Las quejas cognitivas en jóvenes son un fenómeno en aumento. En otras épocas, estas dificultades se asociaban con la vejez, pero esta es la era de la información y la multitarea, y cada vez más jóvenes reportan olvidos frecuentes y dificultad para concentrarse. Si te reconoces en esta introducción tienes que saber que no estás solo.
Se trata de una situación cada vez más frecuente, así que vale la pena explorarla y buscar herramientas que te permitan fortalecer tu mente.
Quejas cognitivas
En términos más sencillos, las quejas cognitivas son esos episodios en los que sientes que tu mente no está funcionando como debería. Es como si tuvieras pequeños “achaques” mentales. Para que se comprenda mejor, valen estos ejemplos:
• Problemas de memoria: ¿Te cuesta recordar dónde dejaste las llaves o el celular? ¿Olvidas con frecuencia las tareas que tenías que hacer? ¿Te cuesta recordar los nombres de personas que acabas de conocer?
• Dificultad para concentrarse: ¿Te distraes con facilidad cuando intentas estudiar o leer? ¿Te cuesta mantener la atención en una conversación? ¿Te cuesta mantener la atención en una tarea?
• Lentitud mental: ¿Sientes que tardas más en entender las cosas? ¿Te cuesta tomar decisiones rápidas?
• Problemas de lenguaje: ¿Te cuesta encontrar las palabras adecuadas para expresarte? ¿Sientes que “pierdes el hilo” y no puedes terminar las frases?
Es importante tener en cuenta que todos experimentamos estas situaciones de vez en cuando. Pero si los experimentas con frecuencia o si interfieren con tu vida diaria, es importante prestarles atención.
Jóvenes
Para explicar las causas del aumento de las quejas cognitivas en jóvenes, los especialistas asumen una perspectiva multifactorial.
Por un lado, debemos considerar la sobrecarga de información y la multitarea. La era digital está caracterizada por la exposición constante a estímulos digitales, notificaciones, redes sociales y contenido en línea, que puede saturar tu capacidad de procesamiento. La multitarea constante, en tanto, dificulta la concentración y el enfoque, lo que puede llevarte a una sensación de “niebla mental”. Y, junto con lo anterior, el exceso de información, ese flujo constante de datos, puede dificultar la selección y retención de lo que es realmente importante.
Otros factores a tener en cuenta son el estrés y la ansiedad que pueden provenir de las presiones sociales y académicas. Tus propias expectativas y las de tu entorno, sumadas a la incertidumbre sobre tu futuro pueden generar un estado de ánimo prolongado en el tiempo que a veces llega a afectar negativamente tus funciones cognitivas. Muchas veces resulta evidente la afectación de la memoria y la atención, pero este fenómeno también puede ocasionar un declive de lenguaje, razonamiento o creatividad. El uso de redes sociales y la comparación constante con otros en estos ámbitos virtuales también puede generar ansiedad y baja autoestima, lo que a su vez afecta tus habilidades mentales.
Si hablamos de los hábitos que debes observar, tenemos que mencionar la importancia del sueño y el descanso. El estilo de vida moderno parece signado por los horarios irregulares, el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y todo ello puede alterar tus patrones de sueño. La falta de un descanso adecuado perjudica la consolidación de la memoria, la atención y la capacidad de tomar decisiones.
También debes evitar el sedentarismo, ya que una reducida actividad física reduce el flujo sanguíneo en el cerebro, lo que puede disminuir el nivel de tus capacidades cognitivas.

El ejercicio físico regular, por otro lado, estimula la neurogénesis (formación de nuevas neuronas en el sistema nervioso) y colabora con la mejor performance de tu cerebro.
Otro cuidado importante es el de tu alimentación evitando, por ejemplo, las dietas ricas en alimentos procesados. Los azúcares y grasas saturadas, así como la falta de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y omega-3, puede perjudicar tu rendimiento cognitivo.
Los cambios en el estilo de aprendizaje y el viraje hacia un aprendizaje digital o remoto ofrecen muchos beneficios, pero también puede tener desventajas. La falta de interacciones sociales y la sobrecarga de información pueden dificultar la retención de conocimientos.
Y no se debe ignorar el impacto de los factores emocionales y las patologías que requieren de un adecuado diagnóstico y tratamiento, como por ejemplo la depresión y las secuelas de eventos traumáticos, que pueden afectar la memoria y la concentración.
Estos factores pueden variar de una persona a otra y deben ser atendidas por profesionales de la salud.
Si bien las quejas cognitivas ocasionales son frecuentes y puede sucederle a cualquier persona, es importante consultar a un profesional si estas interfieren con la vida diaria, o si los síntomas empeoran. Como dijimos más arriba, también es importante la consulta si un descenso en el nivel de tus habilidades cognitivas se presenta acompañado de otros síntomas como depresión o ansiedad.
Las quejas cognitivas en jóvenes son un llamado de atención sobre la importancia de cuidar el bienestar de tu cerebro. Con hábitos saludables y estrategias de entrenamiento cognitivo, no solo vas a fortalecer tu mente y disfrutar de una vida plena sino que estarás invirtiendo en la salud y autonomía que tendrás en tu madurez.
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