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Verónica Morín, una experta en la gestión del estrés, premiada por sus aportes al bienestar mental

La doctora uruguaya, especializada en salud ocupacional, fue distinguida por sus pares en Cartagena de Indias, en Colombia.

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Verónica Morín.
Foto: Gentileza.

Verónica Morín es una de las principales expertas en estrés y salud ocupacional y mental de Uruguay. Hace más de una década está al frente de la Clínica del Estrés y además forma parte de la estructura jerárquica y de confianza de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE).

Hace unos días, Morín viajó a Colombia a recibir un importante premio a su trayectoria como experta en estrés, salud mental y salud ocupacional.

En el IX Congreso Internacional de Dolor y Medicina Regenerativa -un encuentro organizado por SIISDET (Sociedad Internacional Investigación Salud, Desarrollo Empresarial)- en Cartagena, Morín fue distinguida con el “Premio a la Excelencia Profesional en Salud”. Ese galardón, explica, se le otorga a los profesionales de las diferentes ciencias de la salud y empresarios, por logros y méritos en el campo profesional, que en estos casos hacen al sector de la salud y el desempeño empresarial.

El reconocimiento marca un mojón en el camino profesional de Morín, que se inició como doctora en Medicina general, y se especializó tanto en el campo médico como en el empresarial.

“Desde niña sentí vocación por la medicina”, cuenta, y continúa diciendo que cuando se recibió estaba feliz. Pero cuando empezó a ejercer y constató que en promedio le dedicaba seis minutos a cada paciente, sintió que eso no era lo que había soñado.

De Medicina general “saltó” a especializarse en Medicina de familia, un área en la que podía prestarle más tiempo y atención a los pacientes. Y aunque fue un paso profesional un poco más satisfactorio, también en ese campo comenzó a sentir que había algo que faltaba. Más o menos por esa época daba clases en la Universidad de la República, como Grado 2, en Psicología médica, y se encontró con un proyecto de Medicina laboral que la entusiasmó.

Ese entusiasmo la llevó hasta la Universidad de Córdoba en Argentina, para especializarse en Medicina laboral y de ahí, a empezar a trabajar como doctora en salud ocupacional y laboral. “En un momento, empecé a pensar que me tenía que animar a trabajar de manera independiente, y fundé la Clínica del estrés, hace 10 años”.

Morín había unido la medicina y la gestión de una empresa, pero daría un paso más en su incursión en el dominio corporativo.

“Quedé embarazada y la maternidad no es compatible con la medicina”, dice ahora. Se retiró del ejercicio de la medicina para cuidar a su hija, pero como es una inquieta por naturaleza, se consiguió otro trabajo. Empezó a desempeñarse en una editorial española, y lo hacía desde su casa, teletrabajando. “Hablar en 2005 de teletrabajo requería de toda una explicación, porque no era como hoy, un fenómeno ya conocido”.

Le fue muy bien trabajando para esa editorial. Tanto así que pudo ahorrar un buen dinero. “Ganaba mucho mejor que como médica”.

Pero también fue un aprendizaje, porque se dio cuenta que podría desempeñarse aún mejor si estudiaba y se especializaba en esa área. Así, empezó a capacitarse en marketing, dirección de empresas y otras asignaturas vinculadas a esa etapa de su vida.

Con un MBA como nuevo ingreso a un abultado currículum, Morín escaló en distintas estructuras organizacionales, esta vez en el sector público. Actualmente, es directora del Programa de salud ocupacional de ASSE, que se encarga del bienestar laboral de 34.000 funcionarios. Y, en simultáneo, dirige la clínica que fundó hace 10 años.

El estrés y temas vinculados, entonces, forman parte de su cotidianeidad. Y Morín tiene mucho para explicar sobre un fenómeno que nos afecta a todos, para bien y para mal.

El estrés y sus dos caras

“El estrés es algo natural, por suerte, porque lo necesitamos”, explica para que quede clara la discriminación entre el estrés más o menos “benigno” y el que es nocivo para nuestra salud.

“Puede servirnos para enfrentar pequeños desafíos o grandes problemas. Y hay varias maneras de clasificarlo. Una es por su duración, agudo o crónico. Otra forma es según el impacto que tenga en tu salud, positivo o negativo. Porque hay cosas maravillosas de la vida que también nos estresan, como recibirte, mudarte, tener un hijo... Todo eso estresa. Y un poco de estrés, para tener ambición y progresar, es necesario. No existe vida sin estrés”, argumenta.

Pero, como también expone, hay un estrés que enferma, el crónico. “Por ese tenemos que preocuparnos”. Según explica, cuando una situación nos estresa, se activan la adrenalina y la hormona cortisol y al organismo puede llevarle entre 20 y 60 minutos retornar a un estado libre de estrés.

“El problema ocurre ahí, cuando no le doy tiempo al cuerpo a volver de ese estado de amenaza, real o imaginaria, y seguimos con los niveles altos de cortisol y adrenalina. Ese estrés crónico se transformará en enfermedad”.

¿Cómo enfrentar esta situación? Según la experta, se puede aprender a “gestionar” el estrés y ella va un paso más allá y sostiene que el estrés crónico y perjudicial puede prevenirse. La clave es conocerse a sí mismo y saber reconocer las propias emociones para lograr reaccionar ante cada una de ellas de manera positiva.

Eso puede lograrse de más de una forma. Acudir a un profesional de salud mental es una. Otra, empezar a hablar del estrés en la vida de uno. “Poder hablar de eso, ayuda. Los uruguayos, en términos generales, somos de bajo perfil. Y ese bajo perfil, a veces, hace que nos demoremos demasiado en pedir ayuda”, comenta Morín.

“Nunca ocurre que alguien llegue a una consulta y diga ‘Estoy muy bien, me siento bárbaro mentalmente y quiero seguir así’, dice a modo de ejemplo. “Así como uno se hace un chequeo general para saber sus niveles de colesterol, así también debemos encarar el estrés crónico y la salud mental”, finaliza.

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