Muchas veces nos enojamos y fingimos para no pasar un mal rato o guardar las apariencias. Con eso se reprime lo que sentimos y el no expresar ese enfado lleva a tener conductas inadecuadas que a largo plazo pueden afectar en la vida.
Los efectos en tu salud de la represión de la ira.
La ira es la emoción que sientes cuando algo a lo que te has sometido te parece injusto según tus valores y patrones de vida. En muchas ocasiones te lleva al descontrol o a tomar decisiones impulsivas, pero también tiene efectos a la salud a largo plazo.
Dolor de cabeza.
Problemas digestivos.
Insomnio.
Aumenta la ansiedad.
Depresión.
Presión arterial alta.
Problemas de la piel.
Problemas cardiacos.
Problemas en la conducta.
Reprimes tu ira con la intención de no herir a la otra persona que la causa y puedes sentirte aliviado, pero si es que no se expresa, la emoción va a salir por sí misma y sin tu control.
3 consejos para gestionar la ira adecuadamente.
1. Identifica los pensamientos y juicios que podrían estar causando la ira:
Identificar los pensamientos que causan la ira es el primer paso. Para ello, es recomendable escribirlos en un papel o expresarlos de la manera que más te convenga. Con los pensamientos que surjan lo recomendable es tratar de contestar las siguientes preguntas.
¿Qué te hace enojar, confundir o decepcionar? y ¿Por qué?
¿Cómo quieres que cambie esta persona? ¿Qué quieres que haga?
¿Qué consejo le darías para que mejore su actuación?
Para que seas feliz en esta situación, ¿qué necesitas que esta persona piense, diga, oiga o haga?
¿Qué piensas de esa persona en esta situación?
¿Qué tiene esta situación que no quieres volver a experimentar nunca más?
2. Explora lo que sientes ahora:
Es posible que te sientas frustrado, de mal humor, expuesto o acusado. Debes observar si esos sentimientos pueden estan asociados con algo que tiene que ver con tu pasado. Date tiempo para verlas y sentirlas.
3. Asocia tu emoción con tus pensamientos:
Continúa con el ejercicio: pregúntate y responde: ¿quién serías tú sin ese pensamiento de “me ha faltado al respeto”? Cierra los ojos e intenta imaginarte en esa misma situación que se te ha faltado el respeto. ¿Qué es lo que ves ahora?
Es posible que vengan a tu memoria otras situaciones en las que no has sido respetado, emocionalmente hablando.
El Comercio / GDA