La sigla EMDR proviene del inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing, se trata de un proceso de desensibilización y reprocesamiento a través del movimiento ocular. Es un modelo psicoterapéutico que ofrece alta eficacia clínica y, en pocas consultas, genera un impacto positivo en la calidad de vida del paciente en su “aquí y ahora” y en el futuro.
La psicóloga estadounidense Francine Shapiro (1948-2019) creó esta corriente psicoterapéutica, con la que inicialmente se trataba a pacientes con estrés post traumático.
En el año 1990, comenzó a utilizar el EMDR como tal, fundamentalmente con soldados y ex combatientes de guerra que se veían fuertemente afectados (sintomatología psico-física, trastornos del sueño, imágenes y flashbacks invasivos, sordera, ceguera, etcétera) por el trauma psíquico ocasionado en la situación bélica.
Su aplicación se extendió a todo tipo de población, dolencias y sintomatología y es hoy un abordaje integral de suma importancia en mi práctica clínica.
Debido a su gran respaldo académico, científico y empírico, desde el año 2013, la Organización Mundial de la Salud) OMS) declaró al EMDR como abordaje de primera línea en casos de estrés postraumático y trastornos de ansiedad en general.
¿En que se basa el EMDR?
Más allá del reprocesamiento de memorias desadaptativas (situaciones que sobrepasaron los recursos de afrontamiento de nuestra psiquis y “quedaron mal guardados”) que se realiza mediante el movimiento ocular, EMDR plantea una concepción de ser humano y de trabajo diferente al resto de los modelos psicoterapéuticos.
Su objetivo es reprocesar esos recuerdos traumáticos, liberar al paciente de su sintomatología y malestar actual, generando nuevas redes de asociación neuronal funcionales, positivas y adaptativas a sus objetivos y a su vida, logrando que los recuerdos se procesen y se almacenen de forma saludable de acuerdo al modo SPIA (Sistema de Procesamiento de la Información a estados Adaptativos).
Esto impacta directa y positivamente en la calidad de vida del consultante, ya que no solamente erradica el trauma psíquico existente, sino que además logra otra funcionalidad a nivel cerebral, modificando el estilo de pensamiento e interpretación de los hechos y sucesos de la vida cotidiana del paciente.
Por su parte, es posible trabajar un trauma complejo “T”, que es aquel evento que ocurrió hace varios años y/o que el paciente estuvo expuesto a esa situación durante un tiempo prolongado y en forma sistemática, como puede ser un abuso sexual, violencia psico-física, entre otros, así como también un trauma simple “t”, tratándose en este caso de un evento único y reciente, o con menos de tres meses de antigüedad, por ejemplo, haber sido víctima de un robo.
Además de trabajar sobre la sintomología específica y malestar general que aqueja al paciente, este modelo psicoterapéutico genera cambios a nivel de las interconexiones neuronales, del estilo cognitivo y por ende repercute positivamente en la forma de interpretación del paciente en relación a sí mismo, a su entorno cercano y el mundo.
¿A quiénes puede aplicarse?
El EMDR puede utilizarse con niños, adolescentes y adultos en general, exceptuando aquellas personas que padezcan dificultades neurológicas o casos de psicosis, donde el juicio de realidad se encuentra alterado.
Este abordaje se trata de un modelo de trabajo mínimamente verbal, en el cual no es necesario que el paciente relate el detalle de la situación, ya que en ocasiones quien consulta no recuerda lo sucedido exactamente o no asocia en forma espontánea el malestar actual con alguna cuestión del pasado.
Se utiliza un protocolo que consta de ocho fases (historia clínica, preparación, evaluación, desensibilización y reprocesamiento, instalación, exploración del cuerpo, cierre y reevaluación) con una serie de preguntas concretas y muy específicas, que conducen al cerebro a conectar con la información y las asociaciones neuronales vinculadas al trauma psíquico.
Todas las categorías clínicas se trabajan con EMDR con excelentes resultados y gran eficacia clínica en un lapso de tiempo muy acotado, en relación a otros abordajes psicoterapéuticos.
También este método permite abordar el dolor físico, dolencias crónicas, tales como migrañas, dolor pélvico crónico, dolor del miembro fantasma, contracturas musculares, entre otras.
En el caso del tratamiento del ataque de pánico y de las fobias específicas, el paciente deja de experimentar los síntomas y el malestar (en promedio) al cabo de 10 o 12 consultas.
¿Cómo es la consulta EMDR?
Terapeuta y paciente deciden qué recuerdo traumático trabajarán y cuáles son las emociones asociadas. Al tiempo que hace indicaciones verbales, el profesional utiliza la estimulación bilateral para activar ambos hemisferios cerebrales. Esta estimulación puede ser visual, auditiva o kinestésica:
—Visual: El terapeuta mueve sus dedos de un lado al otro y el paciente lo sigue con la mirada. La velocidad del movimiento es acordada por ambas partes.
—Kinestésica (tapping): El paciente permanece con los ojos cerrados y el terapeuta le da toques suaves, por ejemplo, en las rodillas.
—Auditiva: Se producen sonidos alternados en ambos oídos.
La duración de cada consulta de EMDR puede variar entre 30 y 60 minutos y el número de encuentros requeridos para superar un trauma depende del tipo de trauma y también de la situación de cada paciente.
Algunas ventajas de la terapia EMDR
—Se utiliza un protocolo (americano) estandarizado y metódico que guía y orienta el proceso.
—El tiempo de duración del tratamiento es sensiblemente menor en comparación con otros abordajes psicoterapéuticos, incluida la Terapia Cognitivo Conductual.
—No requiere de descripciones detalladas del evento, ni cuestionamiento directo sobre el suceso en cuestión.
—Es un modelo de trabajo que puede adaptarse a las necesidades del paciente en cuanto a focalizarnos en un motivo de consulta o evento específico o a realizar un abordaje integral y más abarcativo.
—En todos los casos, se generan beneficios en la calidad de vida del paciente, que incluyen su aquí y ahora y su futuro, mediante el anclaje de nuevas redes de memoria adaptativas y positivas, lo que genera una nueva forma de interpretación de sí mismo, los hechos, su entorno cercano y el mundo en general.