Redacción El País
La demencia es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente a las funciones cognitivas, como la memoria y el pensamiento. Si bien no existe una cura, seguir una dieta saludable puede ayudar en su prevención o en la ralentización del impacto en la salud cerebral.
Investigaciones indican que quienes siguen una dieta de estilo mediterráneo, que es rica en frutas, verduras, granos enteros, frutos secos y semillas tienen una mejor función cognitiva, informó Mayo Clinic.
Las frutas y verduras, en este sentido, son una excelente fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes. Estos nutrientes son esenciales para mantener un cerebro sano y pueden ayudar a proteger contra el daño celular causado por los radicales libres, por lo que se recomienda consumir variedad de estas.
Los granos enteros, como la avena, el arroz integral y el pan integral, son una buena fuente de energía y nutrientes para el cerebro. Estos alimentos son ricos en fibra y vitaminas del grupo B, que son importantes para mantener la salud cerebral y prevenir el deterioro cognitivo, indicaron investigaciones de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la Universidad Harvard, respectivamente.
Los frutos secos y las semillas, como las nueces, las almendras y las semillas de chía, son ricos en grasas saludables, proteínas y antioxidantes. Estos alimentos pueden ayudar a mejorar la memoria y la concentración, y también pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que a su vez pueden estar relacionadas con el riesgo de demencia, tal como consignó la Sociedad Española de Cardiología.
El aceite de oliva es un tipo de grasa saludable que se ha asociado con numerosos beneficios para la salud, incluyendo la salud cerebral, según un estudio de Harvard. Se ha demostrado que el consumo regular de aceite de oliva reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y mejora la función cerebral en general.
El té verde contiene compuestos llamados catequinas, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estos compuestos pueden ayudar a proteger contra el daño celular causado por los radicales libres y la inflamación, que se ha asociado con el deterioro cognitivo y la demencia.
Los pescados grasos como el salmón, el atún y la sardina, son ricos en ácidos grasos omega-3. Algunas investigaciones demostraron que las personas que consumen más omega-3 podrían tener menor riesgo de presentar la enfermedad de Alzheimer, demencia y otros problemas relacionados con la función cognoscitiva, informaron los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). A pesar de necesitarse un mayor estudio de la incidencia de estos ácidos grasos en la salud cerebral, tienen otros diversos beneficios que pueden aprovecharse al consumirlos.
Antes de realizar un cambio en la dieta, es recomendable consultar a un médico o a un nutricionista especializado, quienes podrán proporcionar pautas y recomendaciones personalizadas según las necesidades individuales.
Este contenido fue hecho con la asistencia de inteligencia artificial y verificado por un periodista de El País.