La mejor manera de guardar la espinaca para que no se te estropee en apenas un par de días

Guardar las hojas de espinaca de manera adecuada es esencial para preservar tanto su frescura como sus nutrientes. Y para ahorrar en el presupuesto individual o familiar.

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Espinaca.
Foto: Pexels.

El Universal - GDA
La espinaca es una verdura rica en vitaminas y minerales (tanto que Chat GPT la califica como "el alimento más saludable del mundo"), pero se marchita o se convierte en una masa húmeda y oscura tras pocos días en la heladera. Esto es un problema común que, sin embargo, puede evitarse si se aplican ciertas técnicas de conservación.

La espinaca, que destaca por su alto contenido de agua (entre el 90 y 93% de su peso), es particularmente susceptible a la humedad, que acelera su descomposición. Por ello, el primer paso crucial es seleccionar hojas frescas al momento de comprar. Deben tener un color verde intenso, sin manchas amarillentas, y al tacto, ofrecer una ligera resistencia. Si las hojas están marchitas o demasiado húmedas desde un principio, será más difícil conservarlas en buen estado.

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Espinaca saltada.
Foto: Pickpik.

Una de las claves para prolongar la vida útil de la espinaca es evitar lavarla hasta justo antes de consumirla. Al introducirla húmeda en la heladera, se acelera el proceso de deterioro debido al exceso de humedad. Sin embargo, si prefieres guardar la espinaca ya lavada, hay un método eficaz para hacerlo: lava bien cada hoja bajo el chorro de agua, eliminando restos de tierra, y luego déjalas secar completamente. Para esto, un paño de cocina limpio y absorbente será de gran ayuda, y secarlas hoja por hoja garantiza mejores resultados.

Una vez secas, lo ideal es almacenarlas en un recipiente hermético. Un buen truco es colocar capas de hojas de espinaca separadas por papel de cocina, que absorba cualquier humedad residual. Este método mantiene las hojas frescas por más tiempo, hasta aproximadamente cinco días antes de que comiencen a oxidarse o perder sus propiedades.

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Espinaca y lechuga.
Foto: Flickr.

Además de cuidar la frescura, esta verdura es un tesoro nutricional que vale la pena conservar en las mejores condiciones, según la Fundación Española de Nutrición (FEN). La espinaca es rica en vitaminas A, C y K, así como en minerales como hierro, calcio y magnesio, lo que la convierte en un aliado para la salud del corazón, la vista, los huesos y la digestión.

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