Oler un buen café, escuchar música relajante, envolverse en una manta de algodón… ¿Qué tan seguido nos detenemos para conectar con el placer y el disfrute a través de nuestros sentidos? Sobran las razones para que se nos vuelva difícil: presiones laborales o familiares, estrés y ansiedad, e incluso situaciones de discapacidad o enfermedad, como la demencia senil. Aquí es donde entra el método Snoezelen, que busca el bienestar a través del despertar sensorial.
Surgió en Holanda en la década de 1970 y su nombre hace referencia a la relajación y el descanso mediante la exploración de los sentidos. ‘Snoffelen’ quiere decir ‘oler’ o ‘impregnarse’ y ‘doezelen’ se traduce como ‘soñar’.
“Si la persona no disfruta, el método no es Snoezelen”, afirmó la educadora Elizabeth Benítez, especialista en discapacidad y fundadora del Centro de Estimulación Multisensorial Snoezelen en Uruguay. Desde un adulto que acude por burnout —estrés laboral— hasta un niño con trastorno del espectro autista, el objetivo es siempre el mismo: “Que la persona se sienta bien y genere hormonas del placer”.
El efecto es terapéutico: “Si uno tiene momentos donde puede sonreír, relajarse y no estar sometido a presiones, entonces puede disfrutar e incluso estar mejor dispuesto a las instancias de rehabilitación que requiera”. Benítez agregó el ejemplo de un niño que tenga que pasar por una intervención quirúrgica: “En este caso no hablamos de una situación de discapacidad intelectual, pero sí de miedo. Entonces, puede venir un mes antes a los espacios, aprender a relajarse y sentirse bien para estar en las mejores condiciones para la operación”.
El método Snoezelen en la demencia senil
En mayo de este año comenzó a funcionar un espacio Snoezelen en el Hogar Israelita de Montevideo, una residencia para adultos mayores judíos sin fines de lucro que brinda cuidado, contención y servicios integrales de asistencia gerontológica. La propuesta forma parte del Centro para la Estimulación Cognitiva especializado en la atención de personas mayores con alzheimer u otras demencias.
Las personas con estas condiciones “empiezan a desconectar de lo que llamamos ‘el mundo real’, del tiempo, el espacio y de sus recuerdos, y este espacio les permite hacer conexiones neuronales que de otra forma no harían”, sostuvo la directora general y licenciada en psicopedagogía, Ionit Leibovici. Además, sirve para “bajar un cambio” y relajar al adulto mayor en casos de rigidez, apatía y agresividad: “Si tiene un momento disruptivo y logramos llevarlo a la sala, aunque sea un rato, sale una persona totalmente distinta”.
“La estimulación es el único tratamiento que se ha comprobado que es efectivo para estirar esta enfermedad progresiva y degenerativa”, agregó la experta y contó que los técnicos de la residencia se formaron con la argentina Ana María González Galli, directora de la International Snoezelen Association (ISNA).
Si bien tienen prioridad quienes están en el Centro para la Estimulación Cognitiva, todos los residentes pueden hacer uso del espacio, e incluso los funcionarios pueden probarla. “Es una experiencia placentera para cualquier persona”, destacó Leibovici.
Cómo es la experiencia Snoezelen.
El equipo de Benítez trabaja desde hace más de diez años con los espacios multisensoriales Snoezelen en Uruguay. Trajeron la capacitación desde Argentina: “Empezamos desde cero porque acá no había información ni nadie que conociera esta intervención”, recordó la experta. Hoy cuentan con siete espacios que incluyen formatos lúdicos, aromaterapia, sonidos, colores, texturas y espacios de micro-relax guiado, entre otras propuestas.
La experiencia es guiada y personalizada, indicó Benítez, y dijo que previamente se elabora el perfil sensorial de la persona que acude al centro. “Indagamos sobre las necesidades de la persona, sus gustos y su personalidad, y luego seleccionamos los estímulos adecuados a su perfil”, señaló.
La sesión dura entre 40 y 60 minutos y puede ser individual o grupal. En cuanto a la frecuencia, depende de cada caso: “A veces se recomienda una vez por semana y otras veces cada 15 o 20 días”. Está abierta a futuras mamás, bebés, niños y adultos en situación de discapacidad, personas mayores y todo aquel que quiera tener la experiencia. “Generalmente no tiene contraindicaciones siempre y cuando quien brinde la intervención esté capacitado para hacerlo”, resaltó la experta. Y añadió: “En Uruguay hay varias salas multisensoriales con fines recreativos, pero que no desarrollan la estimulación multisensorial Snoezelen”.
Un espacio placentero para cuerpo, mente y alma
Para Benítez, el método Snoezelen es un “masaje al espíritu, una caricia al alma”. De hecho, contó que la gente que tiene la experiencia “no se quiere ir” y comenta cosas como: ‘Me siento tan bien que me quisiera quedar a dormir acá’. Lo mismo sucede en el Hogar Israelita: “Los residentes que van, quieren volver”, señaló Leibovici.
La experiencia tiene efectos más allá del propio espacio. “Vemos menos episodios de rebeldía y agresividad y menos apatía, que en las personas con demencia es un montón”, destacó la directora general. Además, descubren posibilidades que luego llevan a la vida diaria: “Por ejemplo, si en la sala vemos que un adulto mayor puede llevarse algo a la cara, ¿por qué no intentar que vuelva a comer solo y tenga mayor autonomía? Y si se relaja con un tango, ¿por qué no brindarle tango fuera de la sala también?”.
Convivir con una persona con demencia senil puede ser muy difícil. Altera la dinámica familiar e implica asumir que “aquel ser querido ya no es el que era”. En este caso, la institucionalización “puede ser una necesidad”, pero no tiene por qué significar pasar a vivir una vida sin sentido. “Es maravilloso que puedan recibir una estimulación y que no se trate solamente de juntar adultos mayores, sino de darles una vejez con valor agregado”, afirmó Leibovici.