Un nuevo tratamiento, de última generación, para alcanzar un peso saludable está disponible en Uruguay y cerca de medio centenar de personas lo comprobaron.
Se trata de un balón gástrico, cuya novedad es que no requiere procedimientos invasivos como endoscopia o anestesia y que se coloca en tan solo 15 minutos.
“El Programa Allurion llega al Uruguay en agosto del año 2022; se comenzaron a traer los balones gástricos que ya se estaban colocando en el resto de América Latina y es un sistema innovador, que apunta al descenso de peso aquellos pacientes que no tienen indicación quirúrgica”, explicó el doctor Fernando Castelli, uno de los médicos responsables del programa en el país.
Castelli apuntó que quienes tenían sobrepeso e indicada una cirugía bariátrica correspondía a un número elevado de personas y que con este nuevo tratamiento se las contempla: “Lo que tiene este balón gástrico de innovador es que la colocación, no requiere anestesia ni ningún procedimiento invasivo; y que así como se coloca luego de cumplir a su función se disuelve una membrana y el mismo se expulsa naturalmente por las materias”, apuntó.
Sobre la preparación para el procedimiento, el doctor Gabriel Massaferro, detalló que comienza unos días antes con la ayuda del equipo de nutrición que enseña hábitos saludables al paciente.
“La educación alimenticia es un pilar fundamental, porque la idea del balón es que te ayude a bajar de peso pero, en el proceso, reeduques al paciente en cómo comer, no solo en cantidad y en calidad sino en hábitos saludables”, remarcó Massaferro.
La preparación implica una dieta previa, así como una planeación farmacológica detalló el especialista: “Obviamente, el cuerpo no entiende que el balón es un balón y que no es comida, entonces, para preparar ese estómago para aceptar correctamente y de la mejor manera al balón se ingiere una serie de medicación básica y de venta libre. Se empieza una semana antes y a la semana posterior de la ecuación del balón ya no hay que tomar nada, salvo un antiácido”, añadió.
El balón tiene el tamaño de una pastilla grande que se ingiere con un vaso de agua.
“El líquido la hace descender hasta la posición en el estómago. El equipo hace una placa para comprobar que esté colocada en el lugar correcto del estómago y una vez chequeado que llegó, se insufla a través de un catéter que sale por la boca. En un lapso de 15 minutos el balón adquiere el volumen de 550 ml de agua destilada. Se chequea con otra placa que esté correctamente insuflada y ahí se retira el catéter. La colocación no lleva más de 20 minutos y el paciente se va caminando como llegó”, explicó el doctor Castelli.
Los doctores explicaron que las colocaciones se hacen los viernes, pensando en que el paciente tenga un fin de semana de tranquilidad para que el lunes vuelvan a trabajar correctamente y a la semana ya estén aptos para hacer su actividad física tradicional. “La aceptación de los balones es muy rápida, poco sintomática”, enfatizó Massaferro.
Un programa integral.
El balón gástrico funciona en un programa integral que combina que se ocupa espacio en el estómago y eso hace que entre menos comida y haya sensación de saciedad, con un cambio en los hábitos del paciente.
“Tenemos la parte nutricional con toda la enseñanza de cómo y qué comer. A su vez, tratamos de cambiar aquellos elementos que nos van a servir para el resto de la vida para tener hábitos saludables. Se potencia con el ejercicio y hábitos saludables”, señaló Castelli.
Además, Massaferro sostuvo que la tecnología cumple un rol dentro del Programa Allurion ya que se sigue al paciente a través de un reloj inteligente y una balanza que se conectan con una aplicación que permite a pacientes y doctores estar al tanto de la evolución día a día del tratamiento.
“Podemos ver si el paciente viene en un buen descenso e incluso el programa tiene una parte donde se diseñó un algoritmo de Inteligencia artificial que contiene un predictor de éxito; en los primeros 20 a 40 días el programa puede decirte si la bajada de peso viene de forma correcta y va a tener un éxito al final”, agregó.
Estas herramientas también permiten estar al tanto de cómo va el paciente sin invadirlos y, en función de lo que se ve, reconsultar o adaptar el trabajo quincenal con el equipo de nutrición.
