Redacción El País
Es un remedio caso ancestral, porque los humanos descubrieron a lo largo de su evolución que el aloe vera tenía múltiples beneficios para la salud, y no tardamos en incorporar a esta planta en nuestra existencia.

También conocido como sábila, es una suculenta con alrededor de 500 subespecies. Crece de forma natural en climas tropicales, semitropicales y áridos alrededor del mundo, y se caracteriza por un tallo corto, hojas triangulares y flores tubulares de color amarillo.

Esta planta prodigiosa ofrece una rica variedad de nutrientes esenciales para el organismo:

• Vitaminas: A, C, E y del grupo B (niacina, riboflavina y ácido fólico).
  
• Minerales: calcio, magnesio, hierro, potasio y sodio.
  
• Aminoácidos: 20 de los 22 aminoácidos esenciales, incluyendo 8 que no son producidos por el cuerpo humano.
  
• Polisacáridos: glucomanano y acemanano.
  
• Enzimas: digestivas para carbohidratos y ácidos grasos, beneficiosas para la piel.

Foto: Flickr.

Si bien el aloe vera es ampliamente conocido por sus propiedades hidratantes y cicatrizantes, sus beneficios se extienden a diversos aspectos de la salud:

• Regeneración de la piel: Favorece la cicatrización de heridas, ampollas y otras lesiones cutáneas.
  
• Acción antiinflamatoria: Combate el acné, la psoriasis y el eczema gracias a la aloína presente en sus hojas.
  
• Mejora del tránsito intestinal: Alivia el estreñimiento y actúa como laxante natural.
  
• Efecto antioxidante: Retrasa el envejecimiento celular y previene enfermedades como el cáncer.
  
• Regulación del azúcar en sangre: Mejora la sensibilidad a la insulina, contribuyendo al control de la glucemia.

El aloe vera puede ser disfrutado de diversas maneras para aprovechar al máximo sus propiedades:

• Jugo: Extraer el gel de las hojas y consumirlo directamente o diluido en agua.
  
• Cápsulas o suplementos: Adquirirlos en tiendas especializadas para una dosificación precisa.
  
• Batidos y bebidas: Agregar el gel de aloe vera a smoothies o licuados para un toque nutritivo.
  
• Té: Mezclar el gel con agua caliente y endulzar con miel o limón al gusto.

De todas maneras, consultá a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento con aloe vera, especialmente si tenés alguna condición médica preexistente.