La primera temporada de The Bear arranca con el hecho de que el protagonista Carmen Berzatto, (Jeremy Allen White), hereda el restaurante que tenía su hermano, quien se suicidó. Carmen es un chef de alto nivel, pero no tiene experiencia en dirigir un emprendimiento comercial, y tampoco en el manejo del personal que forma parte del restaurante heredado.

Toda la primera temporada trata sobre cómo Carmen lucha por mantener el restaurante a flote, que tiene grandes deudas, aprender a liderar un equipo de cocineros y manejar a su primo Richie, quien resiente haber sido desplazado como jefe de personal con la llegada de Carmen. Entre tantos desafíos, los personajes se hallan en situaciones de mucho estrés, y los conflictos entre ellos son una constante. Las tareas en la cocina ponen a prueba a los personajes en muchos sentidos, y los desbordes emocionales son frecuentes.

El chef Ignacio Lacava, del restaurante Umami y el programa Karina con vos (VTV) no ha visto la serie aún, pero reconoce parte de la descripción del ambiente laboral. “Cada restaurante es único, y a lo largo de mi carrera he trabajado en muchos. Pero en todos hay momentos de estrés”, dice.

En la segunda temporada, los conflictos siguen, pero más enfocados en las relaciones familiares. Sin embargo, los personajes, en medio de todos esas peleas y contratiempos -Carmen y su primo Richie se llevan como perro y gato a menudo- comienzan a tratarse con un poco más de ternura y respeto. Y empiezan a escuchar más, no a gritar constantemente. Algunos han visto en esos cambios de comportamiento un enfoque que podría explicarse o interpretarse como algo cercano al mindfulness.

Silvio Raij es coach de mindfulness, y sostiene que en ambientes estresantes como la cocina de un restaurante, donde todo tiene que ser rápido y preciso (“La gente quiere llegar y comer, no esperar mucho”, había acotado Lacava anteriormente). Según explica Raij, uno de los principales conceptos del mindfulness es el cultivo de la aceptación. “Una definición posible del estrés podría ser la diferencia entre lo que es y lo que me gustaría que fuera. Ese es un punto clave. Otro, la curiosidad. En vez de prejuzgar, ser curioso y querer saber o entender. Eso evita tensiones”.

Todo eso, según Raij, para estar presente, para estar en el presente. “Mindfulness es el arte de vivir en el presente la mayor parte del tiempo. Cuando uno está en el pasado, o en el futuro, es fácil tensarse, angustiarse, deprimirse. Pero cuando vivís el hoy, todo eso deja de ser tan importante. El único momento es el hoy”.

Raij entrena a sus alumnos en técnicas de respiración y meditación para que estos vuelvan al presente cuando están estresados o angustiados. Dice que es una gimnasia de la mente, para prestar atención a lo que está pasando, al aquí y ahora.

Y dice que la mayor parte de sus alumnos son mujeres, y muchas del sector de enfermería y atención de salud, que también puede ser muy estresante. “También vienen muchos programadores, que pasan mucho tiempo frente a una pantalla estresados. Conmigo entrenan para fortalecer su mente, y estar preparados para enfrentar situaciones estresantes”.

Stephie Bacque también es experta en mindfulness, aunque ahora ya no enseña activamente técnicas de mindfulness. “Para mí es estar presente y conectado a uno mismo, con el interior. Estamos mucho tiempo conectados a otras cosas, reaccionando. Pero rara vez estamos conectados con nuestro interior. Estar atento al momento que vivís, a la actividad que hacés, eso es mindfulness”.

También ella enseñaba ciertas técnicas y métodos para no perderse en los pensamientos que distraen, o sentirse abrumado en situaciones de estrés. Pero aclara que no hay un método, un camino de mindfulness que todos deben seguir. Dependerá del talante y personalidad de cada uno. Algunos podrán encontrarse haciendo deportes, como Lacava, que se desconecta de las preocupaciones de su trabajo saliendo a correr, o a pasear a su perro. Bacque: “Estar en contacto con la naturaleza, hacer deportes y tener mascotas ayuda mucho para conectarse con uno mismo”.

Aunque nadie en The Bear habla de mindfulness, los personajes empiezan a conectar de otra manera, tanto consigo mismo como con los demás, compañeros de trabajo o familiares. Y, sin spoiler, las cosas empiezan a cambiar para bien en sus atribuladas vidas. De repente, las deudas, las peleas, los platos que no salen bien y los malhumores dejan de ser lo principal en sus días.