¿Tiene razón Luis Suárez o Marcelo Bielsa? ¿Hubo maltrato en el lugar de trabajo de los futbolistas? ¿La AUF, como empresa empleadora, debió intervenir? El tema tiene a los uruguayos enfrascados en la polémica y, aunque se diga que “son cosas de fútbol”, la cuestión es más profunda. Se relaciona con los vínculos en personas que trabajan juntas; con el liderazgo; con el estrés que genera un cambio en las condiciones laborales; con el manejo de las emociones... En definitiva, es un tema de salud mental en el lugar de trabajo y ese, justamente, es el lema de la OMS para este jueves, Día Mundial de la Salud Mental 2024.
El ejemplo de la selección uruguaya puede trasladarse a una fábrica o a una tienda. Un trabajador tiene un pico de estrés porque su nuevo jefe no lo trata como el anterior, no tiene con quién hablarlo, y el ambiente se pone tenso. El miedo a que lo despidan lo lleva a un ataque de pánico y se certifica, sus compañeros se recargan, baja la productividad, le descuentan días y se atrasa con las cuentas, discute con su pareja... La lista podría continuarse con una larga cadena de eventos que derivan de los problemas de salud mental que se generan en el ámbito laboral.
Por eso, es clave un abordaje proactivo y no reactivo. “Es tiempo de priorizar la salud mental en el trabajo”, dice la OMS y apunta que “con el 60% de la población mundial trabajando, se necesitan medidas urgentes para garantizar que el trabajo evite los riesgos para la salud mental y la proteja”. “Los empleadores y los compañeros de trabajo pueden ser agentes de cambio en el lugar de trabajo al combatir el estigma y fomentar el debate abierto”, agrega.
Se buscan líderes
En esa línea, Fedra Feola, country manager de Great Place to Work Uruguay, apuntó que “se necesitan líderes abiertos, que se interesen en la gente; que la conozcan más allá de sus trabajos operativos y sus capacidades”. “Nadie puede gestionar lo que no conoce. Las personas son con su contexto y es necesario tratarlas no solo por lo que saben hacer, sino por lo que son”, agregó.
Es necesario que las empresas tengan canales de “escucha activa”, tomen acción previa en lugar de solo reaccionar ante el problema de salud mental. Si esto ocurre, dice Feola, no pasará que un empleado sorprenda diciendo que tiene ataques de pánico o depresión. Porque seguro su jefe conocerá el contexto e incluso lo apoyó en el proceso.
Y aunque cada vez más se valora el máster, el MBA o el gran título internacional, para ser un buen líder no alcanza con diplomas. Es imprescindible que la persona genere vínculos de empatía, de confianza con su equipo, que tenga claro que la gente hace lo que hace según cómo se siente. “Si queremos sacar lo mejor de las personas, tenemos que generar entornos saludables, de confianza, de escucha empática y activa, porque nadie se compromete con lo que no confía”, apuntó.
“El ejemplo de la selección uruguaya es un tema netamente vincular, es un tema de liderazgo. Porque él (Bielsa) en lo técnico es sumamente validado y lo que le están pidiendo es apertura en sus competencias vinculares. Pero también hay un tema cultural, porque él entra en el marco de un proceso de cambio, donde siempre hay detractores. Y ahí, más que nunca, es necesario ser cercano. Y hay que saber si se generaron las condiciones para ese cambio, si fue acompañado, gestionado por la empresa”, opinó la country manager de Great Place to Work.
Los problemas afuera del trabajo
Antes se daba por seguro que la persona iba a trabajar y dejaba todos sus problemas en la puerta. Y, aunque hace tiempo que sabemos que no es así, la pandemia nos cacheteó. Feola aseguró que ese tiempo “modificó totalmente el paradigma”. De hecho, confesó que varios gerentes le han dicho: “la gente no volvió igual”.
