferente, pero quien revive el trauma del abandono se siente igualmente desprotegida que un niño cuando alguien se aleja o tiene que cortar un vínculo. Por ejemplo:
- No actúa como un adulto en esos momentos.
- Piensa que el alejamiento del otro le quita su valor propio.
- Se siente inseguro, ansioso y estancado ante este evento.
- Tiene relaciones superficiales de pareja en las que no se puede estar tranquilo.
- Presenta dificultad para desarrollar habilidades sociales.
- Puede experimentarse dependencia emocional o conductas adictivas, marcadas por el vacío existencial e impulsividad por llenar este vacío.
“Una experiencia que puede ser dolorosa e incómoda para otros, en la persona con herida del abandono es vivida como intolerable y razón suficiente para suspender su vida o perder el equilibrio anímico necesario para continuar”, destaca el especialista.
Y agrega: “Las personas que cargan con este miedo suelen someterse a situaciones de abuso y violencia para evitar revivir el momento de abandono. Se quedan en el vínculo aún si se sienten pisoteadas, maltratadas o no correspondidas. Suelen ser los otros quienes sueltan, los otros son los que se van, asegurando así la repetición del trauma”.
Consejos para superar el miedo al abandono.
Finalmente, Briceño brinda algunas recomendaciones para sobrellevar este trauma:
1. Asistir a terapia: En la terapia se explora lo que hay detrás de los malestares. El trabajo psicoterapéutico frente al abandono es importante. Admitir que uno no puede solo con este miedo es un primer paso. El siguiente es entender que ninguna otra persona va a llenar ese vacío. Es recomendable llevar un apoyo psicoterapéutico, ya que es difícil verse a uno mismo en estas heridas.
2. Disfrutar de estar con uno mismo: No depender de otros para tener un gran día.
3. Disfrutar de las personas que nos rodean: No depender solo de la pareja ni convertirla en una dimensión que invade todo lo demás de nuestra vida.
4. Evitar vínculos ambiguos: Se necesitan vínculos claros.
5. Entender la razón detrás de la desaparición o alejamiento de algún miembro cercano: Puede ayudar realizar una lectura, desde una mirada adulta y madura, de la dinámica familiar que nos tocó vivir.