¿Alguna vez te preguntaste por qué te sientes tan bien al acariciar a un gato o jugar con un perro? La ciencia responde que la interacción o convivencia con mascotas no solo llena nuestra vida de alegría, sino que también tiene un impacto profundo en nuestro cerebro, mejorando nuestro bienestar emocional, cognitivo y físico.
Veamos cuáles son los beneficios de tener un compañero animal y descubramos por qué estos entrañables amigos son tan importantes para nosotros.
Últimamente, se ha debatido la forma en que llamamos a nuestras mascotas. Cada vez son más las personas que eligen términos que reflejan la profunda conexión que establecen con ellos y caen en desuso expresiones como “animales domésticos” o “animales de compañía”.
Hay quienes argumentan que “mascota” sugiere que el animal es una posesión, más que un miembro de la familia, o que el término puede restar importancia a la relación emocional y social que tenemos con nuestros animales (o animales con los que convivimos, sin pronombre posesivo).
Lo más común hoy en día, parece ser la opción de llamarlo compañero o compañera, enfatizando el vínculo recíproco y el apoyo mutuo, o asignarle un rol como miembro de la familia, subrayando la importancia del animal dentro del núcleo familiar. Cuando destacamos la lealtad y el cariño que sentimos por ellos simplemente les decimos amigos.
La elección del término puede variar, pero lo más importante es que nuestro trato hacia ellos refleje el vínculo especial que nos une a nuestro compañero, marcado por el cariño y el respeto.
Un vínculo especial.
Las mascotas tienen un efecto calmante sobre nosotros y promueven un estado de relajación. Cuidarlas y atenderlas nos obliga a centrar nuestra atención en el presente, y eso ayuda a olvidar las preocupaciones y reducir la ansiedad.
La compañía de una mascota puede ser especialmente beneficiosa para personas que viven solas. La presencia de un animal puede aumentar los niveles de felicidad, y al poner de manifiesto nuestra capacidad de cuidado nos brinda un sentido de propósito y responsabilidad, que aumenta nuestra autoestima.
Para sacar el mejor provecho de este vínculo:
—Dediquemos tiempo de calidad jugando y paseando con nuestras mascotas.
—Establezcamos una rutina de interacción que construya un ambiente de tranquilidad y confianza.
—Observemos su lenguaje corporal prestando atención a las señales que nos envía y respetando sus necesidades.
—Busquemos actividades relajantes para ambos.
Una mejora para el cerebro.
La convivencia con nuestras mascotas tiene un impacto positivo en nuestras capacidades cognitivas en primer lugar debido a la reducción del estrés. Pero también podemos obtener otros beneficios al compartir nuestra vida con un animal de compañía:
—Mayor atención y concentración: Cuidar de una mascota requiere atención constante. Desde alimentarla y acicalarla hasta jugar con ella, estas actividades nos obligan a estar presentes en el momento y a concentrarnos en las tareas. Esto, a su vez, mejora nuestra capacidad de enfoque en otras áreas de nuestra vida.
—Mejora de la memoria: Tener presentes los horarios de alimentación, las citas con el veterinario o los juegos favoritos de nuestra mascota estimula nuestra memoria. Además, al interactuar con ellos, creamos recuerdos afectivos que fortalecen nuestras conexiones neuronales.
—Desarrollo de habilidades de resolución de problemas: Las mascotas pueden presentarnos desafíos que requieren de nuestra capacidad para encontrar soluciones. Por ejemplo, enseñar a un perro un nuevo truco o resolver un problema de comportamiento nos obliga a pensar de forma creativa y a encontrar la mejor manera de abordar la situación.
—Aumento de la creatividad: Jugar con una mascota, especialmente con aquellos que tienen un comportamiento impredecible como los gatos, puede estimular nuestra imaginación y creatividad. Observar sus juegos y reacciones nos inspira a encontrar nuevas formas de interactuar con ellos.
—Mayor empatía y comprensión: Cuidar de un animal nos enseña a comprender las necesidades y emociones de otros seres vivos. Esto fomenta el desarrollo de la empatía y nos ayuda a relacionarnos mejor con las personas que nos rodean.
Convivir con mascotas.
Convivir con una mascota nos motiva a realizar más ejercicio, lo que se traduce en una mejor salud física, y tiene impacto en todos los miembros de la familia. Favorecen el desarrollo de habilidades sociales de los niños, por ejemplo.
Sobran los ejemplos de personas a las que la incorporación de una mascota al hogar le ha cambiado la vida. Por eso, aunque cuidar adecuadamente de una mascota implica responsabilidad y compromisos, vale la pena visitar un refugio y dejarse conquistar. La recompensa será una vida feliz y con propósito.
Cuidar de un animal nos ayuda a crecer como personas, a desarrollar empatía, paciencia y a encontrar un equilibrio entre nuestras propias necesidades y las de otro ser vivo, además de propiciar una conexión con la naturaleza, que nos recuerda nuestra responsabilidad hacia el mundo animal y nos invita a apreciar la belleza de la vida en todas sus formas.
Al mismo tiempo, en el amor incondicional de nuestras mascotas encontramos un espejo de nuestra propia humanidad y un recordatorio de lo que realmente importa en la vida. Más allá de la compañía, las mascotas nos enseñan el verdadero significado de la lealtad y el amor incondicional. Vivir con ellas es vivir con un propósito más profundo.
Desafíos
1. Acertijo I
Ana, Beatriz y Carmen. Una es tenista, otra gimnasta y otra nadadora. La gimnasta, la más baja de las tres, es soltera. Ana, que es suegra de Beatriz, es más alta que la tenista. ¿Qué deporte practica cada una?
2. Acertijo II
Si 5 gatos cazan 5 ratones en 5 minutos, ¿cuántos gatos cazarán 100 ratones en 100 minutos?
3. Acertijo III
De cuatro corredores de atletismo se sabe que C ha llegado inmediatamente detrás de B, y D ha llegado entre A y C. Calcula el orden de llegada.
Respuestas
1.
Ana es nadadora. Carmen es gimnasta. Beatriz es tenista.
2.
5 gatos.
3.
B -C – D - A