La Nación / GDA
Cada vez más los nutricionistas subrayan los beneficios de consumir frutos secos -siempre en el marco de una alimentación balanceada- por los nutrientes que aportan. Aunque popularmente el maní se incluye en este grupo, en términos botánicos, es una semilla de la planta leguminosa.
El maní encabeza el ranking en el gusto de los consumidores, lo elige el 51%; siguen las almendras con 23%; las nueces con 21%, y las avellanas con 5%, siempre según el estudio de la Cámara Argentina del Maní. “Viene creciendo el consumo interno, especialmente el de pasta de maní”, dice a La Nación Edoardo Francanzani, gerente de la Cámara.
La Argentina es el mayor productor de maní de América Latina, y el séptimo más importante en el mundo. Es el primer exportador mundial de maní. Desde el sector insisten en que no es un commodity, sino un producto alimentario elaborado, una manufactura de origen agrícola con un “extraordinario componente de valor agregado”: maníes para confitería, preparados y/o saborizados, pasta y manteca de maní, aceite crudo y refinado, harina, pellets y expellers. A diferencia de China, India, Nigeria, Brasil, Senegal y otros orígenes, la Argentina y los Estados Unidos compiten en el mercado del maní de alta calidad para consumo humano.
Los europeos en general consumen la mayor parte del maní como snack (frito, salado, tostado). Algunos países de ese destino -principalmente Inglaterra y Países Bajos- demandan manteca y/o crema de maní, lo que abrió una oportunidad para empresas argentinas que le agregan valor de esa manera.
Propiedades del maní
Como parte de una alimentación balanceada, el maní aporta alto contenido de proteínas; grasas saludables (monoinsaturadas y poliinsaturadas que pueden ayudar a reducir el colesterol LDL y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares) y ácidos grasos omega-3 que se asocian con la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares, la reducción de la inflamación y la mejora de la salud cerebral.
Además, tiene alto contenido en fibra (beneficioso para la salud digestiva); minerales esenciales (fuente de fósforo, potasio, magnesio y zinc que desempeñan un papel fundamental en la salud ósea, la función muscular, la presión arterial y el sistema inmunológico) y niacina (vitamina B3, que colabora con el normal funcionamiento del sistema nervioso, la digestión y el metabolismo de la energía).
También aporta vitamina E, que tiene un importante poder antioxidante que protege las células del daño causado por los radicales libres. Esto puede ayudar a retrasar el envejecimiento celular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
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