Angélica Banhara - O Globo (GDA)
La ansiedad es un fenómeno mundial. Tanto es así que se ha convertido en un personaje destacado en Intensa Mente 2, la película que rompió récords de taquilla. Superó los 1.500 millones de dólares a nivel mundial, algo muy raro cuando se trata de una película animada.
En la definición médica clásica, la ansiedad se caracteriza por una preocupación excesiva con respecto a situaciones cotidianas. Estas preocupaciones conducen a síntomas físicos que van desde la agitación mental, el cansancio, la irritabilidad y la tensión muscular hasta alteraciones del sueño. En la práctica, una descripción común es que "la mente no para de pensar".
"Veo la ansiedad como un movimiento interno que se siente en el cuerpo y la mente. Puede manifestarse como una gran tensión que llega a bloquear la columna, la zona lumbar y el cuello, o a través de un torbellino de pensamientos acelerados, por ejemplo", dice la psicóloga junguiana Gabriela Casotti, posgraduada en psicología analítica.
Para la especialista, la ansiedad no es necesariamente un problema: la cuestión es cómo lidiamos con esos pensamientos y emociones. "¿Me detengo a observarlos? ¿Sé lo que están tratando de decirme? ¿O simplemente interpreto que ese movimiento dentro de mí es malo, algo que me da miedo y que solo quiero dejar de sentir?", se cuestiona.
Casotti sostiene que llamamos a este movimiento interno "ansiedad" cuando las sensaciones están desorganizadas dentro de nosotros. "Si no logramos entender algo o lidiar con lo que sentimos, es común que nos enojemos, nos irritemos. El corazón se acelera, las manos comienzan a sudar, el flujo de pensamientos aumenta. La persona siente un movimiento interno, la mente no se detiene y vuelven a aparecer los síntomas de ansiedad, como un ciclo. Y la tendencia es descargar esa ansiedad en la comida, en la bebida... para ver si todo esto se calma o desaparece dentro de mí".
La propuesta de Casotti es aprender a lidiar con la propia ansiedad, en lugar de solo intentar interrumpir ese ciclo. "Controlar la ansiedad no nos liberará de ella. Es necesario reconocer esas sensaciones, acogerlas, tratar de entender lo que quieren decir y luego canalizarlas de manera efectiva y constructiva". Y ella propone un camino.
El proceso terapéutico es la primera sugerencia para aprender a entender un poco mejor esa voz interna. En la terapia, la idea es aprender a canalizar ese movimiento, que hasta entonces solo quedaba en la mente o atrapado en el cuerpo en forma de tensión o dolor.
"La terapia nos ayuda a mirar hacia el alma, a establecer una comunicación con ese gran movimiento dentro de nosotros, que son las emociones y los pensamientos. Este movimiento necesita ser organizado, y podemos aprender a canalizarlo en el día a día", dice Casotti.
Entonces viene el segundo consejo: canalizar esos sentimientos y emociones a través del movimiento, mediante el ejercicio físico. Puede ser un deporte, como el tenis de playa, la natación, el ciclismo o correr, o actividades como caminar, yoga o bailar. Cualquier actividad física que sea accesible y tenga sentido para ti.
"Mover el cuerpo ayuda a liberar los movimientos internos de los pensamientos y emociones, que a menudo quedan atrapados y se sienten en un hombro tenso, en un cuello que no gira hacia un lado, en forma de estreñimiento, dolor de cabeza o migraña. Con el ejercicio, vamos canalizando la energía interna y ayudando al cuerpo a circular y liberar lo que está en gran movimiento dentro de nosotros".
Escribir ayuda
Para esta psicóloga, la escritura también es una herramienta poderosa y eficaz para lidiar con la ansiedad. "Escribir un diario personal es otra manera de canalizar los pensamientos y emociones".
Un ejemplo: si abro una llave de agua en un compartimento cerrado sin un desagüe para que el agua fluya, ese espacio puede inundarse, desbordarse, anegarse. Esto nos sucede todo el tiempo, y el volumen de sentimientos, sensaciones, intuiciones, pensamientos y percepciones nos deja exhaustos.
Un diario personal no es una agenda donde anotas todo lo que hiciste o vas a hacer. Es un cuaderno para registrar sensaciones, percepciones y pensamientos que has tenido a lo largo del día, sin filtro y sin la preocupación de construir frases perfectas.
Si te despertaste con una opresión en el pecho, angustiado, anotalo en el diario. Si en una reunión un colega hizo un comentario que te hirió, escribilo. De esta manera, vamos aprendiendo a observar lo que sucede dentro de nosotros.
"Escribir ayuda a desahogar y organizar los pensamientos y sentimientos. De ahí la importancia del cuaderno personal: para que todo tenga un lugar externo donde sea tangible leer, observar, organizar y, si es posible, trabajarlo en el proceso terapéutico", concluye.