Es muy frecuente escuchar, tanto dentro como fuera de la consulta con la nutricionista, frases como ¨tomo agua y engordo¨ o ¨no como nada y no adelgazo¨. Ante esto, en general hay dos realidades posibles: un desequilibrio orgánico, hormonal o metabólico que silenciosamente sabotea tus esfuerzos o falsos preconceptos que te llevan al manejo errado de la situación y te juegan en contra.

Bajar de peso es difícil, punto. Además, cuanto más tiempo lleve contigo el sobrepeso peor resulta. No es tu falta de voluntad, es que el cerebro se programa para vivir en ese estado y el ambiente ¨conspira” para que la comida esté presente en todos los ámbitos y estados de ánimo. Es fundamental descartar cualquier trastorno metabólico y no pelear contra molinos de viento.

Te propongo revisar ahora mismo esas creencias y hábitos que suelen boicotear el plan.

1- La contextura ósea no justifica el exceso de peso.
Que seas “grande¨ no conlleva al sobrepeso. De hecho en las tablas de peso ideal se toma en cuenta la estructura ósea para establecer el rango esperado que no siempre coincide con el deseado. Es importante buscar un objetivo realizable y generar expectativas en torno a una cifra posible, no solo de conseguir sino de mantener.

2- El metabolismo se enlentece después de los treinta y pico.
Si, así es y cada vez más. Especialmente a las mujeres nos cuesta mucho más que en la juventud mover las reservas de grasa y aún más si son localizadas, lo que suele ocurrir con cada cambio hormonal que vivimos. La maternidad, el trabajo y la falta de tiempo hacen que comamos más y nos movamos menos. Llegar a la menopausia con un peso adecuado es muy recomendable en todos los casos.

Foto de i yunmai en Unsplash

3- Si el sobrepeso está en la panza, cadera y cola entonces es grasa y no agua.
La retención de líquidos que afecta el número final de la balanza ocurre generalmente en las piernas y nunca es de 4 kg, el equivalente a un talle de ropa, a menos que otro problema de salud esté ocurriendo.

4- Varias comidas diarias no significa picoteo constante.
Si te basás en el concepto de hacer varias comidas al día pero al final es un picoteo constante, haces trampas al solitario. No importa cuán light sea lo que comes, todo suma.

5- “Retomé la actividad física y no veo cambios¨.
Te pregunto: ¿qué deporte haces y cuánto tiempo le dedicas?, ¿es rutinario y sostenido o una vez sí y otra no? Es difícil incluir deporte en la rutina así que una vez que lo consigas, asegúrate que sea el que cumple con tus objetivos y, sobre todo, que te guste y sea posible de mantener en el tiempo.

En una clase de gimnasia tradicional el trabajo aeróbico no supera los 20 minutos y ese tiempo no es suficiente para que ocurra un gasto calórico significativo. Revisalo con un profe de gimnasia.

La primavera, las vacaciones, un evento importante o lo que sea que te motive, ¡no lo dejes pasar! Consulta y pedí ayuda para invertir bien tu tiempo, expectativa y dinero y que este no sea un intento más que te desgaste. Optimizar tus recursos para hacer el camino que funcione para ti en este momento de tu vida es una estrategia que puede funcionar.

* Conocé más en su webwww.lucianalasus.com o Instagram @lic.lucianalasus