La Nación - GDA
El cáncer de próstata es una enfermedad que afecta principalmente a hombres mayores de 45 años y es uno de los tipos de cáncer más comunes.
Esta enfermedad se origina en la próstata, una pequeña glándula del tamaño de una nuez ubicada debajo de la vejiga y delante del recto. La próstata produce un líquido que forma parte del semen.
El cáncer de próstata ocurre cuando las células malignas comienzan a crecer descontroladamente en los tejidos de la próstata. Factores como la edad, antecedentes familiares y hábitos de vida, especialmente una mala alimentación, están relacionados con su desarrollo.
El consumo excesivo de carne roja, productos lácteos, alcohol, tabaco y la obesidad son factores que pueden favorecer la aparición del cáncer de próstata. Sin embargo, hay una fruta (aunque generalmente la consideramos una verdura) que puede ayudarte a reducir el riesgo de esta enfermedad: el tomate.
El tomate y sus propiedades protectoras
El tomate se puede disfrutar de muchas formas. Lo que lo hace especialmente valioso es su contenido de licopeno, un potente antioxidante con propiedades antiinflamatorias que ayuda a prevenir el cáncer de próstata.
El licopeno no solo le da al tomate su característico color rojo, sino que también es capaz de neutralizar los radicales libres, protegiendo así las células del daño que puede llevar al desarrollo de cáncer. Un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard indica que el consumo frecuente de tomate puede reducir el riesgo de cáncer de próstata en un 21-43%.
Cómo comer tomate para prevenir el cáncer de próstata
Para maximizar los beneficios del licopeno, es importante saber cómo consumir el tomate. El licopeno es más fácilmente absorbido por el cuerpo cuando se consume con grasas y aceites debido a su solubilidad en lípidos.
Por ello, cocinar el tomate y combinarlo con aceites como el de oliva o girasol puede aumentar su eficacia. Sin embargo, es igualmente beneficioso consumirlo de diversas maneras para mantener una dieta variada y agradable.
De acuerdo con Deissy Herrera Covarrubias, del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, “la cantidad de licopeno que se aprovecha de un tomate depende de su maduración, variedad y forma de cultivo y almacenamiento. Se recomienda consumirlo en salsas, jugos, frito o triturado, acompañado de aceite de oliva o girasol, porque la absorción intestinal mejora con grasas y aceites y con el calor, que rompe las paredes celulares del fruto”.
Además del licopeno, el tomate es una excelente fuente de fibra, vitamina C, potasio, calcio, fósforo y sodio, nutrientes que mejoran la salud del sistema digestivo, cardiovascular e inmune. También tiene un alto contenido de agua y fibra, lo que ayuda a mantener la saciedad y controlar el peso.
Incorporar tomate en su dieta es una forma efectiva de reducir el riesgo de cáncer de próstata. No obstante, es crucial adoptar hábitos saludables en general y realizar chequeos médicos regulares, incluso si no presentas síntomas como dificultad para orinar o sangre en la orina. Cambiar su alimentación y estilo de vida puede tener un impacto significativo en su salud a largo plazo.