Fernando Parrado: montaña, familia y un homenaje a su padre con una línea de vinos para brindarse y brindar

Nando Parrado presentó su línea de vinos, un homenaje a su padre, Seler Parrado, que durante 18 años subía a la montaña para dejar flores en el lugar del accidente de los Andes.

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Nando Parrado. Foto: Alvaro Portillo
Nando Parrado. Foto: Alvaro Portillo

Fernando Parrado, sobreviviente al accidente de los Andes de 1972, lanzó una línea de vinos. El comienzo de su proyecto nació hace cinco años, pero cada botella encierra tantas historias y emociones, esa referencia en el tiempo se queda muy corta.

Él mismo lo explicó mejor: “Todo esto empieza hace 52 años, a raíz de las idas a Mendoza de mi padre, Seler Parrado, que iba al lugar del accidente a dejar flores a mi madre, mi hermana y mis amigos. Desde la primera expedición se conectó con Juan Carlos Franchetti, que vivía en Mendoza, y junto a él fue a la montaña durante 18 años. Así como hay gente que va al cementerio a dejar flores, él iba a esas expediciones al medio de los Andes, a dejar las suyas”.

Las expediciones suponían varios días de preparación, más que nada los primeros años, cuando el camino era incierto y tenían que irlo haciéndolo al andar. La montaña exige respeto, paciencia, esfuerzo, determinación. Por eso el tiempo que estas familias pasaban juntas excedían los cuatro o cinco días que duraba el viaje, había un antes y un después, muchas charlas, mesas compartidas, y las historias que año a año se sumaban.

Nando Parrado y su padre, Seler, en una de las expediciones. Foto: cortesía familia Franchetti
Nando Parrado y su padre, Seler, en una de las expediciones. Foto: cortesía familia Franchetti

Cuando estaba por cumplirse 50 años de aquel milagro en los Andes, Aldo Franchetti (hijo de Juan Carlos) y su amigo Nicolás Fernández Deotto, le propusieron a Parrado la idea de crear una línea de vinos y el uruguayo no lo dudó ni un segundo: sería el mejor homenaje a su padre, que tantos Malbec había compartido con la familia mendocina que ya era también parte de la suya.

Parrado fue a muchas de esas expediciones, pero resaltó que no era por venganza a la montaña ni por sanar nada, sino simplemente por acompañar a su padre: “Fui 11 veces. Si fuera por mí tal vez no hubiera ido, pero iba a acompañarlo a él. Recuerdo aquellas primeras noches de acampar en la montaña, era todo bastante salvaje, luego con los años las peregrinaciones se hicieron más comunes y ya había rutas abiertas y no era tan difícil el camino”, recordó.

Al pie de la cordillera.

Los vinos de Nando Parrado Wines se producen con uvas que nacen en un lugar muy especial: en Valle de Uco, Mendoza, al pie de la Cordillera de los Andes. Especial por dos: por lo que significa para la familia Parrado, y por las características de los suelos y sus alturas, propicios para tener uvas de excelente calidad.

Parrado junto a parte del equipo de Nando Parrado Wines. Foto: Nando Parrado Wines
Parrado junto a parte del equipo de Nando Parrado Wines. Foto: Nando Parrado Wines

El reconocido enólogo Matías Michelini forma parte del equipo de trabajo, en este proyecto que incluye materiales nobles como el hormigón y el roble francés nuevo y usado, buscando darle un carácter único a cada vino.

Botellas llenas de historias.

“En mi vida, por un lado, he sufrido mucho, pero por otro también fui recompensado. Estos vinos no tienen nada que ver con la tragedia de los Andes, sino que tienen que ver con Seler Parrado, mi padre, un hombre que por amor fue 18 años seguidos a poner flores a casi 5.000 metros de altura en las montañas. Este es nuestro homenaje”, señaló Parrado.

Para el lanzamiento, Nando Parrado Wines cuenta con tres etiquetas, cada una con un perfil definido que comienza por el nombre que recibió.

“Fila 9” es un malbec que de alguna manera representa “el inicio a una nueva vida, porque es la fila en la que yo iba sentado en el avión y allí tuve la suerte de sobrevivir”, contó.

Franchetti detalló que se trata de un vino fresco, liviano, elaborado con uvas provenientes de El Peral, Tupungato, Mendoza. Fue fermentado y criado en cemento, sin paso por roble.

El segundo vino, también malbec, fue bautizado “Monte Seler” en honor a la montaña que Parrado escaló para rescatar a sus amigos, y que luego así bautizó en honor a su padre, su gran motivación para seguir adelante.

En este caso las uvas provienen de Gualtallary, Tupungato, Mendoza, y la fermentación es en pileta de cemento, su crianza en barrica de roble francés de 225 litros de segundo uso.

Por último, la etiqueta estrella, un blend de malbec y cabernet franc, llamado “Viejo Seler”: el equipo detrás del proyecto sostuvo que el homenaje a Seler Parrado no es solamente por ser el padre de Nando, sino por haberlo sentido parte de su propia familia. En aquellos años Aldo, por ejemplo, era tan solo un niño, y la llegada de Seler era como de un abuelo.

En este caso las uvas provienen de parcelas de San Pablo, Tunuyán, Mendoza. Su fermentación con levaduras nativas es llevada a cabo en huevos de hormigón entre 15 a 20 días, para luego tener una crianza en barrica de roble francés nueva durante 18 meses.

Los vinos son importados en exclusividad por GDU.

“Hay que brindar por la vida. Gracias a mi padre yo hoy estoy acá, porque siempre fue el faro que me iluminó para salir de los Andes. Cuando uno está tan cerca de la muerte y tiene la posibilidad de volver a vivir, entiende que no hay que desperdiciar esta segunda parte de la única vida que tenemos”, concluyó Parrado.

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