Uno de los mayores desafíos por lo que está atravesando el mundo entero es la malnutrición, ya sea por exceso o deficiencia de los nutrientesnecesarios para lograr un correcto funcionamiento del organismo, pues como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hábitos alimentarios poco saludables son muchas veces los responsables del desarrollo de una serie de enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
Un estudio realizado por el Global Burden Of Disease Study Diet Collaborators publicado en la revista médica británica The Lancet, la relación entre la alimentación y las muertes por este tipo de afecciones, está ligada a una baja ingesta de alimentos saludables, tales como frutas frescas y secas, cereales integrales, semillas y verduras, así como un alto consumo de bebidas azucaradas, sodio y ácidos grasos. Básicamente, esta situación se debe a la sobreexposición y a un crecimiento indudable de los productos procesados y utraprocesados, los cuales han alterado por completo la manera de alimentarnos.
¿Cuáles son las señales en el cuerpo de una malnutrición?
Desde luego, como refirió Karen Velásquez, nutricionista de la Clínica Ricardo Palma, las personas están sustituyendo las dietas tradicionales o los alimentos naturales por estos productos poco saludables, que se han convertido en la base de nuestra nutrición y, la mejor prueba de ello es, observar cómo este tipo de alimentación está repercutiendo en nuestro organismo, pues finalmente nuestro cuerpo es el reflejo de nuestro interior.
Señales que tenemos que tomar en cuenta, ya que que evidencian nuestros malos hábitos alimentarios:
Estreñimiento. Ciertamente, esta condición es el resultado de una nutrición carente de hidratación y, principalmente de fibra, pues esta ayuda a regular el sistema digestivo y facilita el tránsito de los alimentos. Sin duda, las defecaciones dolorosas e insuficientes, pueden traer consigo problemas de salud más graves. Por ello, es importante incrementar la ingesta de las frutas, verduras, menestras y cereales integrales, dado que son proveedores importantes de fibra.
Cansancio. La fatiga es un claro reflejo de la falta de macro y micronutrientes necesarios para cubrir nuestros requerimientos nutricionales, además de una hidratación insuficiente. Los expertos en salud recomiendan beber como mínimo dos litros diarios de agua, así como mantener una alimentación basada en un valor diario de 2000 calorías en promedio, la cual debe contar con grasas insaturadas, alimentos proteicos, cereales integrales, verduras en cada comida, frutas, entre otros.
Depresión. La dieta puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de depresión o ansiedad, pues nuestra alimentación guarda una relación directa con nuestro estado de ánimo, puesto que la ausencia de vitaminas, minerales y/o ácidos grasos omega-3 en el organismo puede aumentar la posibilidad de esta y otras enfermedades mentales. Por consiguiente, es fundamental incluir suplementos con ácido fólico y vitamina B12, pues si bien no existe evidencia científica de que cure la enfermedad, sí ayuda a mantener un mejor estado anímico.
Acné. No cabe duda que, existe una relación casi bidireccional entre una mala alimentación y el acné, ya que el consumo constante de grasas y azúcares afectan a la piel. Si bien es cierto, esto suele aparecer por un desequilibrio hormonal, una deficiencia de vitamina A, juega un papel protagónico en la producción de retinoide. Por este motivo, es conveniente consumir productos, como la zanahoria y alimentos aniinflmatorios ricos en omega-3. De igual manera, puede generarse una piel con un aspecto apagado, debido a la resequedad, por esto es clave ingerir frutas con abundante agua, pimientos, etc.
Por ende, es fundamental mantener un consumo esporádico o nulo de alimentos con alto contenido de azúcar añadido, sal y grasas, además de tener una buena asesoría nutricional para determinar bien las porciones y cumplir con el requerimiento nutricional. De igual manera, es importante tener un ritmo de actividad física durante un período de 30 minutos, por tres días a la semana como mínimo, así como debemos someternos a revisiones médicas periódicas para evitar una malnutrición y futuros problemas de salud.
El Comercio / GDA