Con información de El Universal/GDA
A medida que se envejece, el cuerpo experimenta transformaciones y después de los 50 años, en concreto, es esencial contar con niveles adecuados de ciertas vitaminas para prevenir enfermedades relacionadas con el paso de los años y mantenerse apto físicamente.
La vitamina D es una de las más importantes durante el envejecimiento. Según AARP, una organización que vela por las necesidades y los intereses de los adultos mayores de 50 años, esta vitamina es crucial para la formación de la estructura ósea. Esto es porque puede ayudar a mantener la salud de los huesos y a prevenir enfermedades como la osteoporosis, especialmente en mujeres a partir de la edad mencionada.
Para obtener vitamina D a través de la dieta, se recomienda consumir yema de huevo, pescado de agua salada e hígado. Sin embargo, el cuerpo también la produce naturalmente después de exponerse a la luz del sol.
Además, estimula la función muscular, y contribuye a los movimientos y el soporte del cuerpo. Esta vitamina se encuentra en alimentos como la leche, sus derivados y pescados grasos, además de ser sintetizada por el cuerpo mediante la exposición controlada al sol.
La vitamina B12 también juega un papel esencial en el envejecimiento, especialmente por su impacto en las funciones cerebrales. Necesaria para la producción de material genético, esta vitamina ayuda en la obtención de energía y puede ser útil en la prevención de varios tipos de demencia.
La Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) recomienda una ingesta diaria de 2,4 microgramos, que puede obtenerse a través de proteínas y lácteos.
La vitamina B6 es otro miembro importante de la familia de las vitaminas de complejo B a medida que aumenta la edad. Reconocida por MedlinePlus por su efecto protector cerebral, también es esencial en la metabolización de proteínas.
Esta vitamina puede obtenerse mediante el consumo de atún, salmón, bananas, legumbres, carne de vaca, cerdo y aves, granos enteros, garbanzos y nuces.
La vitamina K, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, es vital para regular el flujo sanguíneo y fortalecer los huesos. Se recomienda una ingesta diaria de 120 microgramos para hombres y 90 microgramos para mujeres, y se encuentra principalmente en verduras de hoja verde.
Finalmente, la vitamina C es un aliado clave para los adultos mayores, ayudando a retrasar el impacto del envejecimiento en el cuerpo. Esta vitamina, conocida por su poder antioxidante, refuerza el sistema inmunológico y promueve la salud de la piel, entre otros beneficios.
Entre las frutas fuentes de esta vitamina se encuentran: cítricos, kiwi, mango, ananá, frutilla, frambuesa, arándano, sandía y melón. En cuanto a las verduras, son las siguientes: brócoli, col de Bruselas, coliflor, morrón, espinaca, repollo, papa blanca, boniato y tomate.