Redacción El País
A menudo, los conflictos que invaden nuestra vida tienen su origen en creencias que hemos adoptado de nuestros padres y que se han instalado en nuestro subconsciente. Las constelaciones familiares son una herramienta terapéutica que permite sacar a la luz estas creencias, cuestionarlas y reescribirlas.
La herramienta fue desarrollada en la década de 1970 por el alemán Bert Hellinger. Él planteaba la existencia de órdenes del amor que guían los sistemas familiares y que, si no son tenidos en cuenta, pueden generar trastornos o enfermedades a nivel psíquico o físico. Uno de los órdenes es el de la pertenencia, que implica que todas las personas que comparten sangre pertenecen al sistema familiar sin importar lo que hayan hecho. Cuando alguien es excluido, por ejemplo, por ser enfermo mental o criminal, alguna generación posterior muestra algo que invita a mirar al excluido. Otro de los órdenes es el de la jerarquía, según el cual quien llegó antes a un sistema ocupa un primer lugar. Si, por ejemplo, uno se pone por encima de su madre, ahí hay un desorden y va a tener una consecuencia.
Mediante las constelaciones familiares, uno puede colocar en el espacio la imagen que tiene de la situación que está viviendo como un problema. Se sitúan en el espacio a los representantes de la familia y al representante de él o ella misma, de tal forma que su posición exprese las relaciones entre todos ellos. De esta manera, el facilitador puede detectar cuál es el orden que está faltando.
Asimismo, cuando los representantes centran su atención en lo que perciben corporalmente y en cómo se sienten en relación a los demás representantes, pueden experimentar cambios emocionales o físicos, como tensión, frío, ganas de llorar o de abrazar. Todo esto es información importante para quien constela a la hora de entender cómo son las dinámicas que rigen su vida.
Pueden abordarse temas de salud física o mental, de pareja, de vínculo con los hijos y de vocación, entre otros. Es una forma de terapia puntual, atemporal y transgeneracional. Por lo tanto, no es necesario asistir de manera recurrente.
Las comprensiones que surgen durante una constelación familiar pueden provocar cambios que contribuyen a establecer relaciones interpersonales más sanas y conscientes. A su vez, esta herramienta terapéutica ayuda a detener la repetición inconsciente de patrones emocionales y de conducta que generan malestar y que en ocasiones tienen su origen incluso varias generaciones atrás.