Cereza, la fruta que evita enfermedades inflamatorias, reduce el colesterol y mejora la calidad del sueño

De tamaño pequeño y sabor dulce, este alimento es un clásico del verano y aporta múltiples nutrientes importantes para el funcionamiento del organismo.

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Cerezas
Cerezas.
Foto: Freepik.

Victoria Vera Ziccardi, La Nación/GDA
Representan elegancia, clase y dulzura; no en vano se han convirtieron en un gesto popular para hacer referencia a la culminación de un evento importante o, mejor dicho, de alcanzar “la cereza del postre”. Es una fruta que se puede comer fresca, congelada, como mermelada o salsa y con múltiples usos en recetas tanto dulces como saladas.

Los cultivadores de cerezas creen que su origen se sitúa en Asia Menor y que la expansión de su ingesta se vincula con la ancestral colonia griega de Kerasos y actual Giresun, una provincia ubicada en el noreste de Turquía, en la región del Mar Negro. Desde allí, el cultivo habría sido trasladado a Roma por el general romano Lúculo, quien luego lo dispersó por el resto del imperio. No obstante, los agricultores aseguran que el mayor propagador de la fruta no fue este personaje histórico sino más bien, las aves que son grandes consumidoras de cerezas dado su color y dulce sabor.

Actualmente, el cultivo del árbol de cerezo se extiende por diversas regiones del mundo con climas templados, siendo Turquía, Rusia, Estados Unidos, Chile, Italia, Francia y España los principales países productores.

Propiedades de la cereza

Son frutas pequeñas y carnosas, de un color rojo vibrante que se debe a la presencia de antioxidantes, cuenta la licenciada Patrón Farias quien, a su vez, explica que dichos compuestos provocan tonalidades de color similares en otras frutas como las moras, frutillas, frambuesas y arándanos. “Este antioxidante específicamente se llama antocianina y se destaca por cumplir funciones antiinflamatorias y antienvejecimiento”, asegura.

Disminuye la inflamación.

Son varios los estudios que evidencian que gracias a las antocianinas, el consumo de cerezas se hace cuasi medicinal al reducir los marcadores biológicos inflamatorios en el cuerpo y prevenir enfermedades inflamatorias crónicas como la diabetes, artritis y enfermedades del corazón.

Controla el colesterol.

Las cerezas tienen la capacidad de reducir el colesterol. Esto mismo demuestra una investigación titulada “Revisión sistemática de antocianinas y marcadores de enfermedad cardiovascular” en la que se expresa que los alimentos ricos en antocianinas aumentan las cifras de colesterol HDL —lipoproteínas de alta densidad que pueden retirar el colesterol de las arterias y transportarlo de vuelta al hígado para su excreción y es conocido como “bueno”— y reducen las de colesterol LDL —lipoproteínas de baja densidad, catalogado popularmente como colesterol “malo”.

Snack saludable y con bajas calorías.

Esta fruta de tamaño pequeño, pero con grandes propiedades para la salud, cuenta con nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. “Contiene vitamina A y C, proteínas, fibra y sales minerales, además de contar con un bajo contenido calórico que la convierte en un snack o fruta ideal para picar saludablemente”, dice Farias. La dietista sugiere no consumirla demasiado madura puesto que, si bien tiene un sabor más dulce, en esas etapas puede ir perdiendo nutrientes.

Colabora con la higiene del sueño.

Otra característica relevante de la cereza es la presencia de melatonina que tiene. Se trata de una hormona encontrada en todas las especies animales, incluidos los seres humanos, que en concentraciones regula el ciclo de sueño-vigilia. En añadidura, el Hospital de Clínicas de Cleveland, Estados Unidos informa que el consumo de cerezas promueve un sueño más reparador al poseer altos niveles de: melatonina, serotonina —sustancia química que ayuda al cuerpo a producir melatonina— y triptófano —aminoácido que aumenta la serotonina—.

Alivia el dolor muscular.

Asimismo, cabe destacar otra de sus capacidades: la de reducir el dolor muscular post ejercicio. Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de las cerezas funcionan como los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno, para reducir o prevenir el dolor.

“Está buenísimo aprovecharlas en esta época ya que se consiguen fácilmente desde diciembre hasta fines de enero. Se las puede consumir el resto del año congeladas o comprar la pulpa, aunque siempre recomiendo consumir la fruta fresca”, añade Farias.

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