Por esto, la experta recomendó que las empresas atiendan a este tema en varios niveles: primero, fomentar la red vincular con jefes y compañeros; segundo, tener una estructura abierta a escuchar y atender a la salud mental de sus colaboradores, y en tercer lugar, disponer de herramientas para ayudar y contener. En Uruguay hay compañías que brindan consultas psicológicas sin cargo a quienes lo necesitan, o realizan talleres y charlas con expertos, por ejemplo.
Uno de los profesionales que está trabajando activamente en fomentar espacios de trabajo más saludables y que es convocado cada vez más para abordar el tema es el psicólogo Alejandro De Barbieri. “Estamos en un mundo que está valorando la salud mental. Yo este año cumplo 30 años de psicólogo y nunca como en los últimos dos años me están pidiendo charlas en las empresas. Esto quiere decir que los líderes se están preocupando por su gente”, remarcó.
La generación de cristal
Las nuevas generaciones prestan especial atención al cuidado de su salud mental y, a diferencia de sus predecesores, ponen sobre la mesa temas que antes no eran ni siquiera una opción. Tanto Feola como De Barbieri marcaron que tienen características que los hacen especiales. Para la primera, “es un tema generacional, que tiene que ver con el propósito: ellos se comprometen y se sienten bien donde ven conectado su trabajo con su propósito”.
“Y no sé si son una generación de cristal, como se los llama. Ellos valoran el equilibrio de vida personal y laboral, que no es solo tiempo libre, no es solo el sistema híbrido, también es que su trabajo tenga un sentido. No es que no aguantan en un lugar, sino que ingresan a las organizaciones pensando que se van a ir en un tiempo, porque su camino sigue. En realidad, valoran lo mismo que nosotros, solo que ellos lo ponen sobre la mesa”, remarcó.
El buen trato está entre esos temas que los centennials reclaman y que quizá antes no ocurría.. Hay jefes que protestan porque “toman todo a mal”. Y los profesionales lo reconocen, pero también marcan lo positivo de abandonar una cultura de aceptar gritos o reprimendas que solo generaban inseguridad en el trabajador.
De Barbieri acotó que “es cierto que ahora llegan a trabajar generaciones que fueron un poco sobreprotegidas y cuando un jefe les marca algo, se les generan problemas de ansiedad, de no saber cómo reaccionar. Pero hay que celebrar que nos ayuden a ver que la vida no es lo que pasa afuera del trabajo, sino también las 8 horas. Antes trabajábamos para ser felices afuera y no, la vida es un todo”, apuntó.
“Hay un concepto en salud mental que se llama seguridad psicológica, que tiene que ver con que la gente pueda decir con libertad lo que siente, si está triste, si algo no le gustó o se sintió mal con el trato recibido. Esto lo trabajamos mucho en la gestión de las emociones: porque me pueden hablar mal, pero está en mí definir cómo reacciono frente a eso”, explicó el psicólogo Alejandro De Barbieri.
El profesional maneja ese tema en su libro “La vida en tus manos”, donde plantea el problema del “adulto frágil”, que tiene “menos herramientas para enfrentar los problemas, y si algo no le gusta, reacciona mal. “Pero gestionar sanamente mis emociones es poder ver qué me molestó, autorregularme y solucionarlo”, afirmó.
Tanto el psicólogo como Fedra Feola, country manager de Great Place to Work Uruguay, marcaron que una empresa en la que no se trata bien a las personas “no es sostenible en el tiempo”.
“Hay gente que la pasa muy mal en el trabajo, hay líderes que no cuidan a su gente, que no dan la libertad de hablar y las personas terminan explotando”, apuntó de Barbieri, y marcó otro tema importante en cuanto a la salud mental laboral: el género: “Cada 100 suicidios, 75 son varones. Esto quiere decir que los varones seguimos con analfabetismo emocional, nos cuesta identificar lo que sentimos y decir que preciso no ir al trabajo o que no puedo más porque estoy con depresión. A eso se suman los comentarios del pasillo: ‘este es un vago’ o ‘ahora le dicen ataque de pánico’. Eso sigue siendo un tema y lo hablamos mucho en las charlas: hay que sacar el estigma y hablar claro: ‘está con depresión, no vino porque está enfermo’”.
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