Una historia de amor y de música que nació en Montevideo: el arte los salvó, y también los unió

Abigail es venezolana y llegó a Uruguay buscando oportunidades para poder seguir su carrera; Carlos superó muchos obstáculos gracias a la música y hace cuatro años la vida los juntó.

Compartir esta noticia
Carlos y Abigail.

Dicen que de los malos momentos puede brotar lo mejor de un artista. Se repite una y otra vez que la música salva y el arte tiene magia. A lo largo de la historia muchas reflexiones se convirtieron en frases comunes. Sin embargo, un día cualquiera uno se topa con historiasreales, de personas que tomaron los malos momentos en sus manos y se convirtieron en los mejores artistas. Ahí todo se entiende un poquito más.

Hace algunos años, por las calles de Montevideo, nació un amor. Pocos saben que estas dos personas están unidas por el arte y por el salvavidas que en algún momento de sus vidas supo ser la música.

Abigail González y Carlos Lema, ambos de 28 años, protagonizan esta historia. Con sus mejores galas, ella de vestido lago, maquillaje, peinado y él de smoking y su mejor actitud. Cuando las luces se prenden y comienza la música, el público hace silencio y es su turno: Abigail es mezzosoprano, Carlos tenor lírico.

Hace cuatro años que son pareja. Se conocieron como alumnos de la Escuela Nacional de Arte Lírico del Sodre. El canto como bandera en cada una de sus vidas, tan distintas pero con similitudes, fue lo que primero los unió.

Desde Venezuela, buscando oportunidades.

Abigail nació en Mérida, Venezuela, y desde niña estudió canto. Hace cinco años decidió mudarse a Uruguay, en busca de nuevas oportunidades.

“Allá la situación es complicadísima, yo hacía canto lirico y muchos profesores, como tanta gente, también se habían ido del país, entonces decidí emigrar, para seguir estudiando”, contó Abigail.

Ella no conocía Uruguay, pero a través de amigos tenía referencias. “Sabía que era un lugar tranquilo, con gente gradable y un buen recibimiento hacia el extranjero, porque nosotros en otras partes sufrimos mucha xenofobia”, explicó.

Llegó sola a Montevideo y al año ingresó a la Escuela de Arte Lírico. En 2020 comenzó a formar parte del coro del Sodre. Mientras estudiaba, trabajó en una empresa como administrativa, hasta que el año pasado consiguió trabajo en su área: hoy es directora del coro de niños y profesora de música en una escuela.

Abigail y Carlos.

Hace cuatro años, un ensayo la cruzó con Carlos. “Yo andaba en la vuelta, él era uno de los personajes principales y faltó la protagonista. El profesor me pidió que los ayudara. Cuando terminamos, Carlos me saludó y me pidió si podía ayudarlo con algunas escenas. Empezamos a hablar y a salir, en principio como amigos”, recordó Abigail.

Una historia de superación.

Salieron durante meses como amigos, tenían muchas cosas que hablar. La música, y lo valiosa que era a lo largo de sus vidas, era uno de los grandes temas. Luego se pusieron de novios.

Carlos puede decir que el canto le cambió la vida. Su gusto por la lírica empezó desde muy pequeño. “Cuando tenía tres años mi madre ponía a Luciano Pavarotti, yo lo escuchaba y siempre lo cantaba. Crecí y dejé un poco. Después que empecé el liceo, a los 12 años, tuve epilepsia y me dieron mal una medicación que me dejó por un año totalmente quieto, acostado. Tenían que darme de comer, me ha ayudaban a bañarme”, recordó él.

Y agregó: “Mi madre tuvo que llevarme a otras consultas a clínicas privadas. Después de hacerme un estudio, el doctor dijo que una pastilla que tomaba podría haberme causado daño cerebral, pero por suerte no pasó. Empezaron a darme la medicación correcta y a la semana me recuperé. Era yo de vuelta, estaba de nuevo activo, hacía todas mis cosas”.

Al poco tiempo, a raíz de todo lo que había vivido, comenzaron los ataques de pánico. Estuvo como dos años encerrado en su casa, sin poder tener contacto con la gente. Gran parte de su adolescencia estuvo aislado.

“Después cuando nació mi hermanito yo le empecé a cantar para hacerlo dormir y una amiga de mi madre, que me escuchó, le dijo por qué no estudiaba canto”, repasó.

“Ya tenía 16 años y fui a la Fundación Eduardo Mateo. En ese momento iba siempre acompañado, agarrado del brazo de mi madre, no podía caminar solo ni una cuadra. Hice el esfuerzo y fui. Para otra persona no hubiera sido nada, pero para mí era muy difícil. Hice la prueba, canté O Sole Mio y a la profesora le encantó”, recordó.

Poco a poco ganó confianza. Al tiempo entró a la Escuela de Canto Lírico.

“Cosas como tomar un ómnibus eran algo casi imposible, para mí. Pero un día un compañero me propuso hacerlo. Estábamos a unas pocas cuadras y él me dijo probamos, si te sentís mal, nos bajamos. Y me subí. Fuimos charlando todo el camino y llegamos lo más bien”.

Las primeras presentaciones fueron otro gran desafío. “Un día cantamos junto a la Fundación Atchugarry, había unas 1.500 personas y pasé delante de todas ellas y canté. Me sentí curado, me sentí libre”, remarcó.

El escape que la música le dio y que le sirvió de alguna manera de terapia, con el tiempo, se convirtió en una carrera.

Proyectos, con la música incluida.

Abigail y Carlos tienen proyectos juntos y por supuesto que la música está presente. Mientras culminan sus estudios en Montevideo, de la mano de su maestra Beatriz Pazos, quien los acompaña en todo su proceso, sueñan con seguir creciendo.

A raíz de las situaciones que él vivió en la adolescencia no terminó sus estudios secundarios, pero ahora está finalizando el liceo. Los planes son que Carlos culmine sus estudios y crezcan juntos en el mundo del canto lírico. La gran meta es llegar a Europa.

“Seguimos estudiando, formándonos, porque en el exterior te exigen mucho más y queremos estar preparados”, dijo Carlos, resaltando la importancia del apoyo mutuo en el camino que transitan.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Mente

Te puede interesar

Trump inicia su segundo mandato con una misa en la catedral de Washington
0 seconds of 2 minutes, 9 secondsVolume 90%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
Violencia en Buenos aires: lo bajaron del auto para robárselo y le dispararon, pero se defendió a piedrazos
01:03
00:00
02:09
02:09