Cuál es el tipo de colágeno que hay que tomar después de los 40 años: ayuda a la piel, el cabello y las uñas

Entre las diversas formas disponibles, como polvo, cápsulas, y formas bebibles, el colágeno tipo II también beneficia la salud de las articulaciones y otros tejidos conectivos.

Compartir esta noticia
Mujer cuida de su piel
Mujer cuida de su piel. El colágeno es básico para mantener la elasticidad que se pierde después de los 40 años.
Foto: Freepik

El Tiempo / GDA
El colágeno es una proteína estructural crucial que ofrece múltiples beneficios, no solo para la piel y las articulaciones, sino también para el cabello y las uñas. Con la reducción de su producción natural, la suplementación se vuelve una estrategia viable para contrarrestar estos efectos del envejecimiento.

A medida que envejecemos, la producción de colágeno en nuestro cuerpo disminuye significativamente. Este fenómeno se hace especialmente notable alrededor de los 40 años, cuando nuestro organismo produce apenas la mitad del colágeno que generaba en la adolescencia. Esta disminución impacta visiblemente en la piel, que pierde firmeza y elasticidad, y también afecta los cartílagos, provocando un debilitamiento general.

Entre las diversas formas disponibles, como polvo, cápsulas, y formas bebibles, el colágeno tipo II se destaca por sus propiedades específicas que benefician la salud de las articulaciones y otros tejidos conectivos.

Una fuente rica en colágeno tipo II, sorprendentemente, son las patas de pollo según consigna la Escuela de Salud Pública de Harvard. Este alimento, a menudo desechado, contiene altos niveles de colágeno que pueden ser extraídos y aprovechados mediante diversos métodos de cocción, como la preparación de caldo de huesos. Este tipo de colágeno es especialmente importante para la regeneración de cartílagos y la reducción de la inflamación, lo cual es crucial para personas con artritis o desgaste articular.

El impacto positivo del colágeno tipo II no se limita a las articulaciones. Los aminoácidos presentes en este colágeno, como la glicina, no solo mejoran la elasticidad de la piel, reduciendo arrugas y líneas finas, sino que también tienen un efecto notable en la salud digestiva al contribuir a la reparación del revestimiento intestinal. Este beneficio es particularmente relevante para personas que padecen de síndrome de intestino permeable u otros problemas digestivos.

Mujer de mediana edad cuida de la piel de su cara
Mujer de mediana edad cuida de la piel de su cara.
Foto: Freepik

Además, el colágeno tipo II tiene beneficios significativos para el cabello y las uñas. La suplementación regular puede mejorar la fuerza, el crecimiento y la elasticidad tanto del cabello como de las uñas. Esto es especialmente valioso para quienes notan un debilitamiento de estos tejidos con la edad. Incorporar colágeno en la dieta puede resultar en un cabello más fuerte y brillante y en uñas más resistentes y menos propensas a romperse.

Para obtener estos beneficios, una de las formas más eficaces es mediante la preparación de caldo de huesos con patas de pollo. Hervir las patas de pollo durante varias horas extrae el colágeno y otros nutrientes esenciales, creando un caldo rico y nutritivo que puede ser consumido directamente o utilizado como base para sopas y guisos. Este método no solo es efectivo sino también económico y fácil de incorporar en la dieta diaria para beneficiar tu piel.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

alimentación saludableGDA

Te puede interesar