Redacción El País
El sueño es un componente esencial en un estilo de vida saludable, junto con una dieta equilibrada y el ejercicio regular. El sueño prepara el escenario para nuestras actividades diarias. Consiguiendo al menos siete horas de sueño reparador, se puede despertar con energía, pero muchos no alcanzan a dormir ese tiempo diariamente.
Priorizar una buena calidad de sueño es esencial para mantener la vitalidad y prevenir enfermedades como la obesidad, enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, diabetes, entre otras.
La Fundación Nacional del Sueño estadounidense aconsejó que los adultos duerman entre siete y nueve horas por noche. No obstante, menos solo uno de tras adultos en ese país sigue esas recomendaciones, según datos oficiales.
Mientras muchas personas luchan por lograr un sueño adecuado, también enfrentan dificultades con su peso y elecciones alimenticias saludables. Un estudio reveló que individuos que dormían solo cuatro horas consumían 300 calorías adicionales diariamente en comparación con aquellos que descansaban nueve horas.
La falta de sueño altera las hormonas relacionadas con el apetito y la sensación de saciedad: la ghrelina incrementa el hambre y la leptina contribuye a sentirse lleno. Con sueño insuficiente, la ghrelina se eleva y la leptina disminuye. Investigadores analizaron los patrones de sueño de 495 mujeres, su cantidad diaria de alimentos y la calidad de su dieta, encontrando que una mala calidad de sueño estaba correlacionada con una mayor ingesta de alimentos y una dieta de menor calidad.
Alimentos recomendados para un sueño reparador
Según un estudio que examinó la relación entre la duración del sueño, síntomas de insomnio y adherencia a una dieta mediterránea, se sugiere que este tipo de dieta está asociado con una duración adecuada del sueño y menos síntomas de insomnio.
La dieta mediterránea incluye alimentos frescos y naturales; frutas, verduras, pan, papas, porotos, frutos secos y semillas; utiliza aceite de oliva como fuente principal de grasas y consume productos lácteos, huevos, pescado y aves en cantidades bajas a moderadas, limitando el consumo de carne roja y evitando los alimentos procesados. El vino se consume con moderación, pero se recomienda evitar el alcohol cerca de la hora de dormir, puesto que puede interrumpir el sueño.
Los alimentos clave de la dieta mediterránea son ricos en melatonina, serotonina y vitamina D. Investigaciones preliminares sugieren que ciertos alimentos como la leche, el pescado graso, el jugo de cereza agria y el kiwi podrían mejorar el sueño y se ajustan bien en la dieta mediterránea.
Los mecanismos por los que este régimen puede favorecer el sueño aún no están del todo claros. El pescado graso, como el salmón, es rico en vitamina D y ácidos grasos omega-3, que son conocidos por ayudar a regular la serotonina y pueden ser importantes para el sueño. Las cerezas agrias tienen una alta concentración de melatonina, y estudios han mostrado que el consumo de su jugo puede aumentar las concentraciones urinarias de melatonina (aunque se debe tener cuidado con el contenido de azúcar si se quiere perder peso). Además, se hipotetiza que el kiwi puede ayudar con el sueño debido a su alto contenido de antioxidantes, así como de serotonina y folato.
Estas son teorías que requieren investigación más rigurosa antes de establecer conclusiones definitivas sobre el efecto de cada uno de estos alimentos en el sueño.
Este contenido fue hecho con la asistencia de inteligencia artificial y verificado por un periodista de El País.