Redacción El País
La salsa de tomate es un básico en pastas, pizzas y guisos, pero ¿sabías que un simple ingrediente puede llevarla al siguiente nivel? El bicarbonato de sodio es el truco de cocina que transforma una buena salsa en una mezcla suave, equilibrada y deliciosa. Te explicamos por qué funciona y cómo usarlo correctamente.
¿Para qué sirve el bicarbonato en la salsa de tomate?

El tomate es naturalmente ácido debido a compuestos como el ácido cítrico y málico, lo que a veces deja un regusto amargo o una textura áspera. El bicarbonato, al ser alcalino, neutraliza esa acidez, logrando:
✔ Un sabor más suave y redondo (sin ese "pique" ácido).
✔ Una textura más sedosa, ya que ayuda a integrar mejor los ingredientes.
✔ Menos acidez estomacal al comerla.
Además, evita que la salsa se vuelva demasiado amarga cuando se cocina por mucho tiempo.
¿Cómo hacer? Paso a paso
- Cantidad clave: Añadí solo ¼ a ½ cucharadita de bicarbonato por litro de salsa (¡más puede arruinar el sabor!).
- Momento ideal: Incorporalo mientras la salsa se cocina, revolviendo bien.
- Reacción química: Verás que burbujea (es normal, es el bicarbonato liberando dióxido de carbono al reaccionar con los ácidos del tomate).
- Probá y ajustá: Si aún notás acidez, agregá una pizca más, pero siempre poco a poco.
Beneficios extra
- Textura perfecta: Evita que la salsa quede demasiado espesa o grumosa.
- Digestión más fácil: Ideal para quienes sufren de reflujo o sensibilidad a lo ácido.
- Sabor equilibrado: Resalta el dulzor natural del tomate sin necesidad de añadir azúcar.
¿Por qué no todos lo usan?

Algunos cocineros prefieren corregir la acidez con azúcar o zanahorias, pero el bicarbonato es más eficaz porque actúa directamente sobre el pH de la salsa. Eso sí: requiere precisión. Otro pique: si usás tomates muy maduros (menos ácidos), reduce la cantidad de bicarbonato o directamente omitilo.