El Universal/GDA
El colesterol es esencial para la producción de hormonas, vitamina D y células en el cuerpo, algo que permite el normal funcionamiento de nuestro organismo. Los especialistas señalan que los niveles elevados de colesterol en sangre pueden ser perjudiciales. Esto suele ocurrir debido al consumo excesivo de grasas saturadas en la dieta y a factores como la falta de ejercicio, el sobrepeso o la obesidad.
Los altos niveles de colesterol pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, puesto que el colesterol tiende a acumularse en las arterias y dificulta el flujo sanguíneo hacia el corazón y el cerebro. Es importante mantener un equilibrio y buscar formas naturales de regular el colesterol LDL, también llamado "colesterol malo" y allí entran en juego las sardinas.
La ingesta de sardinas puede ayudar a regular los niveles de colesterol naturalmente si se incluyen en una dieta saludable y se combina con ejercicio regular, según expertos en salud. Las sardinas, como otros pescados, contienen ácidos grasos poliinsaturados omega-3 que promueven una mejor circulación sanguínea y reducen el riesgo de enfermedades cardíacas, según los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses (NIH, por sus siglas en inglés).
Otros beneficios de la sardina
Las sardinas también son ricas en calcio, fósforo y vitamina D. Según un artículo publicado en el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de los Estados Unidos, estos nutrientes previenen la pérdida de minerales en los huesos y ayudan a la recuperación de los huesos fracturados.
Por otra parte, su contenido en vitamina D es esencial, una porción de 100 gramos proporciona el 68% de la dosis diaria recomendada y, de acuerdo con el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), las sardinas evitan el dolor óseo y mantendrán saludables tus dientes y músculos.
Una investigación publicada en Molecular Medicine Reports concluyó que consumir sardinas previene y revierte la resistencia a la insulina, algo de suma importancia para quienes padecen diabetes y síndrome metabólico. Además, gracias a su contenido en proteínas y grasas saludables, las sardinas retrasan la liberación de glucosa en la sangre. A su vez, esto disminuye la absorción de azúcar y regula su presencia en el cuerpo.
Una publicación de la Universidad de California en Berkeley indicó que los ácidos grasos omega-3 presentes en las sardinas previenen los trastornos en el estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión.
Investigadores del Centro Médico Chi-Mei señalan que nuestro cerebro está conformado por un 60% de grasa, por lo que estos ácidos esenciales mejoran la función del sistema nervioso central.
Algunas personas con afecciones específicas, como la hiperuricemia o la gota, deben tener cuidado con el consumo de sardinas debido a su contenido de purinas.
De todos modos, es importante recordar que el consumo de sardinas no reemplaza las recomendaciones médicas ni la medicación cuando sea necesario para controlar el colesterol alto. Lo mejor es consumirlas al horno o al vapor para conservar sus propiedades nutricionales.