The New York Times
La mediana edad puede ser una etapa extraña. Tal vez estás lidiando con nuevos achaques y dolores. Quizá tengas una crisis de identidad. La mediana edad se sitúa entre los 36 y los 64 años, o entre los 40 y los 60, según a quién le preguntes. Los expertos también dicen que es un punto de inflexión en las relaciones, un momento en el que muchas parejas salen de la rutina diaria de construir una carrera y una familia, y descubren que están en una relación que ya no reconocen del todo.
“Si la pareja tiene hijos, normalmente ellos abandonan el nido”, comenta Linda Hershman, terapeuta matrimonial y familiar. “Las parejas de repente se miran y piensan: '¿De qué va este matrimonio, de qué va a tratarse?'”.
Pedimos a Hershman y a otros expertos en relaciones de pareja que nos ofrezcan algunas preguntas profundas que las parejas de mediana edad puedan discutir —o puedan hacerse a sí mismas— para ayudarlas a entender mejor sus relaciones, y lo que quieren.
¿Cuál es nuestro próximo capítulo?
Orna Guralnik, psicóloga clínica y psicoanalista protagoniza la serie documental de Showtime "Terapia de pareja". Ella anima a sus clientes a plantearse sus planes para el tercer capítulo de sus relaciones (cuando el matrimonio no es reciente y tampoco está consumido por las exigencias domésticas).
Es una conversación que ella ve que muchas parejas mantienen de forma orgánica, sobre todo las que tienen entre 50 y 60 años y cuyos hijos se fueron. “¿Adónde van a dirigir esa atención?”, suele preguntar. “¿Y cómo va a influir eso en la pareja?”.
Galena Rhoades, psicóloga, aconseja a sus clientes que se pregunten el uno al otro: “¿Cuáles son nuestras esperanzas y sueños?”. Aprovechar la oportunidad de fantasear puede ayudar a cultivar un sentimiento compartido de optimismo. ¿Alguno de los dos quiere mudarse a otra ciudad o viajar más? ¿Dedicarse a una nueva afición o habilidad? ¿Comprometerse más socialmente?
“No todas esas cosas podrán encajar en el resto de la estructura de su vida”, comenta Rhoades. “Pero creo que es muy valioso pasar ese tiempo juntos para conectar y ver la relación como un lugar donde se puede soñar a lo grande”.
¿Qué le estamos mostrando a nuestros hijos?
Rhoades sostiene que sus clientes ponen mucho cuidado en cómo interactúan con sus hijos cuando son más jóvenes. “Una vez que sus hijos son adultos, es como si se olvidaran de que, como padres, siguen siendo modelos a seguir”, añade. Aconseja a las parejas que se pregunten: ¿Qué queremos que nuestros hijos aprendan de nuestra relación? ¿Cómo puede influir en sus propias relaciones?
¿Cómo contribuyo a nuestros problemas?
Este tipo de autorreflexión es más fácil de decir que de hacer, admite Adam Fisher, psicólogo y terapeuta sexual. Pero en la mediana edad, la mayoría hemos aprendido algo sobre nosotros y nuestras relaciones.
Fisher dice que dedicar tiempo a reflexionar sobre el tipo de pareja que uno quiere ser —independientemente de lo que su pareja haga o deje de hacer— acaba dando a sus clientes una mayor sensación de autonomía en sus relaciones.
Podrías decirte a ti mismo: “Aunque tenga grandes quejas de mi pareja, sé que tampoco soy perfecto”, dijo Fisher. En última instancia, pensar en el tipo de pareja que uno quiere ser es una forma de equilibrar la tendencia que muchos tenemos a culpar a nuestras parejas de nuestros problemas.
¿Qué habilidades hemos desarrollado?
Para cuando las parejas llegan a la mediana edad, muchas han caído en patrones de comunicación que han durado décadas, algunos mejores que otros, según Jeffrey Chernin, terapeuta matrimonial y familiar. Por eso suele animar a los cónyuges a pensar en las habilidades de comunicación positivas que han desarrollado. “Hay que fortalecerlas”.
Por ejemplo, puede que a los dos se les dé bien escuchar sin interrumpir. Tal vez son profesionales pidiendo disculpas. El simple hecho de reconocer algunos de esos puntos fuertes puede ser un ejercicio útil para estrechar lazos, de acuerdo a Chernin.
“Refuercen lo que va bien, no solo lo que hay que mejorar. Las parejas que llevan tiempo juntas también pueden olvidar por qué se gustan, así que necesitan mirar hacia atrás”, sugiere Harriet Lerner, psicóloga y agrega: “Cuando las parejas revisan las cualidades que les unieron por primera vez, cambia el clima emocional de la conversación, anima el momento presente y sirve de poderoso recordatorio de los cimientos sobre los que se construyó su relación”.
¿Vale la pena esta relación?
Con la experiencia, la mayoría de la gente llega a comprender que nadie consigue todo lo que quiere de una persona, comenta Terrence Real, terapeuta familiar. Por eso la mediana edad puede ser un buen momento para hacer lo que él llama un “reconocimiento de la relación”. “La pregunta es: '¿Estoy recibiendo lo suficiente en esta relación como para que me parezca bien tener un duelo por lo que no recibo?'”.
Por ejemplo, quizá tu pareja y vos ya no tienen la mejor vida sexual, pero lograron una buena conexión emocional y crearon una familia feliz. Si esa compensación te parece bien, reconocela y llorá la pérdida de lo que no tienes (la vida sexual fogosa). “Digerir los límites de las imperfecciones humanas del otro es una parte fundamental de la intimidad a largo plazo”, afirma Real.
¿Debemos buscar ayuda externa?
Tiana Frazier, terapeuta matrimonial y familiar de Texas, dice que es importante abordar las preguntas anteriores con curiosidad y franqueza. Intentar estar presente y evitar ponerse a la defensiva. "Si la conversación se vuelve abrumadora, lo mejor es tomarse una pausa en la discusión”.
Las parejas que se estén planteando si quieren seguir juntas —o tal vez cambiar radicalmente la estructura de su relación— tal vez deseen buscar ayuda profesional. Dependiendo de las circunstancias, podrían considerar una forma específica de asesoramiento, como la terapia sexual, o la terapia individual si tu pareja es reacia a acompañarte.
Hagas lo que hagas, no esperes a que los problemas exploten en tu cara, advierte Real. “Las cosas que no se consiguen, acumulan resentimiento”, añade, y para cuando muchas parejas encuentran el camino hacia un terapeuta “su resentimiento es lo que domina".