Daniela Vanessa Ortiz Álvarez, El Tiempo/GDA
Dentro del enorme universo de la psicología conductual, la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es cada día más popular. Está basada en la teoría del contextualismo funcional y se centra en ayudar a las personas a mejorar su bienestar psicológico. Promueve la aceptación de aquello que está fuera del control de la persona y el compromiso con acciones alineadas con sus valores.
La ACT se apoya varios procesos en los que destaca fomentar la conciencia plena del momento presente, cultivando la conexión abierta y no crítica con las experiencias, así como identificar valores personales, permitiendo a los individuos determinar lo que es genuinamente significativo en sus vidas.
Otro proceso implica la aceptación de experiencias internas, alentando a las personas a permitir y aceptar emociones y sensaciones sin evitarlas o intentar cambiarlas. Esto proporcionaría la capacidad de que un individuo pueda responder de manera efectiva a diferentes situaciones y contextos, incluso cuando son difíciles o desafiantes.
La ACT ha demostrado ser eficaz en una amplia gama de problemas psicológicos, como la ansiedad, la depresión, el estrés y los trastornos de alimentación. El Tiempo habló con su desarrollador y mayor exponente, Steven C. Hayes, quien explica cómo poner en práctica los principales ejes de esta terapia en la vida diaria y sus potenciales beneficios.
— ¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso?
— Es una terapia que se basa en la aceptación y la comunicación. Realmente existe desde hace más o menos 40 años, pero solamente hasta hace poco (en los últimos 20 años) se ha vuelto popular. Actualmente, hay muchas pruebas de su efectividad, puesto que hace hincapié en la aceptación como forma de afrontar los pensamientos, sentimientos, síntomas o circunstancias negativas.
Esta terapia combina apertura cognitiva y emocional para encaminar nuestra vida, de una manera voluntaria y fluida, hacia actividades más saludables y constructivas que definen nuestros valores o metas. Es decir, con este método intentamos desentrañar cuáles son las cosas que le dan significado a nuestra vida para, a partir de ahí, desarrollar hábitos en torno a esto.
Se ha demostrado que estos procesos benefician los resultados en salud mental y mejoran la alimentación, el sueño, el ejercicio, ayudan a lidiar mejor con los desafíos y también aportan en la habilidad de desarrollar buenas relaciones. Entonces, en lugar de pensar solo en el trastorno, esta terapia hace parte de un esfuerzo por destacar que los seres humanos tienen una necesidad de empoderamiento y que es importante cómo interactúan con los distintos eventos de sus vidas. Creo que ya existe buena evidencia de esto. Lo hemos visto. Por lo que es importante que la gente sepa cuáles son los procesos y cómo implementarlos en sus vidas si lo requieren.
— ¿Cómo se diferencia de otras modalidades de terapia cognitiva conductual?
Hay dos o tres cosas que son diferentes. Una es que hemos pasado mucho tiempo examinando los procesos subyacentes. Tenemos por ahí 100 o 200 pruebas en donde, cuidadosamente, y de manera estadística, hemos identificado los procesos de cambio en los pacientes. Entonces, si vemos en la literatura, la ACT tiene más datos que cualquier otro método, porque nosotros comenzamos desde una etapa temprana. Nuestro primer estudio cuidadoso de estos procesos fue en 1986 y en aquel entonces ya estábamos un paso adelante. Sabíamos hacia dónde ir. Y lo otro es que esta terapia se ha tomado el tiempo para desarrollar métodos de ciencia básica cuando los procesos no han estado claros. Creo que el tercero sería el alcance de las aplicaciones y las técnicas, la amplitud de estas.
— Y en cuanto a las técnicas, ¿qué es lo particular de ACT?
— Yo diría que el énfasis sobre la aceptación emocional o apertura emocional dentro de las terapias basadas en la evidencia. Nosotros fuimos los primeros en enfatizar sobre esto. Tenemos un proceso que se llama “difusión”, que por lo general se trata de utilizar técnicas para que cuando lidiamos con ideas que nos enredan la cabeza las podamos ver más claras. No se trata de cambiar cómo se ven estas ideas, sino de la forma en que nos relacionamos con estas ideas. Le doy un ejemplo: si tenemos un grupo de adolescentes que están teniendo dificultades con pensamientos negativos sobre sus vidas o están yéndose hacia una dirección que llamamos depresión, pues de pronto podríamos pedirles que canten una canción en rap sobre estas ideas o que las expresen con otras voces. Esto reduciría la lucha por querer controlar o eliminar una mala experiencia y aumentaría su participación en actividades vitales que son significativas.
— ¿Cuáles son los beneficios de practicar mindfulness en el contexto de esta terapia?
— Cuando hablamos de practicar mindfulness, muy a menudo nos referimos a prácticas contemplativas. En algunas partes del mundo, la gente inmediatamente piensa en el budismo. Hubo otros abordajes de esta técnica en oriente, pero las principales religiones del mundo tienen una ganancia mística y todas incluyen prácticas en las que las personas deben prestar atención al momento presente, de manera más abierta y que está conectada con el sentido profundo y espiritual, en donde se nota y observa lo que está pasando en la vida de alguien. En este sentido, si pensamos en los procesos de la ACT que son aceptación, apertura cognitiva o difusión, vemos que esta atención flexible en el momento en que somos testigos de nosotros mismos, son a una muy buena definición de mindfulness. Más o menos el 40% de los estudios sobre el ACT incluyen la práctica de este tipo y pueden ser prácticas sencillas como una meditación o fijarse en cómo se sienten las plantas de los pies en determinado momento. Se ha comprobado que esto tiene un gran impacto en la reducción de violencia en los colegios o en los comportamientos compulsivos de los niños.
Sumergirse en la ACT.
Existen muchos recursos disponibles de manera gratuita. Por ejemplo, en la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) existe un libro que se llama Doing What Matters y, precisamente, se trata de hacer lo que realmente importa en tiempos de estrés. Es la publicación que más han descargado en toda la Organización Mundial y es un libro de autoayuda de ACT. Está disponible en 40 idiomas diferentes y no cuesta nada, es gratis.
Lo más importante de la resiliencia emocional es aprender cómo estar abiertos a cualquier evento sin abrumarnos, para aprender de estas situaciones. Si se lucha contra una situación difícil sin tener un propósito de esto, uno puede llegar a abrumarse bastante. Dependiendo de la historia y de cada circunstancia, ante un evento difícil una persona puede cerrarse casi por completo o alejarse. Esto es una señal indicadora de que algo está pasando. Entonces, en estos para ser resiliente se necesitan apertura a las emociones negativas.