El Tiempo/GDA
Perder peso puede ser una tarea difícil. Hay que equilibrar una buena dieta con una práctica deportiva moderada. Perder peso no es solo quemar calorías: es aprender a comery a llevar una rutina saludable. El imaginario deseado por todos es poder perderlo sin necesidad de tener restricciones en la comida. Sin embargo, existen una serie de factores genéticos o ambientales que intervienen en este proceso y lo pueden hacer más llevadero o un poco más complejo.

Entre los factores que afectan a la velocidad con que se pierde peso es preciso afirmar que muchos de ellos se encuentran fuera del control individual. La clave entonces será que cada quien aprenda a conocer su propio cuerpo para sacar el mayor provecho posible.

Además, hay que tener en cuenta que la pérdida de peso no es un proceso lineal. Algunas semanas se puede perder más, mientras que otras semanas puede perder menos o nada. Así que no hay que desanimarse si la pérdida de peso se ralentiza o se estanca durante algunos días.

Aunque la pérdida de peso puede ocurrir más rápido al comienzo de cualquier plan de adelgazamiento, los expertos recomiendan una pérdida de peso de 0,45 a 1,36 kg por semana, o alrededor del 1% del peso corporal. Este objetivo es una forma segura y sostenible de alcanzar la meta deseada.

Teniendo en cuenta que el ejercicio físico debe estar ligado a una dieta adecuada para lograr controlar el peso, expertos aseguran que existen alimentos que pueden ayudar en un programa de pérdida de peso cuando se consumen en el contexto de una dieta equilibrada y un estilo de vida activo.

Estos alimentos suelen ser bajos en calorías y ricos en nutrientes, lo que significa que se pueden comer en más cantidad sin consumir demasiadas calorías.

Las verduras de hojas verdes, como la espinaca, la lechuga, el kale y la col rizada, son opciones que aportan una baja cantidad de calorías pero son ricas en vitaminas, minerales y fibra. Ayudan a las personas a sentirse llenas sin sumar muchas calorías a sus dietas.

Las frutas, como manzanas, peras, fresas y bayas, representan alternativas saludables para satisfacer el deseo de alimentos dulces. Estas frutas son bajas en calorías y ofrecen fibra y antioxidantes beneficiosos.

Las fuentes de proteínas magras, como el pollo sin piel, el pavo, el pescado, el tofu y las legumbres, desempeñan un papel importante en la saciedad y el mantenimiento de la masa muscular durante la pérdida de peso.

Alimentos como porotos, lentejas, quinoa y avena, que son legumbres y granos enteros, son ricos en fibra y proteínas, lo que puede contribuir a controlar el apetito y mantener niveles de energía estables.

Las almendras y nueces, siendo frutos secos, son una fuente de grasas saludables y proteínas, lo que las convierte en opciones satisfactorias y saludables cuando se consumen en porciones moderadas.

El pescado graso, como el salmón, la trucha y el atún, es rico en ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a controlar el apetito y mejorar la salud cardiovascular.

Los productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, como el yogur y el queso cottage, son buenas fuentes de calcio y proteínas, lo que puede ser beneficioso en una dieta equilibrada.

Beber suficiente agua es esencial para la salud en general y puede contribuir a reducir el hambre y el consumo excesivo de calorías durante las comidas. Mantenerse hidratado es un componente importante de cualquier programa de pérdida de peso saludable.

Es importante recordar que ningún alimento por sí solo hará que una persona pierda peso; la clave está en mantener una dieta equilibrada y controlar las porciones, junto con la actividad física regular.

Consultar con un profesional de la salud o un dietista registrado antes de realizar cambios significativos en la dieta es siempre una buena idea para asegurarse de que se está siguiendo un plan de pérdida de peso adecuado para las necesidades individuales de la persona.