Perder una casa, un trabajo, un ser querido. Cada pérdida da lugar al dolor, pero la clave está en trascenderlo y darle un sentido. Yaquelín Duque, que se dedica al desarrollo personal a través de terapias asistidas con animales, está segura de esto. Su hija, Ana Karen, falleció cuando tenía tan solo 12 años tras un brote de lupus, enfermedad autoinmune que daña múltiples tejidos del cuerpo. La tristeza, el dolor y, sobre todo, el amor que Yaquelín sentía por su pequeña, impulsaron el proyecto de su vida: Corazones con alas.
“Los grandes proyectos nacen de las grandes necesidades”, sostuvo Yaquelín. Al principio, su gran necesidad era encontrar respuestas que aliviaran el dolor de su hija, y se interiorizó en terapias energéticas, como el reiki. Con el tiempo, descubrió que esa búsqueda era, en realidad, para ayudarse a sí misma: “En cierto modo, estaba preparándome para salir adelante después de que ella trascendiera, en el año 2006”.
El Centro Holístico Corazones con Alas nació en 2007, justamente, como forma de darle sentido a su pesar. Comenzó ofreciendo apoyo terapéutico a través del Reiki y la Metafísica, y luego, alrededor del 2015, introdujo el trabajo con caballos, quienes han sido sus grandes maestros de vida.
Aprender de la manada.
A Yaquelín siempre le gustaron los caballos. En la casa de sus tíos, con 11 o 12 años, tuvo su primer contacto con ellos, pero no sabía montar muy bien, entonces jugaba a su lado y los llevaba de un lugar al otro. La vida en la ciudad la alejó de ese mundo durante un tiempo, hasta que, en 2014, le regalaron a Josefina, una yegua que había sido rescatada y estaba lastimada. Hoy, casi 30 años después, ésta convive con otros nueve caballos y cumple un rol clave en la manada.
Antes, Yaquelín ni siquiera sabía cómo hacer un nudo, ni poner un bozal. Sin embargo, aprendió mucho como voluntaria en un centro de equinoterapia, herramienta que sirve para promover la rehabilitación e inserción social de personas en situación de discapacidad, y también completó el curso de Rehabilitación integral a través de Terapias y Actividades Asistidas con Animales, de la Facultad de Veterinaria de la UdelaR.
En Corazones con alas, “la idea es tratar al caballo de hombro a hombro, de igual a igual, empezando de abajo, con los pies en la tierra”, comentó, y añadió que promueve un acercamiento desde el respeto y la paciencia.
“Uno no entra a la casa de cualquier persona así nomás y se tira en el sillón con los pies para arriba. Acá es igual; nos acercamos hasta cierto punto, dándoles a los caballos su espacio y tiempo”, explicó. De esta manera, las personas trabajan aspectos como la ansiedad, la frustración y otras emociones que surgen sobre la marcha.
“Los caballos son animales de presa y su supervivencia depende de vivir y entenderse con la manada, entonces tienen un lenguaje corporal riquísimo y una sensibilidad tremenda”, agregó.
Uno de los grandes aprendizajes de la terapia asistida con caballos es la importancia de observar, estar presentes y adaptarse al ritmo del otro. “Si vamos con nuestros tiempos, vamos mal”, afirmó Yaquelín.
“Uno a veces está con la cabeza en todo lo que tiene que hacer, pero los caballos tienen sus tiempos para enseñar y aprender, y hay que respetar eso. Si uno no está atento, en el aquí y ahora, seguramente habrá un accidente, porque el animal buscará la forma de decir ‘¡Acá, hola! ¡No me apures!’”, remarcó.
Yaquelín aprende día a día. La última gran enseñanza se la dio un caballo árabe que tenía un problema en la espalda y una fractura en una pata. De carácter bravo, era difícil lidiar con él. En estos casos, el animal suele sacrificarse, pero ella decidió probar un tratamiento de fisioterapia con la veterinaria Lucía Luque.
Luego de cuatro semanas, el resultado fue alentador. “Sacamos placa antes y después, y fue impresionante cómo había sanado el hueso”, contó Yaquelín. Y añadió: “Hoy, el caballo es otro. Cambió el pelo, la conducta, el carácter. Nos mostró que la raíz de su comportamiento estaba en el gran dolor que sentía”.
Honrar el amor.
En Corazones con alas, Yaquelín acompaña a padres y madres que han perdido a sus hijos. “Estoy ahí, al pie del cañón, para ayudarlos a darle sentido a su dolor”, aseguró. Estuvo del otro lado cuando falleció su hija, Ana Karen, y hoy acompaña los procesos de otros como forma de honrar el amor que aún siente por su pequeña.
“El amor no muere. En ese momento, que sentí ese amor más vivo que nunca, pensé ‘tengo que hacer algo con esto, elevar su presencia y agradecer los 12 años que me dio’”.
Y continuó: “Mi hija se liberaba de su cuerpo y trascendía, pero la que tenía que lidiar con el dolor era yo. Y si ella era una persona tan amada, no podía sepultarme en el dolor”.
Trabaja mucho estas cuestiones con grupos de padres y madres, y los invita a preguntarse dónde pueden volcar el amor por ese hijo o hija que hoy no está físicamente.
Asimismo, asiste todo tipo de duelo; la pérdida de una pareja, de un examen, de lo que sea. También ofrece constelaciones familiares asistidas con caballos, coaching con programación neurolingüística, retiros y prácticas de mindfulness, y organiza jornadas de actividades junto a otros profesionales.
“A veces trabajamos con una familia sola, a veces con varias, y siempre a través del caballo, con el fin de aumentar la conciencia de uno mismo y conectar con la naturaleza”, mencionó. Por último, afirmó: “Todos tenemos una grandeza interna y deseo que cada uno pueda vivenciarla, dándole alas a su corazón”.
Más accesibilidad para un centro de rehabilitación ecuestre.
En Colonia Cosmopolita, una localidad del departamento de Colonia, funciona el Centro de Rehabilitación Ecuestre El Tornado (CEN.R.EC), una Asociación Civil sin fines de lucro donde asisten personas en situación de discapacidad para mejorar su calidad de vida a través de equinoterapia, apoyo psicoterapéutico y otros talleres que ofrece la organización.
Hoy, el embajador de Japón Hideki Asari participará del acto de entrega de un minibus reciclado proveniente de Japón que permitirá el traslado de más usuarios desde sus hogares al centro de rehabilitación. También estarán presentes el intendente de Colonia Carlos Moreira y el presidente del CEN.R.EC Ricardo Di Censo. Desde la embajada señalaron que “la cooperación de Japón a través de este tipo de proyectos tiene por objetivo aportar a la calidad de vida de la población más vulnerable”.
En febrero de 2021, la Embajada del Japón donó aproximadamente US$ 30.000 al Proyecto para el Suministro de un Vehículo Reciclado para el Traslado de Personas con Discapacidad en el CEN.R.EC.
Esta donación permitió adquirir el vehículo que hoy llega al Centro. Di Censo resaltó que, además, esto hizo que pudieran generar convenios con otras instituciones para brindar equinoterapia social, una modalidad que abarca intervención terapéutica y educativa, “lo que amplió la población beneficiada al total de 140 personas por mes”.