Según Castelli, una de las inquietudes más comunes de los pacientes es si hay alimentos que no puedan ingerirse y la respuesta es que no hay. “Lo primero que nos preguntan es: ¿Voy a poder comer chocolate?, ¿voy a poder tomar una copa de vino? La respuesta es sí. A diferencia de las dietas, lo primero que el balón hace es un efecto mecánico y no hay limitación. La limitación va por educar el cómo se debe comer a lo largo del día, que es lo más difícil de todo”, remarcó.
Casos de éxito.
Los especialistas explicaron que el laboratorio fija un descenso del peso del entre el 10%-15% en sus casos de éxito, sin embargo el equipo está viendo resultados más cercanos a la cifra más alta cuando hay mayor adherencia al programa.
“El balón dura en el estómago 16 semanas aproximadamente, nosotros apostamos que en el período de tiempo en el cual el balón se encuentra en el estómago en ese periodo inculcarle aquellas cosas de hábitos saludables nutricionales y de estilo de vida para que eso se potencie, incluso tenemos un programa de 12 meses”, señaló Castelli.
Para colocarse el balón no hay límite de edad, se trabaja con pacientes de entre 18 y 70 años, o incluso más, que tengan sobrepeso.
En el caso de Irene Batista, paciente del Programa Allurion Uruguay, el tratamiento comenzó el 2 de diciembre de 2022, está cerca de las 16 semanas para eliminar el balón y hasta ahora perdió el 15% de su peso.
“Mi tratamiento comenzó unos 10 días antes de ingerir el balón. En cuanto confirmé la cita con el doctor me puse en contacto con la nutricionista quien me envió el material y comenzó a prepararme para el cambio. Ingerir el balón fue un momento, solo me preocupé de estar serena, escuchar bien y confiar. Es increíble que algo tan sencillo me haya brindado tanto resultado”, reveló.
Batista señaló que se sentía “atrapada” en su peso y sin voluntad. “Todo régimen o dieta que comenzaba lo interrumpía sin poder mantener ni mi propio compromiso. No encontraba salida y necesitaba más que consejos y recomendaciones. Necesitaba algo fuera de mí que me devolviera el control que había perdido”, explicó. Para ella Allurion fue la opción “más sencilla, rápida y perfecta”, añadió.
El principal cambio que la paciente notó es que el balón la ayudó, no sólo a reducir las porciones sino a “ser consciente de cada cosa y momento en el que comía y bebía”.
“Te conectás con tu estómago y todas las funciones del aparato digestivo. Ya no podía comer distraída, estaba obligada a prestar atención. Empezás a desinflarte inmediatamente y eso pasa a ser tu principal motivación, lo disfruté”, aseguró.
Respecto a cómo se sintió con el balón en su estómago, describió: “Los primeros dos días me sentí rellena, como un malestar sin ningún dolor y de un momento al otro eso desapareció mágicamente y me sentí absolutamente normal. Sentí que mi cuerpo se saciaba con lo justo, la ayuda estaba ya en mí. Aprendes a ser dueña de todo lo que comes y bebes, hasta que tu alimentación se hace absolutamente funcional y no emocional. Te desprendes de lo compulsivo, en mi caso del café, las gaseosas y las porciones enormes. Te reencuentras con el orden que debe tener la salud”, indicó.
Hoy se encuentra mucho mejor y disfruta de su nueva realidad: “Me siento libre, sin complejos. Dejé de usar la comida en mi vida para consolarme o entretenerme. Puedo estar en cualquier ambiente y compartir mi presencia más allá de si hay para comer o no. Siento que recuperé la voluntad que había perdido, no tengo desbordes. Ya no estoy pendiente de mi peso, de cómo me veo, ni de cómo me queda la ropa, aunque me fije en todo lo que como, cantidad y calidad. Vencí las tentaciones, ahora me alimento para vivir y disfrutar de la vida sin vergüenza y en total confianza”, subrayó.
Y concluyó: “Ganás en consciencia y en seguridad personal, siento mi vida ampliada, expandida. Continúo usando la balanza y la aplicación en el teléfono, pero ahora me pongo cualquier cosa que me guste y me voy a vivir”.