¿Por qué es tan frecuente el miedo a envejecer? Cómo evitar un temor que afecta la buena calidad de vida

La vejez conlleva grandes desafíos; además en el imaginario colectivo se ha instalado el concepto de exclusión y rechazo hacia la madurez y los años plateados.

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Mujer cubriendo su cara
Mujer cubriendo su cara
Foto: Freepik

Uruguay es el país más madurode la región. El 20% de su población pertenece a la “generación plateada” (mayores de 60 años) y su tasa de natalidad viene en franco descenso hace ya algunos años. El país cuenta con el mayor porcentaje de población de adultos mayores de América Latina. El desafío de envejecer no es fácil y muchas veces puede generar miedos.

Es de vital importancia destacar que el miedo como tal es una emoción negativa. En líneas generales e independientemente de la temática a la que se refiera, nos bloquea, paraliza e inhabilita, motivo por el cual siempre planteo erradicar la palabra miedo de nuestro vocabulario porque el término en sí conlleva una carga afectiva significativa.

En términos clínicos el miedo se encuentra asociado con la ansiedad específica, así como con perfiles de personalidad ansiosos, personas que son ansiosas naturalmente.

No obstante, y haciendo referencia a la realidad de la población que me consulta, debo reconocer que una gran parte de mis pacientes manifiestan cierto grado de “miedo a envejecer”.

Temor

Este miedo presenta diversos grados: desde el leve, moderado hasta llegar a la fobia a envejecer, una preocupación constante y de tipo obsesiva que perturba notoriamente el desempeño y calidad de vida de quien la padece.

Mientras que la gerontofobia implica un rechazo a todo lo relacionado con la vejez (al propio proceso de madurez y al resto de los ancianos), la gerascofobia se limita solo al miedo constante a envejecer.

En ambos casos, asistimos a un miedo totalmente irracional e ilógico que nos impide tener una buena calidad de vida y sensación de felicidad, allí radica lo poco saludable y patológico siendo que esta y cualquier otra fobia específica, constituye clínicamente un trastorno de ansiedad.

A nivel socio-cultural nos encontramos con una suerte de culto a la juventud, la belleza eterna, siendo los jóvenes “protagonistas” quasi exclusivos a nivel general. En este sentido, se ha instalado en el imaginario colectivo, el concepto de exclusión y rechazo hacia la madurez y los años plateados, conocido como edadismo, que sería esta suerte de discriminación relativa a la edad avanzada.

Tercera edad
¿A qué edad somos viejos?

Este aspecto, sin ningún lugar a dudas, no colabora a la hora de pensar y pensarse a sí mismo en la vejez como una etapa vital más, con sus ventajas y desventajas. Por el contrario, genera a nivel social una visión selectiva vinculada con aquellos aspectos no tan positivos de la tercera edad, asociándose con pérdidas y duelos de todos aquellos roles que desempeñaban en la juventud que comienzan a desdibujarse hasta desaparecer por completo.

Claramente, es una etapa de la vida que conlleva grandes desafíos, los cambios son la constante: retiro laboral, cambio de rol en relación a la maternidad /paternidad, la interacción social se resiente provocando sensación de soledad, aislamiento, inhibición y baja autoestima.

Se evidencian cambios a nivel corporal, facial y de imagen personal y por supuesto la salud orgánica comienza a debilitarse, dando paso quizás a molestias o dolencias físicas que hasta ahora no existían.

El hecho de posicionarnos desde el miedo a envejecer nos coloca en un lugar de vulnerabilidad e inestabilidad a nivel psico-emocional, con un pensamiento sumamente negativo, con ansiedad anticipatoria, preocupación constante. Esto ocasiona desmotivación, desgano, disminución del nivel de energía y tendencia a desarrollar una obsesión, fobias, ataque de pánico u otros trastornos de ansiedad, depresión clínica, entre otras.

Medidas

La invitación para enfrentar esto es a:

• Evitar el miedo y a sustituirlo por generar acciones y conductas que te generen bienestar, tranquilidad y aceptación del paso del tiempo; se trata de algo irreversible.

• Ocuparse en lugar de preocuparse. La primera me conduce a generar cambios y la segunda se queda solo a nivel de pensamiento, provocando ansiedad y emociones negativas, las cuales no solamente no nos ayudan a modificar situaciones, sino que perjudica aún más nuestra estabilidad emocional.

Abuelos con su nieta.
Abuelos con su nieta.
Foto: Freepik

• Vivir tu presente “aquí y ahora”, aunque por supuesto planificando y con objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo que permitan planificar tu generación plateada.

• Cultivar el autocuidado, lo que abarca nuestra imagen personal, cuerpo, alma, mente, espíritu y también lo energético.

• La imagen personal juega un rol importante en relación a la autoestima, sensación de autoseguridad y confianza. Es vital ocuparnos y realizar acciones relativas a nuestro aspecto físico y a que nuestra imagen se encuentre en armonía con nuestras emociones.

• Visualizar el proceso de envejecer desde un lugar más amigable, empático y cálido, focalizándose en los aspectos positivos, tales como: mayor experiencia y sabiduría de vida; expertise técnico o conocimiento específico; mayor disponibilidad horaria; ser dueño de tus propios tiempos; dedicar más tiempo a lo que realmente te interesa (a tu desarrollo personal, a viajar, a disfrutar de la familia, de la naturaleza, a realizar actividades que seguramente en los años en los que estaba al 100% desempeñando tu rol laboral y materno/paterno no podías hacerlo); conectar son su ser interior, emociones y pensamientos; lograr un estilo de vida consciente y una madurez plena, desarrollándote en aquello que es de tu preferencia, te da placer y satisfacción personal.

El objetivo es comenzar a planificar esa vejez desde lo económico, comenzar a desarrollar hobbies si es que aun no los tenemos, potenciar en la medida de lo posible la participación en grupos sociales de pares o por afinidades e intereses, realizar ejercicio físico para mantener el cuerpo y actividades que nos conduzcan a mantener el equilibro mente-cuerpo-espíritu.

Valor

La expectativa de vida se registra actualmente en los 80 años promedio. Eso significa que vamos a ser adultos mayores por muchos años, incluso luego de la jubilación o retiro laboral nos queda un largo camino. Sería saludable que este fuera un tránsito agradable, de disfrute y de cosechar lo sembrado en todas las área de la vida.

Indefectiblemente vamos a llegar a ser ancianos, por eso debemos generar una consciencia social de revalorizar esta generación plateada, reconocer su valor como personas, su conocimiento, su sabiduría y que poseen un gran potencial para transmitir y comunicar esa experiencia a las nuevas generaciones. La intergeneracionalidad resulta sumamente enriquecedora en el ámbito corporativo, social y en la vida.

Hoy día asistimos a un nuevo concepto de longevidad, incluso se hace referencia a una “silver economy” o economía plateada, es decir que desde el punto de vista financiero es esta generación la que genera impacto positivo.

La aceptación de esta etapa como una más de nuestras vidas, sumado a la nueva concepción relativa a la forma de envejecer hoy, seguramente te conducirá al disfrute de una madurez plena, a obtener mejores niveles de felicidad, bienestar integral y calidad de vida.

* Psicóloga Clínica, Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual, Psicoterapeuta EMDR -Trauma Psíquico -Experta en Autoestima.

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