Avena, un alimento con muchos beneficios, pero si tenés alguna de estas enfermedades, es mejor no consumirla

El alto contenido de fibra en la avena puede provocar malestar estomacal en personas con digestión sensible o síndrome del intestino irritable.

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Bowl con avena.
Bowl con avena.
Foto: Freepik.

Laura Guevara/El Univresal GDA
La avena es un alimento muy valorado por sus propiedades nutritivas, su contenido en fibra, vitaminas y minerales la convierten en una opción popular en muchas dietas.

A pesar de sus múltiples beneficios, no todos pueden disfrutar de ella sin riesgos. Algunas condiciones de salud requieren tomar precauciones al incluir avena en la alimentación, según ha informado la EFSA (European Food Safety Authority).

Enfermedad celíaca y la avena: ¿es segura?

Uno de los grupos más afectados son las personas con enfermedad celíaca. Aunque la avena en su estado natural no contiene gluten, durante su cultivo y procesamiento, puede contaminarse con trazas de esta proteína.

El gluten, presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno, puede desencadenar graves reacciones inmunológicas en los celíacos, dañando su intestino delgado. Es por esto que se aconseja que estos pacientes solo consuman avena certificada sin gluten para prevenir complicaciones de salud.

Sensibilidad al gluten no celíaca

Otro grupo que debe tener cuidado con la avena son aquellos que padecen de sensibilidad al gluten no celíaca.

Aunque esta condición no es tan grave como la celiaquía, las personas afectadas pueden presentar malestar digestivo, hinchazón y dolor abdominal si consumen avena que esté contaminada con gluten. "Es fundamental que opten por productos de avena etiquetados como libres de gluten", recomienda la EFSA, ya que esto minimiza la posibilidad de síntomas incómodos.

Problemas digestivos por el alto contenido de fibra

El betaglucano, una fibra soluble que se encuentra en la avena, tiene grandes beneficios como mejorar la digestión y controlar los niveles de colesterol. No obstante, en personas con estómagos sensibles, puede provocar hinchazón, gases o malestar estomacal.

Para evitar estos problemas, es recomendable que quienes deseen incorporar avena en su dieta lo hagan de forma gradual, asegurándose de beber suficiente agua para facilitar la digestión.

Alergia a la avena: un caso poco frecuente pero peligroso

Aunque es raro, hay personas que son alérgicas a la avena. Los síntomas de esta alergia pueden ir desde erupciones cutáneas hasta casos graves de dificultad respiratoria o incluso anafilaxia.

Si alguien sospecha de esta alergia, debe consultar a un médico para recibir un diagnóstico preciso y evitar el consumo de avena hasta estar seguro de su situación.

Trastornos digestivos crónicos: síndrome del intestino irritable (SII)

Las personas con trastornos digestivos crónicos, como el síndrome del intestino irritable, deben ser cuidadosas con el consumo de avena.

Aunque la fibra de este cereal puede mejorar la función intestinal en algunos, en otros podría agravar los síntomas, incrementando el malestar estomacal o provocando diarrea. Por ello, quienes padecen de SII deben evaluar cómo responde su cuerpo a la avena antes de incluirla de manera regular en su dieta.

Consumo responsable de avena

Para quienes no sufren de ninguna de estas afecciones, la avena sigue siendo una opción saludable en una dieta equilibrada.

Sin embargo, es importante recordar que, como cualquier alimento, su consumo debe ser moderado y ajustado a las necesidades individuales de cada persona, evitando excesos que puedan desencadenar problemas digestivos.

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