Dani Blum-The New York Times
Ayer, descansabas en la playa. O tal vez estabas tirado en el sofá con ese libro que por fin tuviste tiempo de terminar. Hoy, te encuentras frente a la pantalla del correo electrónico con cientos de mensajes no leídos. La vuelta al trabajo después de las vacaciones puede resultar estremecedora para cualquiera.
Pero para quien sufre de burnout laboral —un estado que los psicólogos describen como una sensación persistente de agotamiento y cinismo ante el trabajo— la transición es aún más dura.
Aunque las vacaciones parezcan la solución obvia al agobio laboral, el tiempo de descanso puede revelar hasta qué punto se está agotado, dijo Jeanette M. Bennett, profesora universitaria y estudiosa de los efectos del estrés en la salud.
Cómo saber si es burnout
El burnout nace de la sensación de no tener control sobre el trabajo. Las personas pueden tener pavor a su empleo; ser víctimas de “la clásica sensación de ‘estoy abrumado, estoy agotado, por favor que no llegue el lunes’”, dijo Thea Gallagher, psicóloga clínica.
El agotamiento se extiende a las demás áreas de la vida. La gente en esta situación suele sentir que no tiene energía más que para terminar el día. Las responsabilidades familiares, los amigos y las aficiones pueden quedar relegadas a un segundo plano: aunque se tenga tiempo para esas actividades no laborales, una persona podría estar demasiado cansada o incluso sentir apatía, dijo Angela Neal-Barnett, profesora de psicología.
En algunos casos, tomarse un tiempo de descanso puede aliviar el burnout: la gente vuelve al trabajo recargada, más preparada para hacer frente a la carga laboral. Pero cuando el estrés es excesivo, las vacaciones son poco más que una curita. Quizá se sientan mejor cuando están fuera, pero en cuanto llega la hora de volver, la ansiedad regresa también.
Para determinar si estás experimentando burnout, Bennett recomienda hacerse algunas preguntas al volver al trabajo: ¿Podías dormir con facilidad durante tu tiempo libre, pero ahora pasas la noche dando vueltas en la cama? ¿Tu ritmo cardíaco se dispara cuando conduces hacia el trabajo o te conectas a grupos de trabajo online? ¿Tu horario no te deja nada de espacio para pasar tiempo con tus seres queridos o para relajarte?
Cómo facilitar la transición al trabajo
Una de las razones por las que el burnout puede ser tan pronunciado aunque uno venga de tomar un tiempo de descanso es que la gente tiende a trabajar más duro antes de salir de vacaciones, explicó Gallagher, y pasar del trabajo intenso a la inactividad para luego volver directamente al trabajo podría resultar abrumador.
Gallagher aconsejó tomar un día de descanso antes de volver al trabajo, si es posible. Usa ese tiempo para relajarte y reajustarte: deshaz las maletas si viajaste, haz la compra y reincorpórate con tranquilidad a tu vida cotidiana para que la transición sea menos brusca. También puede ser útil trazar un plan rápido a corto plazo, señaló. Piensa en lo que puedes hacer al día siguiente de forma realista y haz una lista para cuando empiece la jornada laboral.
Ya de vuelta en el trabajo, presta atención a la manera en que el estrés afecta a tu cuerpo, continuó Bennett. Ella aconseja anotar cada día cómo te sientes y qué podría estarlo provocando.
Si observas que siempre te duele la cabeza después de hablar con cierto compañero de trabajo, o si te sientes particularmente ansioso antes de una reunión recurrente, haz un plan para calmarte. Quizá te ayude tomarte un minuto para hacer un ejercicio de respiración antes de la reunión, o dar un breve paseo justo después de una conversación.
Tus colegas también pueden ser de ayuda, agregó Christina Maslach, profesora de psicología que estudia el burnout. Pregúntales cómo lidian ellos con la carga de trabajo, o qué hacen para lidiar con un jefe difícil. Pueden trabajar juntos para identificar lo que Maslach llama “las piedras en el zapato” —las molestias persistentes de un trabajo— e idear formas de abordarlas. Tal vez puedas delegar una tarea que te da pavor a un compañero al que no le importe hacerla, o convertir una reunión en un correo electrónico.
Si continuamente te cuesta estar al día con el trabajo, en última instancia la respuesta podría ser encontrar un empleo nuevo, aunque Bennett reconoció que es más fácil decirlo que hacerlo. Mientras lo logras, sugirió dar un paso atrás y analizar si la carga de trabajo es sostenible y realista. Si no lo es, podría ser el momento de tener una conversación abierta con tu jefe sobre lo que hay que cambiar.
Y recuerda que el agotamiento no es una debilidad, señaló Maslach.
“Podrías estar haciendo un buen trabajo; un corredor podría estar corriendo una maratón increíble”, dijo, “pero tienes que recuperarte antes de pasar a la siguiente”.