O Globo - GDA
Investigadores de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, probaron una técnica para monitorear los niveles de estrés en jóvenes de 14 a 16 años durante un tratamiento dental y comprobaron que no es una exageración, sino que realmente se estresan más con los anestésicos inyectados en la boca antes de una extracción dental.
Los resultados del estudio, que aún es piloto, fueron presentados durante el congreso en curso de la Academia Europea de Odontopediatría (EAPD) en Gotemburgo.
"Los pacientes niños y adolescentes no siempre tienen la capacidad o la confianza suficiente para transmitir experiencias negativas durante el tratamiento odontológico. Paralelamente a esto, sabemos que un número significativo de ellos considera los exámenes odontológicos invasivos y estresantes, ya sea por miedo o dolor", dice Larisa Krekmanova, investigadora en odontopediatría, pedodoncia, en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo.
El estudio incluyó a 34 pacientes que fueron sometidos a un examen odontológico regular (20 pacientes) o a un tratamiento invasivo (14 pacientes) que involucraba inyecciones anestésicas y extracción de molares sanos, muchas veces en varias consultas, junto con tratamiento ortodóntico.
Durante el tratamiento, los participantes colocaron en sus manos un dispositivo para recopilar datos sobre los movimientos y el sudor medidos a través de las propiedades eléctricas de la piel.
Los resultados muestran que los participantes que realizaron exámenes dentales regulares presentaron picos de estrés dispersos, mientras que aquellos que fueron sometidos a tratamiento invasivo se estresaron significativamente más durante períodos más largos, siguiendo todos un patrón claro.
Se registró algo de estrés cuando el dentista colocaba las manos en la boca del paciente y era examinado en el espejo. Sin embargo, estos niveles de estrés se dispararon cuando se administraba la anestesia. Es entonces cuando los movimientos de las manos y la transpiración alcanzaban su punto máximo.
Durante la extracción del diente, los movimientos de las manos disminuyeron un poco mientras la transpiración intensa continuaba.
"Los niños y los adolescentes tienen más miedo a las intervenciones invasivas y ahora tenemos una imagen del estrés causado por estas diversas intervenciones. En el futuro, la capacidad de usar el dispositivo en tiempo real puede ayudar a los profesionales a monitorear los niveles de estrés y, tal vez, a tomar una pausa", afirma Claudia Jaldin, dentista de la clínica odontológica pública de Kvillebäcken, Gotemburgo, quien también realizó el estudio.