La Nación / GDA
Definida como una joya nutricional a causa de su elevado contenido de nutrientes, esta planta tiene propiedades antivirales, antiinflamatorias, antidepresivas y antimicóticas. Desconocida por muchos, la moringa está ganando popularidad en los últimos tiempos y aquí conoceremos sus beneficios para la salud.
Se trata de un árbol nativo del norte de la India -puede alcanzar los diez a 12 metros de altura- que se ha adaptado a otros lugares con climas tropicales y subtropicales. incluidos Misiones en Argentina y varias regiones de América Central y África.
La moringa oleifera, científicamente denominada así y conocida popularmente como “el árbol milagroso” o “árbol de la vida”, es una planta de la cual se pueden aprovechar la raíz, las hojas y las semillas. Este árbol se caracteriza por sus ramas colgantes y quebradizas, que comienzan a florecer apenas siete meses después de su plantación, y desarrolla vainas de color marrón. Hasta el año 2014, según comenta el productor Mario Paredes, la moringa no estaba incluida en el código alimentario nacional como un alimento permitido. Convencido de su valor nutricional y los beneficios que podría aportar a la dieta, Paredes se dedicó a promover sus propiedades. En colaboración con el Conicet, llevaron a cabo una serie de estudios que finalmente condujeron a que la Comisión Nacional de Alimentos (Conal) de Argentina otorgara la autorización necesaria para su inclusión en el código alimentario.
Desde Medical News Today describen a la moringa como una planta que a lo largo de los siglos, ha sido ampliamente valorada por sus propiedades medicinales. Se estima que sus usos van desde la mejora de la salud y la belleza hasta la prevención y el tratamiento de enfermedades. “No solo nutre, también sana”, dice Mario Paredes.
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“Es un alimento atípico para la población argentina, pero que está bueno empezar a consumir”, comenta Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano. Fuente de múltiples vitaminas como las del complejo B, la A y la C, de minerales como el hierro, el calcio y el fósforo y de diversos antioxidantes, la experta describe a la moringa como “un superalimento que corre con la ventaja de que se puede consumir de distintas maneras: tanto en su formato original, como desecado y en forma de polvo hasta en suplementos”.
De todas maneras, resalta la especialista, que “más allá de que se trate de un alimento súper nutritivo, hay que cuidar que la alimentación sea completa y variada y considerar a la moringa como una opción más para incorporar múltiples nutrientes”.
Beneficios de la moringa
“Ninguna de las partes comestibles de esta planta posee índices de grasas, colesterol, sodio y azúcar”, menciona Yamaguchi, razón por la que recomienda su consumo a personas con diabetes, hipertensos, a quienes necesitan reducir su nivel de colesterol malo (LDL) y a deportistas y personas con anemia dada la presencia de calcio, magnesio y hierro. Desde el portal especializado en salud, Healthline, informan que 21 gramos de moringa aporta el 11% del requerimiento diario de hierro y el 8% de magnesio.
La moringa, cuyo sabor es un tanto picante, es fuente de proteínas y antioxidantes. En Healthline, señalan que por cada 21 gramos de este alimento se encuentran dos gramos de proteína vegetal, nutriente altamente halagado por los profesionales de la salud dado que fomenta la reparación y regeneración de los tejidos de los músculos.
La Universidad de Harvard subraya la importancia de incorporar este tipo de proteína en nuestra dieta, citando varias razones clave: ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas al contribuir a la disminución del colesterol “malo”; mantiene el equilibrio de la presión arterial y mejora la resistencia a la insulina. Adicionalmente, esta reconocida institución resalta otro beneficio del consumo de proteína vegetal, señalando su relación con una menor probabilidad de desarrollar diabetes.
La presencia de vitamina C es otra de las grandes estrellas de la moringa. Yamaguchi comenta “que puede contener hasta siete veces más de este nutriente que una naranja”, motivo por el que la moringa tiene carácter antioxidante y es ideal para evitar el daño oxidativo de las células y protegerlas de los radicales libres. Esta vitamina colabora además en la síntesis de colágeno, proteína necesaria para retrasar los signos de envejecimiento prematuro, mantener la vitalidad de las células cutáneas, protegerlas de las toxinas que circulan por el aire y del fotodaño a la que se está expuesto de manera permanente. Esta vitamina también ayuda a producir elastina, sustancia que le brinda elasticidad a la piel y la mantiene humectada, brillante y luminosa.
La moringa contiene 47 antioxidantes, entre los cuales la quercetina y el ácido clorogénico son dos de los más importantes, según señala Paredes. Healthline aclara que la quercetina ayuda a reducir la presión arterial, mientras que el ácido clorogénico modera los niveles de azúcar en sangre después de comer. Un estudio citado por el portal en cuestión demostró que consumir hojas de moringa en polvo, aumenta los niveles de antioxidantes en la sangre. El análisis fue realizado a un grupo de mujeres a quienes se les solicitó tomar siete gramos de este alimento todos los días durante tres meses.
En cuanto a los minerales, la abundancia de calcio, fósforo y magnesio en la moringa la convierten en un alimento beneficioso para la salud musculoesquelética. Estos nutrientes, dice Yamaguchi, fortifican y mantienen vitales los huesos y dientes y colaboran en la contracción muscular. “Junto con sus propiedades antiinflamatorias, el extracto de moringa podría ayudar a tratar afecciones como la artritis, incluso se habla de que ayuda a curar los huesos dañados”, profundizan desde Medical News Today.
Formas de consumo de la moringa
La moringa se puede conseguir en comercios dietéticos y herboristerías y son múltiples las maneras en que se pueden aprovechar la raíz, las hojas y las semillas. Las semillas pueden consumirse tal cual, solas o integradas en ensaladas, por ejemplo. Paredes destaca que, en su estado crudo, las semillas “contienen un 33% de aceite esencial, el cual puede ser extraído y empleado en la industria cosmética”. Quienes prefieran, las pueden cocinar salteadas o dorar al horno, aunque de esta manera podrían llegar a perder ciertas propiedades producto de la elevada temperatura de cocción.
Las hojas se pueden consumir frescas, desecadas o molidas en polvo para combinar en infusiones como jugos y batidos, para saborizar salsas y guisos incluso, para hacer pizzas y panificados. En relación a las raíces de la moringa, antes de consumirlas se debe quitar la corteza porque contienen una sustancia llamada moringina que es tóxica para el organismo.
Por otro lado, para días de calor, Yamaguchi da una receta fácil para preparar un jugo de jengibre con polvo de moringa y mantenerse hidratados: “A un litro de agua se le puede sumar una cucharada de moringa, ralladura de jengibre, limón y menta. Frío, es ideal para el verano”.
La moringa también se puede encontrar en forma de cápsulas como suplementos dietarios, en saquitos de té y en algunas yerbas de mate.
Si bien el consumo de este alimento casi no presenta efectos secundarios, hay personas que tienen que estar atentas a su incorporación. Las mujeres embarazadas están en la lista según menciona el portal Medical News Today ya que algunos de los compuestos de la moringa pueden interferir con el correcto desarrollo del bebé. Para finalizar, tampoco aconseja el consumo de este alimento a aquellos que toman medicamentos para la diabetes o para la presión arterial alta.