Redacción El País
Desde sus inicios a los 15 años, Justin Bieber pasó de una relación despreocupada con la comida a una dieta estricta y consciente. La detección de su alergia al gluten marcó un punto de inflexión.
La necesidad de eliminar este ingrediente mejoró no solo su estado físico, sino también su humor y energía, según ha compartido el propio cantante en diversas entrevistas.
Desayunos energizantes
El desayuno es una parte esencial en la rutina de Bieber. Comienza el día con una combinación de huevos, panceta, palta y pan sin gluten. Este menú, que equilibra proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos, le permite afrontar con energía sus días repletos de compromisos.
Además, su debilidad por el café es un ritual matutino imprescindible, en especial el de la cadena canadiense Tim Hortons, donde suele acudir regularmente.
Almuerzos ligeros pero completos
Con los años, el almuerzo del cantante evolucionó. Si bien en su adolescencia disfrutaba de platos calóricos como pasta bolognesa, hoy prefiere opciones más saludables como las avocado toasts.
Este platillo combina pan sin gluten con palta, un alimento recurrente en su dieta. Incluso ha experimentado con versiones gourmet, como las populares tostadas con aceite de trufa y burrata que Hailey Bieber introdujo en sus redes sociales.
Cenas frescas y nutritivas
Las noches suelen ser el momento para platos ligeros como sushi o salmón a la parrilla. Tanto Bieber como su esposa valoran la frescura y los beneficios de estos alimentos, ricos en proteínas magras y omega-3, ideales para cerrar el día sin excesos.
Los snacks, entre indulgencia y balance
Durante sus giras, los snacks son una parte esencial para mantenerse activo. Entre sus favoritos están los Timbiebs, una línea de donas creadas junto a Tim Hortons, que disfruta como capricho ocasional.
Sin embargo, también elige opciones más saludables, como chips de manzana y guacamole con totopos, demostrando que su enfoque combina equilibrio y disfrute.
La dieta de Justin Bieber refleja una evolución hacia hábitos más saludables que no solo le han permitido mejorar su bienestar físico, sino también adaptarse a las demandas de su ajetreado estilo de vida. Esta transición, lejos de ser restrictiva, muestra cómo pequeñas decisiones pueden marcar una gran diferencia.