Ocho rasgos de comportamiento de las "buenas personas", esas de personalidad sana y positiva

Las buenas personas tienen un mayor conocimiento de su sentido del yo y aceptan compasivamente todas sus partes. Este autoconocimiento es clave para mejorar como individuos.

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Grupo de amigos.
Foto: Canva

El Tiempo/GDA
De acuerdo con el psicólogo José Martín del Pliego una buena persona no es aquella que siempre intenta complacer a los demás, sino alguien que se conecta con su yo esencial. Esta conexión permite una aceptación serena de uno mismo y del entorno.

En diálogo con el medio 'Hola!' , Pliego comentó que todos los seres humanos poseen una esencia de bondad, pero las experiencias de vida pueden generar defensas protectoras. Estas defensas, o partes del yo, son subpersonalidades que se activan en diversas situaciones, muchas veces de manera inconsciente. Por ejemplo, una persona amable puede volverse agresiva en ciertas situaciones, revelando una parte de su personalidad cargada de emociones negativas.

Las buenas personas tienen un mayor conocimiento de su sentido del yo y aceptan compasivamente todas sus partes, incluso las que no les gustan. Este autoconocimiento es clave para mejorar como individuos.

Por otro lado, nuestro entorno emocional y educativo juega un papel crucial en el desarrollo de nuestras defensas. Si crecemos en un ambiente seguro y amoroso, nuestras defensas se activarán con menos frecuencia y energía, facilitando el autoconocimiento.

Las relaciones con la pareja y los amigos también son determinantes. Una pareja comprensiva y una red social de apoyo pueden minimizar la activación de nuestras defensas, permitiéndonos ser nosotros mismos y mejorando nuestra conducta.

Características distintivas de las buenas personas

Según el experto, las buenas personas se distinguen por su curiosidad, compasión, calma, claridad, coraje, confianza, creatividad y conexión con los demás. Estas cualidades les permiten afrontar dificultades, mantener la esperanza, innovar y sentir una profunda sensación de pertenencia y seguridad.

Es posible desarrollar la bondad. Identificar y comprender las partes de nuestro yo que no nos gustan es el primer paso. Al conocer mejor estas partes, podemos manejarlas y controlarlas, conectándonos más con nuestro yo verdadero.

Grupo de amigos abrazados, contemplando un paisaje al sol.
Grupo de amigos abrazados, contemplando un paisaje al sol.
Foto: Helena Lopes / Unsplash

Incluso las buenas personas pueden cometer errores. La diferencia radica en su capacidad para reconocer conductas inadecuadas y entender su origen. El autoconocimiento continuo es esencial, aunque inevitablemente tropezaremos.

En el caso de que quiera mejorar, es crucial diferenciar entre nuestro verdadero yo y las partes negativas. La autoobservación y la meditación pueden ayudar a identificar pensamientos y emociones negativas. Relacionarse con buenas personas y observar su comportamiento también es beneficioso. Practicar técnicas de relajación y buscar ayuda terapéutica puede facilitar la liberación de nuestras partes negativas.

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