Por Melanie Shulman La Nación/GDA
El ajo, ingrediente fundamental de la dieta mediterránea, es parte de la familia de las liliáceas junto con la cebolla y el puerro, y destaca por su intenso sabor y aroma. Se trata de una hierba antigua cuyos sus primeros usos están destinados a la prevención y el tratamiento de enfermedades.
Un informe de la National Institutes of Health (NIH por sus siglas en inglés), revela que a través de los años, el ajo ha sido utilizado por las sociedades con fines medicinales: como antibiótico para tratar las afecciones que producían las epidemias, como el cólera o la influenza, pero también para mantener sanos y fuertes a los guerreros, curar y limpiar heridas. “Incluso fue considerado como un objeto supersticioso, ya que se creía que colgarlo alrededor del cuello o colocarlo en casas, por ejemplo, en ventanas o puertas, era una manera de alejar la mala suerte.”
Gracias a sus múltiples componentes, “el consumo de ajo en dosis y cantidades justas aporta al organismo un sinfín de beneficios”, remarca Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición del Hospital Italiano.
¿Cuáles son los beneficios de consumir ajo?
Para Estela Mazzei, licenciada en nutrición, el ajo tiene excelentes propiedades: “Es fuente de hidratos de carbono fructanos, que actúan como fibra sobre la microbiota intestinal y sirven como prebióticos para las bacterias intestinales”. A su vez, detalla que es rico en minerales: yodo, fósforo, potasio y manganeso, y vitaminas B6 y C, “que regulan el nivel de azúcar en sangre y, se ocupan del crecimiento y reparación de los tejidos de todo el organismo”.
Por su parte Yamaguchi comenta que, gracias al aporte de selenio, un componente antioxidante y antiinflamatorio, el ajo tiene efectos antibacterianos, antifúngicos y antivirales. No obstante, remarca que para ver realmente sus efectos, es necesario mantener una alimentación saludable y equilibrada porque si “comés un extracto de ajo, pero después no te nutrís como corresponde, las ventajas van a ser nulas”.
Los flavonoides, pigmentos naturales que protegen al organismo del daño oxidante, también están presentes. Por ello, “Puede tener resultados positivos sobre factores de riesgo cardiovascular debido a que contribuye a reducir la hiperlipidemia, la hipertensión y previene la formación de trombos”, resalta Mazzei.
Desde la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, comentan que estudios realizados en animales dieron cuenta de que su consumo contribuye a reducir el riesgo de padecer cáncer, sobre todo de estómago, colon y esófago ya que, sus nutrientes actúan sobre las células del cuerpo e impiden el desarrollo de tumores.
A su vez, desde la institución estimaron que favorece la disminución de la presión arterial, el colesterol malo (LDL), por ende, baja el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Y aunque por el momento se desconoce la razón, también se ha asociado el consumo del ajo para tratar migrañas y todo tipo de dolencias e infecciones. “El ajo y sus componentes protegen los tejidos de oxidarse por lo que mejoran la función de los órganos, al menos en varios animales”, añadieron.
Para Yamaguchi, existen otras investigaciones que asocian a este alimento con beneficios para la memoria y la demencia. “Sin embargo, aun no hay conclusiones exactas porque hasta el momento no se ha probado en humanos”, dice la nutricionista.
¿Cómo se consume el ajo?
Del ajo se consume el bulbo o la cabeza, que está formado por varios dientes. Para Mazzei, se lo puede utilizar como condimento en distintas preparaciones y menciona a las sopas, salsas, guisos, ensaladas, woks. No obstante, Yamaguchi explica que consumirlo crudo aportará mayores beneficios ya que, “al cocinarlo pierde algunas propiedades”.
Y con respecto al mito de que lo ideal es tomarlo en ayunas: “Hasta el momento no hay teorías que lo avalen. Y lo mismo aplica a los suplementos ”, remata Mazzei. Ahora bien, a la hora de guardarlo, la mejor forma es a temperatura ambiente, en algún recipiente abierto y lejos de la luz del sol.
Si bien se trata de un alimento que genera discrepancias debido a su particular aroma y sabor, lo cierto es que aporta nutrientes de excelente calidad para cuidar y potenciar las funciones del organismo. Sin embargo, Mazzei alerta que “no hay nutrientes mágicos; todo depende de la salud individual y del estilo de vida de cada persona”.