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El sofrito de tomate puede modificar el metabolismo y ayudar en la pérdida de peso, según un estudio

Una investigación muestra que los animales que consumieron este plato poseen un compuesto conocido por activar el metabolismo energético.

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Una preparación que aumenta el metabolismo.
Foto: Jesús Cerezo Arillo/Flickr.

O Globo - GDA
Un plato español de sofrito de tomate —característico de la dieta mediterránea— preparado con aceite de oliva virgen extra, cebolla y ajo, puede ser capaz de modificar el metabolismo y ayudar en la pérdida de peso, según un estudio realizado con animales por el Centro de Investigación en Alimentos de la Universidad de San Pablo.

Publicado en la revista Antioxidants, el estudio contó con la colaboración de investigadores de la Universidad Internacional de Cataluña, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Salud Carlos III en España; la Fundación Edmund Mach y la Universidad de Parma en Italia.

Los beneficios de este sofrito, que es la base de la cocina mediterránea, para la salud fueron observados en experimentos con ratones y complementan los resultados de un estudio anterior en el que se afirmaba que los animales con tendencia a la obesidad que recibieron suplementos de este sofrito en su dieta, a pesar de haber consumido más alimento y energía, ganaron peso al mismo ritmo que aquellos que no lo recibieron.

En el estudio actual, se identificaron compuestos relacionados con el consumo de sofrito y posibles cambios en los órganos que explican el efecto de pérdida de peso. Para obtener estos resultados, se utilizaron múltiples enfoques de investigación, como el análisis del perfil de metabolitos y la expresión génica en el plasma sanguíneo, el hígado y el tejido adiposo de los animales probados.

Los investigadores evaluaron cuatro grupos de animales, la mitad de los cuales eran de peso normal (con un peso considerado ideal) y la otra mitad tenía tendencia a la obesidad. Durante un período de ocho semanas, ambos grupos recibieron una dieta suplementada con sofrito; otros grupos recibieron la misma dieta pero sin el sofrito.

"Del total de la alimentación, el 2% era de sofrito, un porcentaje que corresponde al consumo medio de tomate en la población española", explicó José Fernando Rinaldi de Alvarenga, autor principal del estudio.

A través de la metabolómica, una técnica que analiza diversos compuestos presentes en órganos y tejidos que resultan de reacciones químicas en el organismo, y utilizando herramientas de bioestadística, se identificó en el hígado de los animales el compuesto butanodiol.

"Nuestra hipótesis para explicar los efectos del sofrito es la presencia de este butanodiol, detectado solo en los animales que consumieron el refrito, el cual está descrito en la literatura como un precursor de los cuerpos cetónicos, sustancias que activan el metabolismo energético", explica Alvarenga.

También se observó que los animales que consumieron el sofrito tenían más diglicéridos, reservas de energía formadas por dos moléculas de grasa, mientras que los animales que no recibieron la suplementación tenían más triglicéridos, reservas de energía formadas por tres moléculas de grasa.

"Esto podría indicar un cambio metabólico que llevó a la descomposición de estas moléculas, lo que también podría favorecer la ausencia de aumento de peso", dice.

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